No se preocupe; el "Diálogo" de esta semana no tratará de futbol, del que se un poquito menos de lo que Stephen Hawking, el famoso astrofísico, definió como "la ecuación del universo". Nada de nada.
Sin embargo, como aficionado regular, no quede fuera del enajenamiento provocado por los medios de comunicación, particularmente las televisoras, para encadenarnos con las copas de la Concacaf y luego la de América y en ese plano confesional, también debo decirle que resistí los embates de la publicidad para comprar artículos diversos, desde bebidas embriagantes hasta vehículos automotores. ¿Cómo le fue a Usted y sus familiares?
Lo cierto es que se repitió la historia de los mexicanos: el péndulo de la manipulación volvió a hacer efecto y luego de convencernos de que podríamos ser campeones de América y quedar bien preparados y listos para enfrentar al mundo en Brasil, nos llevaron a rasgarnos las vestiduras, encabezados por los fariseos de la Femexfut, quienes de inmediato empezaron a buscar culpables que carguen con toda la ira generada, pero de regresarnos un centavo no nos dicen nada.
Hace unas semanas, el entrenador Osorio era el experto que nos llevaría a la gloria y prolongaría los triunfos ante selecciones chicas y grandes, incluida la chilena; luego de la estrepitosa goleada, quedó como único culpable y diversos entrenadores mexicanos se apuntaron para rescatar al equipo, nuestro prestigio y la "dignidad nacional". Curiosamente, esos mismos detractores, pronunciaron halagos al anteriormente ganador, contribuyendo a generar altas expectativas de los aficionados.
En medio de las discusiones, debió aparecer la declaración del entrenador contrincante, Juan Antonio Pizzi, el mismo que estuvo a punto de hacer campeón al equipo de futbol León, mexicano, recomendando: "en México deben tener calma con los procesos, tanto para el tricolor", como para los clubes".
Se quedó corto; su recomendación tiene que ver con nuestra actitud hacia la vida. Somos desorganizados y excelentes improvisadores; como grandes creativos, podemos tener una idea que quizá lleguemos a poner en práctica sin pensar en los procesos. No somos capaces de seguir planes a medianos plazos, no se diga a largos.
Dicen que "el hilo se revienta por lo más delgado" y para el caso, en el futbol, el más débil es el entrenador, aunque los "grillos" sean los jugadores desde los vestidores o los directivos en las oficinas y, como consecuencia, los planes del profesional sean desvirtuados. ¿Recuerda otros casos?
Un amigo conocedor del deporte espectáculo, hacía notar el éxito de algunos planificadores que han ingresado al futbol mexicano, caso de Irraragori del Santos o los Martínez/ Slim, en Pachuca y León. Interesantemente, su principal secreto es saber a dónde quieren llevar a sus empresas -que finalmente eso son- y se apegan a su "planeación estratégica", incluyendo la financiera, pero para el caso de la selección mexicana, cuando las cosas no funcionan y los resultados no se dan: abandonan lo planeado y saltan muchos que siguen aquel principio de los malos políticos "quítate tu para ponerme yo".
Lo acontecido, con la goleada al equipo de futbol, es el reflejo de nuestra realidad de cultura nacional; en todo somos entusiastas seguidores para, de pronto, ante el primer fracaso, "abandonar el barco" y buscar culpables.
Piense en nuestros gobernantes que hace planes solo a mediano plazo -6 años promedio- y no se preocupan por el largo plazo: "al fin que otros deberán resolver el problema", o: ¿por qué yo debo rescatar el municipio o estado y sacrificar mi carrera política?
Lo mismo sucede con las instituciones de educación del estado; en cuanto hay cambio de administración hacen enroques o despiden a los directivos y llegan otros nuevos a ocupar sus puestos, algunos sin tener preparación o experiencia en la administración.
En las congregaciones religiosas existen propósitos, pero pocas veces hay planeadores de largo plazo y, ante los cambios de directivas, los ministros deben hacer malabares para poder continuar con obras que "no vistan a los anteriores mecenas".
Quizá los nuevos empresarios con formación universitaria llegan a aplicar la planeación, aunque no pocos abandonan sus propósitos ante el primer fracaso. Vence la cultura de la improvisación a la de la planeación".
Mucho debemos aprender del extranjero, particularmente del anglosajón, que sabe esperar a que el trabajo rinda los frutos esperados.
Utilizando el mismo ejemplo, reconozca los avances de la Liga Americana de Soccer y su selección nacional. Al escribir esta entrega, ellos permanecían en el torneo sin ser eliminados o goleados, aunque ya olvidamos que en el último torneo en que se enfrentaron el mexicano les ganó.
¿Hasta cuándo aprenderemos a ser responsables de nuestros actos?; ¿cuándo empezaremos a respetar los planes de trabajo y cumplirlos por objetivos, paso a paso?
Es cuestión de cultura, la que debemos cambiar con la conciencia y el esfuerzo diario, ¿no le parece?
ydarwich@aul.mx