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Rapados

Diálogo

YAMIL DARWICH

De nuevo, los trabajadores -me niego a escribir profesores- dieron muestra de incivilidad, rapando y vejando a compañeros que tienen la intención de regresar al salón de clases y someterse a capacitación docente.

El vello corporal, particularmente el pelo de la cabeza, para las diferentes culturas del mundo y a través del tiempo, se ha utilizado para referirse al poder y hasta salud corporal; la barba crecida -como complemento en los varones- representa fortaleza y virilidad y en la mujer, en cambio, particularmente en los últimos tiempos, eliminándolo exhibe la pulcritud corporal y salud de cuerpo y espíritu, al grado de llegar a quemarse la piel con rayos lasser, creándose así lesiones permanentes.

De la prehistoria tenemos antecedentes de su uso por líderes, brujos y shamanes manteniéndolo largo, quienes además llegaban a hacerse trenzas con ellos o arrojarlos al fuego para ejercer sus artes adivinatorias.

De hecho, con el paso de los siglos, fuimos perdiendo pelo corporal, tal vez por el uso de pieles protectoras contra las inclemencias del tiempo o por su pérdida de utilidad para la sobrevivencia, según Desmond Morris, en su libro "Zoológico Humano" .

Entre los pueblos primitivos, el pelo era representativo de estratos sociales: largo y/o recogido, de reyes -Hammurabi lucía peinados bajo sus tocados- y corto, casi rapado, para esclavos o de baja estirpe.

Los faraones y sus cortes lo consideraban impuro y poco estético, de ahí que se raparan y Cleopatra lo desprendía de su cuerpo -al parecer no era lo bella que nos han inculcado- luego del baño con leche de burra.

Para los antiguos israelitas, el cabello largo era representativo de quienes servían a Dios y las mujeres mantenían sus largas cabelleras como signo de feminidad. Recuerde a la Magdalena, que en muestra de entrega, sumisión y hasta adoración, secó los pies de Jesús con su pelo.

En la India, el pelo representa sabiduría y comunión con Dios; el de la cabeza, incluidas largas y cuidadas barbas, muestra del conocimiento y entendimiento de la naturaleza. Siddartha es ejemplo, igual que Buda para los chinos. El Tibet es excepción.

El europeo medieval también dio especial significado de valor a los pelos de la cabeza; los reyes lo cuidaban y exponían como muestra de su posición y poderío; los religiosos, como penitencia y desprecio corporal, comparado con el espíritu. Algunos, ufanos, afirmaban nunca haberse bañado.

Los aborígenes de América también le daban sentido de divinidad, poder, sabiduría y dominio de sí.

Con tales antecedentes, los constructos emocionales, en relación a la cabellera humana, tienen especial sentido de valer humano y en casi todas las culturas, rapar la la cabeza, es muestra de degradación y/o desprecio. Los presos en cárceles de muchos lugares del mundo deben mantenerlo corto, incluso a rapa.

Recuerde el castigo aplicado a las prostitutas o detenidos en centros de castigo para menores: raparlos.

De alguna manera representa el pudor encubridor del cuerpo y perder el pelo en manos de otro humano es degradación y extremo abuso a la persona.

Cuando los integrantes de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación amenazaron y luego raparon a sus opositores, seguramente ignoraban el grado de abuso emocional que cometían; comprendiendo el inconsciente primitivo, sin duda los degradaron vejándolos psicofisiológicamente.

Ahora, los ofendidos piden la participación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y otras instituciones de vigilancia social; hasta la fecha no hay respuesta satisfactoria. El gobierno estatal deberá aplicar la ley, por agresión y daño moral.

En tales casos, es sobrada la justificación para actuar y detener esos bárbaros posmodernos.

En otros "diálogos" hemos insistido en la educación como medio para que México supere el estado de "vías de desarrollo" y para lograrlo hay dos actores importantes y absolutamente necesarios: los alumnos y los profesores. Nos faltan muchos de los segundos.

Nuestra tragedia: la educación de México está en manos de los bárbaros y, más triste aún, parasitando a los estados en profunda pobreza, que requieren de especial atención, siendo además los que padecen de pésima calidad educativa, como: Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán y parte del Estado de México.

El gran reto de la administración de Peña Nieto, es la Reforma Educativa, a la que se oponen algunos pseudo-profesores insistentes en mantener sus privilegios y continuar viviendo del presupuesto y hasta cometiendo abusos en las personas que quieren aportar en el noble oficio de educar.

Mantengámonos atentos a los acontecimientos, que tienen enorme importancia para iniciar la Reforma Educativa, que incluya desde primaria hasta posgrado la calidad que nos lleve al cambio, aunque tengamos que esperar lustros para disfrutar los resultados.

Iniciando el verano, también es tiempo de valorar y tomar decisiones referentes al estudio de nuestros familiares menores; y… ¿Usted ya sabe a quiénes va a encargarle la educación de sus hijos?

ydarwich@ual.mx

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