Ya se acabó la primera avenida del Nazas de este año, sobre el lecho seco. Digo primera porque es muy posible que nuevamente en los meses restantes de este 2016 en plena tradicional época de lluvias, la presa El Palmito tenga que liberar precautoriamente un volumen de agua que a la postre derive en nuevas avenidas. Afortunadamente es remoto que éstas sean tan violentas como la que recién acaba de ocurrir ya que las circunstancias son otras.
En fin, lo más importante es desear que las autoridades responsables del manejo de las presas, léase Conagua, hayan adquirido mayor aprendizaje para no tener que liberar un caudal tan grande como el de 650 metros cúbicos por segundo que por horas liberaron, porque suceden las inundaciones como las que se acaban de vivir.
Concluido por ahora este tema, la vida lagunera vuelve a la cotidianidad y en este contexto, antier el ciudadano Alfonso Serrano Facusseh, quien se hiciera famoso a través de las redes sociales, pues con su móvil en mano transmitió una interpelación que él mismo le hiciera con cierto arrojo al alcalde de Torreón, Miguel Riquelme Solís, presentó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Coahuila contra el propio presidente Riquelme y contra Xavier Herrera Arroyo por presuntas violaciones a su derecho a la privacidad que los segundos cometieron al dar a conocer una conversación telefónica que Serrano sostuvo con una telefonista del Simas por motivo de una queja en el servicio.
En la grabación, es notorio que el señor Serrano Facusseh utiliza un lenguaje soez para dirigirse a la empleada de Simas que lo atendió, constituyendo una falta de respeto para con ella, por decir lo menos. Valga decir que la conversación fue con una funcionaria pública, así que eso de la violación de la privacidad no está tan claro; ya lo definirá en primera instancia la propia Comisión de Derechos Humanos.
Por ello es oportuno comentar el contexto en el que se da esta conversación, primero por la notoriedad de Alfonso y ya ahora el trasfondo de su queja. El video en cuestión que le dio fama se suscitó en medio de la situación caótica que vivió la ciudad hace apenas unas semanas producto de las lluvias extraordinarias que se presentaron en la Comarca y que dejó en claro que esta zona metropolitana lejos está de contar con un sistema de drenaje pluvial que evite el colapso temporal urbano que vivimos los laguneros.
Las inundaciones provocaron que muchos hogares permanecieran parcialmente bajo las aguas, ocasionando pérdidas en miles de patrimonios familiares. Además de los daños, los grandes encharcamientos generaron el brote de aguas negras que emergían del drenaje sanitario y que se mezclaban con las que dejaron las tormentas, combinando un asqueroso caldo infeccioso para miles de ciudadanos.
Así en medio de la contingencia, Riquelme Solís se encontraba en una colonia observando los trabajos de desagüe que ahí se realizaban y fue cuando Serrano lo interpela con una molestia totalmente justificada por el estado en que se encontraba la ciudad en ese momento y que como ciudadano tiene todo el derecho de protestar ante la primera autoridad de municipio. Es entonces cuando el alcalde Riquelme comete el yerro de pedirle que no lo grabe y que apague esa función de su teléfono. Ante la negativa del interpelante de acatar el petición de apagar el celular, el rostro y la actitud del presidente se muestran hoscas y segundos después de indiferencia, le pide al gerente de Simas, Javier Herrera, que se ocupe de Serrano, quien con la misma actitud de su jefe, desdeña al quejoso.
La publicidad que adquirió ese suceso vía redes y medios de comunicación que consignaron el hecho, propiciaron que como era natural el señor Alfonso Serrano cobrara fama pública. Pero también mostró esa intolerancia que ya en ocasiones pasadas ha enseñado Miguel Riquelme cuando enfrenta ácidos cuestionamientos.
Así pues, el resultante de todo este sainete es que por un lado, Alfonso Serrano Facusseh si bien se mostró valiente al encarar a Riquelme en la calle y reclamar un asunto con razón, pero a la vez de forma altanera, al darse a conocer la llamada telefónica que éste sostuvo con la operadora de Simas mostró que no es sólo altanero, sino déspota y zafio, pero al fin se trata de un ciudadano común.
En cambio la actitud de Miguel Riquelme es digna de preocupación, puesto que se trata posiblemente del próximo gobernador del estado de Coahuila, que lo último que necesita es un gobernante prepotente, con comportamientos como el del video de Serrano.