No lo dice, pero a Luis Zubeldía se le nota la molestia. Los gestos no mienten y al técnico argentino lo traicionan las muecas. Y no es para menos. A escasos dos días de arrancar el torneo le quitaron a uno de sus pilares en el mediocampo. Más allá de si el Pulpo era un jugador del gusto o no del aficionado, lo cierto es que su presencia en el campo era -por lo menos para Zubeldía- elemental.
Luis comenzó los trabajos de pretemporada contando con Diego Hernán e hizo la planeación del equipo con González como una parte medular del accionar de los Guerreros. Pero el Pulpo y Racing tenían un romance a la sombra de Zubeldía que terminó en el regreso del mediocampista a su país.
Cuando Zubeldía tomó el mando albiverde, al hacer la evaluación del plantel que tenía, optó por relegar al banquillo a Javier Abella. El técnico no estuvo conforme con su desempeño y César Ibáñez fue quien recorrió la pradera derecha con buenas actuaciones hasta que recayó en la lesión. Abella Fanjul regresó a la titularidad pero Luis tenía claro lo que quería, y no era al primo de Layún en el once inicial.
El técnico de los Guerreros solicitó a su directiva un lateral derecho cuando supo que Abella partiría a Juegos Olímpicos y cuando el chico que sería su sustituto se fracturó, pero con la llegada de Cuero se cerraron las incorporaciones al cuadro lagunero. La salida de Abella antes de terminar el primer tiempo en Veracruz fue un claro mensaje a su directiva, además, por supuesto, de un jalón de orejas a su jugador. La Liga MX no da tiempo para agarrar ritmo si es que quieres competir.
Luis Zubeldía debe encontrar pronto la manera de trabajar con lo que su directiva le dio y encontrar un estilo de juego que se adapte a las características del plantel. Aún con las bajas que se han presentado, tiene una plantilla aún mejor que la del semestre anterior. Sólo hay que acomodar bien las piezas para armar el rompecabezas.
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