Llegada. Jared Harris (izq.), Javier Bardem, Charlize Theron, Jean Reno, Hopper Penn, Adele Exarchopoulos, Sean Penn, Zubin Cooper y Matt Palmieri.
Sean Penn presentó ayer en Cannes The Last Face, un filme que denuncia los conflictos humanitarios en el mundo, pero también una historia de amor, porque el cine debe entretener, pero sólo si "el entretenimiento no es sinónimo del comportamiento de Donald Trump".
Lo que las crisis humanitarias, el problema del hambre, hacen es "alejarnos de nuestra humanidad". Encontrar "belleza a nuestro alrededor es una forma de buscarle una solución, pero lo que consideramos belleza es más bien una perversión. Y eso es lamentable", reflexionó el realizador.
Protagonizada por Charlize Theron y Javier Bardem, The Last Face recibió duras críticas tras su primer pase para la prensa en Cannes, a cuyo fin hubo abucheos, lo que no ha impedido al director asegurar que la defiende "tal y como es", aunque señaló que "todo el mundo tiene derecho a su opinión".
Una película pretenciosa y grandilocuente que busca la belleza -especialmente de Charlize Theron- en medio del caos de varios conflictos en África, sobre todo en Sierra Leona, donde se desarrolla la historia de amor de estos dos médicos cuyo trabajo está centrado en la ayuda humanitaria.
Unos médicos que pueden ser los héroes de la historia, aunque en realidad son la gente de esos lugares, que tienen "vidas extremadamente difíciles, los verdaderos héroes", en opinión de Penn.
Al respecto, Bardem señaló que para él los héroes del mundo actual son "la gente normal que trata de alimentar a sus hijos con un salario horrible o sin trabajo", aunque también valoró el trabajo de médicos como el que interpreta y citó el caso del último pediatra que quedaba en la zona controlada por los rebeldes sirios y que falleció en un bombardeo hace pocos días.
"Lo que hacen es tan grande y tan inalcanzable para mí que yo los llamaría héroes", agregó el actor español.
Mientras, Theron expresó su admiración por las personas que trabajan en esas "brutales condiciones en lugares de conflicto, entre el dolor y el sufrimiento".
Y también señaló, por lo que ella ha conocido durante el rodaje, esas personas no se creen más importantes por el trabajo que realizan. No lo hacen por eso ni por una cuestión de ego, sino porque conectan con la gente con la que viven y a la que quieren ayudar, indicó.
"Es lo ultimo en lo que pensarían. Solo piensan en la inmediatez de lo que hay que hacer", resaltó.
Penn se mostró de acuerdo con Theron sobre el "maravilloso trabajo que hacen estas personas en el terreno", pero reconoció que la historia le atrajo por el hecho de que aunque desarrollan esa labor de manera altruista, también lo hacen por la necesidad de sentir la adrenalina.
Elle Fanning, toda una realidad
Con 18 años recién cumplidos, Elle Fanning ya no es una promesa, como lo demostró en Cannes con The Neon Demon, un complejo filme de Nicolas Winding Refn, en el que brilla por encima de sus compañeros y de la propia historia, pero la joven asegura que lo más importante "es ser normal".
"Este año me gradúo en el instituto y aún vivo con mis padres, tengo una estupenda familia que me pone los pies en la tierra", dijo sonriente la actriz, nerviosa y excitada en su primera visita al Festival de Cannes.
Protagonista de películas como Super 8, Maléfica o Ginger & Rosa, Fanning recordó que empezó con tan sólo dos años en el cine y le encanta su trabajo, pero aseguró que "no hay que dejarse llevar y creer en una ilusión". "Yo nací en el estado de Georgia, soy una chica de una ciudad pequeña y luego me mudé a una gran ciudad, así que me puedo identificar con el personaje", dijo la actriz sobre Jesse, la protagonista de The Neon Demon.