Salvo un cambio de última hora, el día de hoy se presentará al pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, un proyecto de sentencia que concede el Amparo de la Justicia Federal a una mujer que alega que la ley que le prohíbe abortar es violatoria de sus derechos fundamentales como persona humana.
El proyecto de sentencia será presentado por el ministro Arturo Zaldivar, quien considera que el aborto es un derecho de la mujer relacionado con el libre desarrollo de su personalidad, porque el deshacerse del hijo que lleva en sus entrañas le facilita el plan de vida que se propone realizar, y concluye el proyecto que el Estado está obligado a garantizar un aborto seguro y gratuito.
Entre otras consideraciones, el ministro Zaldivar asegura que el aborto debe ser regulado sin discriminaciones y en perspectiva de género, porque la prohibición vulnera la autonomía y la dignidad de las mujeres embarazadas que desean abortar. La opinión del ministro está en línea con un criterio que campea en la Organización de las Naciones Unidas, según el cual el embarazo no deseado es una forma de tortura en contra de la mujer encinta.
El proyecto del Ministro pone de manifiesto una deshumanización y un desprecio por la vida y los derechos del niño, que ponen los pelos de punta. Además establece una oposición dialéctica entre los derechos del niño y de su madre, que es causa de división entre los mexicanos y de rompimiento del tejido social en su parte fundamental que es la relación madre hijo.
El aborto implica causar la muerte del individuo humano en el seno de su madre. Desde tiempos del Derecho Romano se considera al niño por nacer como persona jurídica que es titular de derechos, y el Derecho Civil Mexicano sostiene esa postura hasta nuestros días, reconociendo a la creatura por nacer el derecho de heredar.
Sin embargo, diversas tendencias promovidas desde centros de poder internacional interesados en acabar con la familia natural, impulsan el aborto con propósitos de ingeniería social y control de la natalidad.
A esas tendencias responde la legalización del aborto aprobada por la Asamblea Legislativa del entonces Distrito Federal el 24 de abril de 2007, mediante una ley que generó políticas públicas de apoyo a la práctica gratuita del aborto, por instituciones de gobierno que habiendo sido creadas en pro de la salud, ahora son utilizadas como centros de exterminio.
Una vez aprobada la ley fue objeto de una controversia constitucional planteada por la Procuraduría General de la República en tiempos de Felipe Calderón, y el 29 de agosto de 2008 la Suprema Corte resolvió que la ley que promueve el aborto no es inconstitucional, porque a juicio de la Corte el texto de la Constitución General de la República no dice de modo expreso que (la Constitución) proteja la vida humana precisamente desde el momento de la concepción.
Lo anterior es una aberración porque contrario a lo resuelto, la Constitución Mexicana protege la vida humana en su plenitud, en cuanto a que no hace distinción alguna respecto a que tal derecho a la vida excluya a un niño en formación, a un anciano, a un discapacitado, o a cualquiera persona que se considere un estorbo para los planes de otra.
Frente a la tendencia inicua que es objeto de comentario, en diez y ocho Estados de la República a petición de la sociedad civil, legisladores que están en favor de la vida modificaron en cada caso la Constitución de esas entidades federativas, para el efecto de enfatizar en forma expresa e inequívoca que la protección constitucional de la vida humana, inicia al momento de la concepción. Lo anterior implica que si el proyecto abortista que propone el ministro Zaldívar es aprobado por el Pleno de la Suprema Corte, además de agravar la ruptura del tejido social que ya existe, será causa de un conflicto de leyes a nivel de pacto federal, en torno a la protección de los derechos del niño.
El tema del aborto es cosa de vida o muerte. Los grupos de la sociedad civil que son defensores de los derechos del niño anuncian que el día de hoy se manifestarán frente al edificio de la Suprema Corte en la Ciudad de México, y con un ecógrafo conectado a un aparato que amplifica los sonidos diez mil veces, harán sonar los latidos del corazón de un niño en el vientre de su madre, para que los ministros escuchen la voz de los que no tienen voz.