Willy González, periodista regio, cuenta en su columna que no comprende por qué la afición lagunera abandonó a su equipo en el estadio. El regiomontano, que estuvo presente en el TSM para observar el partido entre Guerreros y Rayados, y se sorprendió al ver que la otrora Casa del Dolor Ajeno no presentara un lleno para el duelo.
González no exagera al catalogar al TSM como uno de los 3 mejores escenarios de futbol del país, junto al nuevo estadio del Monterrey y al de Chivas. Es cierto que cualquier equipo de México desearía tener las instalaciones que tiene Santos. El Corona es cómodo, moderno y lindo a la vista. Por ello, al neoleonés no le parecen sólidas las excusas que dan los aficionados para ausentarse del futbol: la relativa lejanía que tiene el estadio del centro de la ciudad, los precios y el horario.
El problema no es la distancia sino las dificultades para arribar al estadio. Por supuesto que en automóvil el tiempo de llegada al estadio desde el centro ronda entre los 20 minutos, pero para la gente que carece de medio de transporte propio y debe recurrir al servicio público esos 20 minutos se convierten en más de una hora. Y al terminar el juego la cosa se complica porque aunque hay camiones que cubren varias rutas especiales del TSM a la ciudad, debido al horario es difícil regresar a casa si hay que transbordar porque la mayoría de las rutas habituales han cesado labores.
Es cierto que los precios dentro del estadio son similares a los que hay en los estadios de Monterrey y Guadalajara, los que no son para nada similares son los salarios que se pagan en las capitales de Nuevo León y Jalisco a los que perciben los laguneros. Regiomontanos y tapatíos tienen mayor poder adquisitivo que torreonenses, gomezpalatinos o lerdenses.
Es verdad, es una lástima que el público no llene el Estadio Corona cada quince días para apoyar a su equipo como se supone que es debido. Tal vez las prioridades económicas de los laguneros son otras, o tal vez ahora que regresó la vida nocturna a la ciudad hay más opciones para salir un viernes con los amigos. Ir o no ir al estadio no los hace mejores o peores aficionados.
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