Avanzan las semanas y con ellas el Apertura 2016, pasan las jornadas llevándose de a poco las aspiraciones albiverdes.
Previo a cada jornada, el aficionado lagunero, de manera optimista dice "necesitamos hacer X cantidad de puntos de los X que restan para cerrar bien", voltea a ver a los rivales que faltan por enfrentar y piensa "sí les ganamos".
Este pensamiento idealista ha acompañado al aficionado durante todo el torneo gracias a la nostalgia de tiempos memorables del equipo, en que, conformado por grandes jugadores, se plantaba en la cancha a sacar la victoria con cierta seguridad.
Los tiempos han cambiado, desde que Orlegi tomó el timón de los Guerreros, los planteles con figuras desaparecieron para darle cabida a jóvenes promesas con paso intermitente en planteles europeos y sudamericanos.
Es cierto que Darwin y Benítez -por citar algunos- llegaron sin hacer mucho ruido al futbol mexicano, pero ya traían un bagaje significativo cuando aterrizaron en este desierto. Chucho había participado con Ecuador en el mundial de 2006 y Quintero venía de ser uno de los mejores goleadores en Colombia. No eran jugadores cualquiera. Su capacidad estaba probada.
Ahora, la directiva albiverde ha apostado por hacer contrataciones de futbolistas "promesa" con la esperanza de encontrar en uno de ellos al próximo refuerzo carísimo del América. Pero la realidad es que ninguno de los que ha llegado está siquiera cerca de serlo. Hoy no hay diferencia alguna entre los extranjeros que llegan a Santos y los que llegan a Jaguares de Chiapas.
A su llegada, Mauricio Cuero dijo que anotaría de 10 a 15 tantos en la presente temporada. Era claro que no sabía a dónde estaba arribando. Hinestroza tuvo un triste paso por el futbol español, al grado que los hinchas del Real Zaragoza imploraban su salida a finales del torneo pasado. Basta con escribir su apellido en el cuadro de búsqueda en Twitter para encontrar los comentarios mencionados y a Rabello la camiseta 10 simplemente le queda enorme. Armenteros juega en una posición que no le corresponde y se nota, no es el mismo que repartía talento en la selva.
Jonathan Rodríguez se cuece aparte pero tampoco ha sido el delantero 'killer' que el club necesita. Santos tiene que empezar a hacer contrataciones de gente probada si no quiere que la historia vivida en 2006 se repita.
Llorar en la tele no da un mejor cociente en la tabla del descenso.
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