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Kachit Krongyut, un pastor de ganado en Tailandia, encontró en febrero pasado mientras realizaba su labor, el pie de un bebé que sobresalía de entre la tierra. Era de un recién nacido que había sido dejado ahí en un hoyo de unos 20 centímetros de profundidad.
'Primero pensé que alguien había enterrado a su mascota viva, pero entonces vi un pie. Intenté calmarme y llamar por ayuda. El bebé estaba enterrado boca abajo”, dice Krongyut, según informa ‘The Daily Mail’.
El niño fue entonces trasladado al orfanato local, donde descubrieron que además había sido apuñalado 14 veces antes de ser puesto boca abajo en la tierra, sólo días después de haber nacido. Al parecer, fue la presión del suelo sobre su cuerpo, al haber sido enterrado, lo que evitó que sus heridas lo desangraran.
Ahora, ocho meses después de que fue rescatado, Aidin, como se le ha nombrado al niño, encontrará un final feliz con la pareja sueca que lo ha adoptado.
La policía además siguió el rastro de las huellas donde el bebé fue encontrado y así dieron con la madre, una mujer de 42 años que ya fue acusada de intento de homicidio.
