Cuando hay dudas acerca de cuándo y por cuánto hay que dejar o dar una propina, éstos son algunos datos que ayudarán a despejar estas dudas.
Esta es una corta historia del inicio de la propina. Comenzó en Inglaterra hace algunos siglos, cuando cajas marcadas con el rótulo "Para asegurar un servicio rápido", eran colocadas en las posadas. Los clientes dejaban algunas monedas que servían como incentivo para el posadero y los sirvientes y se les atendía mejor. Más tarde esta práctica de recompensar llegó a ser una gratificación voluntaria por un servicio excepcional.
La razón de esto es meramente económica -es decir, que mucha gente de servicio recibe salarios bajos y realmente dependen de las propinas para su mantenimiento.
Como resultado, no es justo retener la propina a no ser que el servicio haya sido excesivamente negligente o grosero.
Más y más clubes, lugares de recreo, hoteles y aun pequeños restaurantes, agregan a la cuenta un porcentaje por el servicio. Hay que verificar las cuentas de los hoteles así como las indicaciones que vienen al pie de los menús, o si la propina ha sido incluida. En Europa estas anotaciones son una práctica en restaurantes y hoteles. Otro problema con la propina asignada es de cómo es distribuida. En algunos restaurantes la gerencia recoge el dinero de las propinas y lo distribuye entre los meseros, chefs y galopinas. Por lo tanto, si se recibe un trato excepcional en un restaurante en el que la propina es automáticamente agregada a la cuenta, es recomendable darle una gratificación aparte al mesero.
A las recamareras de los hoteles por tan sólo una noche no se les deja propina.
A los "belboys" o botones y porteros, una propina calculada por el servicio prestado.
Con el personal de aerolíneas, guarda tu cartera, pues a éstos no se les permite recibir propinas.
Choferes de taxis, un veinte por ciento de la tarifa en Estados Unidos y Europa.
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