Precavido. Jaime Rosas Hernández, quien trabajó siete años como lavaplatos en Pleasanton, California, aseguró que el próximo presidente de EU no es el diablo, pero sí un ser malo.
Ante el temor de que haya redadas y deportaciones, el migrante poblano Jaime Rosas Hernández prefirió dejar Pleasanton, California --donde trabajó siete años como lavaplatos--, para volver a su pueblo natal, San Miguel Zoapan, en Tlachichuca, a las faldas del Pico de Orizaba. Jaime aseguró que el próximo presidente de EU no es el diablo, pero sí un ser malo, capaz de dañar a los latinos y a sus propios connacionales.
Comentó que otros paisanos, al momento de su partida, comenzaron a planear el retorno a sus pueblos en México, aunque algunos más cuestionaron su regreso.