El Comité Olímpico Internacional (COI) preparó para el evento deportivo que recién terminó en Río de Janeiro una campaña llamada: "Olimpic Peace". Con un lema que en español decía: "Juntos podemos cambiar el mundo". Los objetivos de esta campaña eran promover el deporte olímpico como factor de unidad entre culturas, igualdad de la condición humana y presentar al deporte como promotor de la paz. ¿Puede la dimensión lúdica y de entretenimiento orientarse a la construcción de paz?, revisemos dos situaciones que se dieron es estas olimpiadas.
El equipo olímpico de atletas refugiados. En la ceremonia de inauguración aparecieron 10 competidores que tuvieron que abandonar su país por distintas causas. Fue la primera vez que se presentó un equipo de esta índole en las olimpiadas, una muestra de la postura del comité organizador ante situaciones vulnerables de la humanidad, y un acto que visibiliza el trabajo de muchas personas e instituciones en el mundo en favor de la reconstrucción de vidas humanas.
Según el informe presentado por Naciones Unidas el 20 de junio de este año, actualmente hay 65 millones de personas desplazadas en el mundo, si estos seres humanos formaran una nación, estarían entre los 20 pises más poblados del mundo. Según el informe de la ONU las causas de la migración forzadas son múltiples, e incluye casos como las personas que abandonan Cetro América a causa del conflicto entre pandillas o los que salen de Sudán del Sur huyendo de grupos criminales.
Así, la migración forzada no solamente es a causa de las manifestaciones más claras de la guerra, como pueden ser los bombardeos, además, incluye otros factores que imposibilitan la vida digna en los lugares de origen. Por lo tanto, si el COI decide tomar partido por los desplazados, tendría que abrir la posibilidad para que migrantes y sus descendientes tengan la opción de competir representando a la nación que se vieron obligados a dejar, o que puedan participar bajo otro símbolo que no sea el de los Estados-Nación, o simplemente como miembros del género humano.
La participación de Kosovo. Una delegación de 8 atletas representó a la provincia autónoma de Kosovo, obtuvieron una medalla de oro en la disciplina de yudo femenil. Esa región declaró su independencia en 2008, es reconocida su independencia por 108 de los 193 miembros de ONU, ese organismo no le ha otorgado reconocimiento oficial. Es la primera vez que el COI valida la participación de una región de forma independiente antes de que la ONU le reconozca la independencia.
En Kosovo existe un conflicto étnico entre albanokosovares y serbios, con un historial de actos de limpieza étnica en ambos lados. Los bombardeos por parte de la OTAN en 1999 dieron como resultado fáctico la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK). Dicha misión ha liderado dos grandes procesos: uno, la normalización de la milicia separatista, el Ejército de Liberación de Kosovo, integrándola en actividades de atención a refugiados, seguridad pública y empleo a excombatientes; dos, ha promovido la creación de estructuras de gobierno local, como lo son un parlamento y una constitución. El gobierno serbio ha denunciado en distintas ocasiones que la misión de la ONU actúa claramente a favor de la separación de un territorio de Serbia.
Visibilizar una de las mayores crisis que vive la humanidad en la actualidad, como lo es el desplazamiento forzado, abona a la divulgación de las consecuencias de las distintas formas de violencia, pero está lejos de ser una atención a las causas estructurales de la violencia contemporánea. Ayudar a separar a dos que están peleando, tampoco es un proceso que transforme la relación desigual que da origen al conflicto. Sin duda el deporte puede ser usado para la promoción de la paz, sin embargo, en los pasados juegos olímpicos no se avanzó mucho en presentar formas creativas para integrar la dimensión lúdica a procesos de paz estructural.
David Pérez
Twitter: @davidsecular
