Suhila y Nour, dos de los refugiados sirios que viajaron a Roma con el papa desde la isla griega de Lesbos y ahora comienzan una nueva vida, agradecen al pontífice su gesto y aseguran que Francisco ha hecho más por ellos "que cualquier líder musulmán".
Estas dos mujeres llegaron a Italia junto a sus familias procedentes de Siria: la primera de Deir ez-Zor, en territorio controlado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI), y la segunda desde la periferia de Damasco, una zona enfrascada en cotidianos enfrentamientos.
Suhila, costurera y ama de casa, está casada con Samy, profesor de Historia, y tienen tres hijos: Rachid, de dieciocho años, Abdel Majid, de dieciséis, y la pequeña Al Quds, de cinco.
Nour era microbióloga en la Comisión de la Energía Atómica siria, por lo que habla perfectamente inglés y francés, y está casada con Hasan, jardinero, con quien tiene un hijo de tres años, Rifat.
Ambas familias componen el grupo de 12 refugiados que fueron seleccionados para abandonar el campamento de Kara Tepe en Lesbos y volar a Roma con el papa, que el pasado sábado visitó esta isla helena, destino de miles de personas que huyen del conflicto.
Ahora comenzarán a aprender italiano en la escuela de idiomas que la organización humanitaria San Egidio tiene en la capital italiana y ayer recibieron con paciencia a los numerosos medios que se han interesado por su historia.
"Yo le aprecio (al papa) y se lo agradeceré siempre porque nos ha concedido una oportunidad y ha ofrecido un bello futuro a mi hijo."