Martín Bravo gambetea y encara el área de Óscar Pérez como si fuera un joven de 22 años. Su llegada al equipo lagunero ha significado convertirse en uno de los mejores anotadores y de los más aclamados del equipo.
El sudamericano corre como un novato pidiendo una oportunidad; a pesar de su experiencia en equipos como Pumas, Bravo no pierde la esperanza de ser ese jugador referente que alguna vez fue cuando estaba en la capital mexicana.
Dicen que las recompensas llegan si luchas por ellas, y de nueva cuenta, a Martín le llegaba la suya con el primer gol del encuentro.
Martín Bravo encontró una racha ideal, cuatro goles en tres partidos. Dos en liga y los restantes en Concacaf Liga de Campeones; su actitud le daba ese plus que el equipo lagunero necesitaba: velocidad y dinamismo. Tal y como lo dijo Luis Zubeldía en la conferencia de prensa previo a enfrentar a LA Galaxy la semana pasada.
Actualmente, el exdorado es pieza fundamental en la táctica ofensiva del joven estratega argentino, al terminar la primera mitad el Santos Laguna ya estaba arriba tres goles a cero.
La actuación de Luis Mendoza a lado de Bravo fue efectiva; fueron capaces de meter tres dianas a una de las mejores defensas del torneo; el cotejo fue completamente santista.
CONTRASTES
En la segunda mitad el equipo frenó motores, les cedieron la bola a los hidalguenses y Marchesín respiraba peligro. Los jugadores del Pachuca se acercaban, pero la destacada actuación de Jesús Molina frenaba todo tipo de intento tuzo.
La afición se lamentaba de ese brusco cambio; el dominio de balón que empezó a tener el plantel de Diego Alonso debilitó por completo al Santos. El gol no se hizo esperar, y Jonatham Urretavizcaya acortó distancias.
Posteriormente Érick Gutiérrez hizo su parte y dejaba una emocionante recta final que al aficionado lagunero ponía de nervios. Se tocaba la frente y sudaba a pesar del clima frío que se sentía en el Corona.
Santos aguantó hasta el final, el resultado era favorable para los Guerreros, cosa que los aficionados celebraban, incluso una gambeta de Agustín Marchesín a un delantero del Pachuca fue venerado, cómo una cereza que adornaba con elegancia un pastel.
De nueva cuenta, los tres puntos fueron gritados con mucho furor. Los aficionados gozan y celebran, su fiesta lagunera se hacía presente antes de tener el compromiso más importante de lo que va del año: las semifinales de la Concacaf.
Por lo pronto, los pupilos de Luis Zubeldía llegaron al tercer sitio dependiendo que hagan hoy sus rivales directos; el espíritu ganador se percibe. Las actitudes como la del jugador argentino Martín Bravo se transmiten de manera contundente. Es una fórmula tan eficaz que la afición se le rindió mientras pasaba por el túnel de jugadores.
En la tribuna, hay quienes nunca dejan de apoyar al equipo de sus amores.
