Salman Rushdie expresa el siguiente pensamiento en su libro "Vergüenza": "La vergüenza es como todo: vive con ella por un largo tiempo y llega a ser parte del mobiliario".
Hay una buena razón de por qué las palabras "desvergonzado" y "sinvergüenza" definen la misma conducta. Se sabe que alguien se ha comportado vergonzosamente cuando con sus acciones poco éticas ha comprometido a otros. Un comportamiento desvergonzado es cuando no se tiene ninguna consideración hacia los demás. Todas las sociedades han fijado algún tipo de código para tratar lo que avergüenza.
Hay que tomar en cuenta el buen número de disculpas extendidas por los medios de comunicación para justificarse por sus programas comprometedores en los que no se detecta la más mínima vergüenza. ¿Quién es el ofendido en estos casos? ¿El o los que han sido objeto de insolencias y burlas de mal gusto (sarcásticas)? ¿o el auditorio que se ha reunido para disfrutar el programa? En algunos casos, estos espectáculos son los favoritos de personas morbosas que disfrutan con lo sórdido, lo escandaloso.
Es interesante saber que gran parte de nuestro concepto de la vergüenza está relacionado con el concepto de responsabilidad y se deriva de Asia. Es muy conocida la cortesía de los japoneses, quienes están prontos a disculparse cuando hay alguna falla en sus servicios o sus productos.
A la persona desvergonzada no se le ocurre considerar los sentimientos de los demás. Se dice a sí mismo: "Tengo una enorme responsabilidad, que es conmigo mismo". Así pues, todos los demás deben respetar mis necesidades, mis temores, mis problemas y mis sueños, aunque apenas nos hayamos conocido". Sin embargo tú no tienes derecho a ninguna explicación o disculpa porque mi empresa te haya defraudado, porque mi gobierno no cumplió con lo prometido, porque mis hijos rayaron tu carro en mi presencia, porque mi perro esparció tu basura, etc.
VERDADEROS EXHIBICIONISTAS
El énfasis está puesto en la primera persona y en tiempo presente: "yo… yo... y ahora yo". ¿Qué podría avergonzar a esta persona? Actualmente como consecuencia, nadie sabe dónde el recato debe terminar y la vergüenza comenzar. La vergüenza, escribe Rushdie, no es de la exclusiva propiedad del oriente, pero hay ocasiones cuando sería correcto y muy conveniente envidiar y emular a los japoneses.
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