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Saque de Banda

René de la Torre

A diferencia de países como Argentina, en México aún es posible asistir a un estadio de futbol con la familia entera, sin embargo, como en concierto de Molotov, las golpizas, botellazos y la violencia verbal suben de tono año con año.

Luego de los lamentables sucesos que casi cuestan un veto al Estadio Corona, por segundo año consecutivo, la directiva albiverde decidió tomar medidas y entre ellas se incluyó el quitar de manera oficial el mote de "La Casa Del Dolor Ajeno" al inmueble de la carretera Torreón-San Pedro.

En tiempos donde hay que cuidar muy bien lo que dices para no enviar mensajes equivocados, la medida tomada por la directiva parece acertada. El mote incitaba al sufrimiento del rival y contrastaba con la idea de fomentar la paz y la sana convivencia no sólo en el estadio sino en la vida diaria.

Lo cuestionable, desde mi punto de vista, radica en que se impuso un nuevo apodo al recinto que no comulga del todo con la afición. "El Templo Del Desierto" no surgió desde la tribuna, ni de una épica narración o de las palabras de uno de esos dioses en camiseta que vivieron tardes de gloria en la otrora Casa Del Dolor Ajeno. "El Templo Del Desierto" surgió desde un escritorio donde el futbol es percibido como un costoso show que traiciona la voluntad de los espectadores.

Los Guerreros nuevamente disputan la liguilla en búsqueda de la sexta estrella e invitan a sus seguidores a volver a sus raíces y desatar la Santosmanía como en aquel Invierno del 96 cuando el sol y el calor también jugaban de local, pero al mismo tiempo cortan de tajo parte de la identidad albiverde imponiendo un mote áspero como la arena del desierto al que hace referencia.

Delatorremarquez@gmail.com

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