Temas. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (d), y el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
La Unión Europea propuso ayer sanciones a los países que rechacen migrantes y refugiados y pidió una posición más colaborativa para el tema migratorio, resaltó una nota publicada en el portal de El País.
La Unión Europea (UE) mostró ayer su agradecimiento al primer ministro japonés, Shinzo Abe, por aceptar incluir su petición de abordar la crisis migratoria y de refugiados en la agenda de la cumbre del G7, en la que la UE instará a los países más industrializados a implicarse más en su gestión y causas.
"Esta es una crisis global y ningún país tiene la clave para resolverlo. Por ello, tenemos que crear una concienciación global y animar a otros a acelerar sus esfuerzos", indicó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en una declaración a la prensa junto a Abe y su homólogo de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker.
El primer ministro nipón está en Bruselas para participar en una cena de trabajo con Tusk y Juncker a fin de hacer un balance de las relaciones bilaterales y preparar la cumbre del G7 que se celebrará en el parque natural de Ise-Shima, en el centro de Japón, el 26 y 27 de mayo.
"La comunidad internacional necesita reconocer que países como Líbano o Jordania proporcionan un bien público global asistiendo a refugiados", que a juicio de Tusk "debe ser financiado por la comunidad internacional".
Juncker dijo que la comunidad internacional "debe hacer su parte a la hora de ayudar a reasentar a refugiados", y recordó que los fondos fiduciarios que la UE ha creado para afrontar causas raíces de la migración en África y Siria "están abiertos a otros donantes".
Abe señaló que la comunidad internacional se enfrenta a desafíos como la desaceleración económica global, el terrorismo, la migración o los refugiados, por lo que vio "importante que el G7 trabaje con unidad para responder" ante ellos.
En esa línea, manifestó su "profundo respeto" por la acción de la UE ante "asuntos difíciles como el terrorismo y los refugiados".
Tusk indicó que la UE debe contribuir a "la estabilidad en vez de a la inestabilidad global", y defendió "hacer todo lo que esté en nuestro poder para dispersar incertidumbres". "No hay duda de que el cumplimiento exitoso de la revisión en curso del programa de Grecia reforzará la confianza", afirmó.
En ese sentido, recordó que ha "urgido a los ministros de Finanzas a lograr un acuerdo muy pronto" y dijo que espera "que sea a finales de mayo cuando nos reunamos por la cumbre del G7, cuando la implementación del programa de Grecia sea positivamente evaluada".
"Quiero animar a todos los ministros e instituciones a redoblar sus esfuerzos para finalizar la revisión", agregó. Juncker apuntó que "necesitamos combinar nuestras fuerzas para promover el crecimiento y la inversión", y celebró que Japón haya incluido ese tema en la agenda de la cumbre del G7 a la vez que invitó a los inversores japoneses a participar en el fondo europeo para inversiones estratégicas.
Pidió además "trabajar juntos para hacer nuestras economías más transparentes y justas, principalmente en lo que concierne la lucha contra la evasión de impuestos". Abe dijo que buscará un acuerdo en el G7 sobre que la necesidad de una "movilización fiscal flexible" junto a una aceleración de reformas estructurales, para revitalizar la economía global.
Condenapara 26 en Bélgica
El tribunal correccional de Bruselas condenó a 26 personas a penas de entre 8 meses y 7 años de prisión, en algunos casos provisional, por haber participado en las actividades de un grupo terrorista, entre ellos Najim Laachraoui, uno de los kamikazes del aeropuerto de Zaventem.
En el caso de este último, fue condenado a cinco años de prisión firme, de la que escapa "por defecto", ya que falleció durante el ataque al aeropuerto, informó la agencia Belga de noticias.
El tribunal absolvió a cuatro de los sospechosos, incluido un imán del barrio bruselense de Anderlecht contra quien se pedía una condena de doce años de prisión.
En su fallo, el tribunal insistió en el hecho de que los condenados viajaran a Siria por razones ideológicas y religiosas, y no (como ellos afirmaban) para combatir al régimen totalitario de Bachar Al-Assad.
También precisó que eran "frágiles y fanáticos, dispuestos a todo para que se hable de ellos", y que en ese sentido representan un peligro para la sociedad.