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Simples dudas

Sobreaviso

RENÉ DELGADO

Con tanto movedero del país, las dudas son ineludibles.

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Uno. Si el inexplicado relevo de Miguel Basáñez en la Embajada de México en Washington pretende corregir errores cometidos en la relación con Estados Unidos, ¿por qué se nombra embajador a un cónsul y subsecretario para América del Norte a un especialista "en la promoción de México en el mundo"?

Concediendo el beneficio de la duda a Carlos Manuel Sada y Paulo Carreño e, incluso, deseándoles éxito en la misión, su perfil y trayectoria profesional obliga a creer que el eje de la crisis en la relación bilateral es sólo el problema migratorio y el deterioro de la imagen de México en aquel país. ¿Es esa la idea?

Desde el inicio del sexenio se advierte un creciente desentendimiento entre los dos países en materia de seguridad, comercio, derechos humanos, migración, diplomacia y, entonces, viene la duda: ¿son esos cuadros, los indicados para romper la cadena de errores y recomponer la relación?

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Dos. Si la intención es rectificar la política exterior, ¿por qué en La Habana se arranca con un error?

Por azares de la política interior, el ahora exembajador Juan José Bremer terminó por desarrollar una carrera diplomática, encabezando importantes misiones y, ahora, justo cuando la historia da un vuelco en la relación entre Cuba y Estados Unidos -el Vaticano presente, México ausente- se nombra embajador a un exsecretario de Agricultura. ¿Con nula experiencia diplomática, es Enrique Martínez y Martínez el hombre indicado para la embajada mexicana en esa isla?

Es impensable, desde luego, que la nueva política integral de México en el exterior la dicte la cuatitud o el compradazgo. ¿Impensable, verdad?

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Tres. A la administración y los partidos no escapa que la corrupción, aparte del malestar y el hartazgo nacional que provoca, es hoy motivo de participación -dicho con elegancia- extranjera en asuntos internos.

Si bien es entusiasmante y digna de reconocimiento la iniciativa legislativa y la participación política de organizaciones civiles mexicanas en el combate a esa lacra "cultural", no puede ignorarse la tentación de organismos e intereses extranjeros de intervenir, más allá de la solidaridad, en la materia y disminuir la solución soberana del problema. ¿Si en los dirigentes políticos hay conciencia de ello, por qué resisten crear un auténtico sistema anticorrupción? ¿Su grado de involucramiento en esa tradición cultural, los hace parte del problema y no de la solución?

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Cuatro. En la lógica de las reformas gradualistas que, paso a pasito, acercan al paraíso, la propuesta de legalizar el uso medicinal de la marihuana y de aumentar el gramaje de la dosis de consumo individual se puede tener como un parteaguas histórico, uno más. Empero, visto el baño de sangre y de dolor que la estrategia para combatir la droga ha dado al país, el nuevo pasito ¿no es muy cortito?

Vale la duda porque el punto a debatir no era el del uso medicinal o, aun, lúdico de la marihuana, era el de reconocimiento del derecho y la libertad individual de consumir o no esa hierba y, a partir de él, dar pie al Estado para replantear un combate al crimen, menos sangriento y más soberano. ¿Qué tanto nos aleja el pasito de las fosas y los cementerios?

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Cinco. El respeto por los derechos humanos siempre ha sido tema de lucimiento de los políticos. Sin embargo, pareciera que pese a la reforma constitucional en la materia (junio, 2011), la administración no asimila el compromiso adquirido al convertir en ley nacional los tratados internacionales.

Esa reforma, a más de modernizar el concepto de los derechos humanos, supone serios y fuertes compromisos. Ya no depende de la buena voluntad oficial aceptar la observación y participación de organismos multilaterales en materia de derechos humanos. Si la administración respeta y cumple la Constitución, se agradecen y aceptan las disculpas públicas por la violación de esos derechos, pero no bastan. ¿Hay conciencia oficial de ello?

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Seis. Ahora que la corrupción es tan transparente como impune y los secretos de Estado ya no existen porque la administración es súper abierta, ¿no convendría que el secretario de Educación, Aurelio Nuño, revelara el nombre del embaucador que engaña y victimiza a los estudiantes del Politécnico y los maestros? Si el funcionario ya previno a los incautos, no sobraría que los pusiera a salvo.

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Siete. Si la Reforma Energética hizo de Pemex una "empresa productiva del Estado", abrió la industria a la iniciativa privada y permitió a la entidad pública asociarse con particulares, ¿por qué en el accidente de Pajaritos sólo José Antonio González da la cara y no los directivos de Mexichem? Aflora la duda porque el socio minoritario es Pemex y el mayoritario, Mexichem. ¿A poco, en el nuevo esquema, el Estado carga con las obligaciones y los particulares los derechos?

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Ocho. Ahora que el entusiasmo desborda a los partidos por darle a la Ciudad de México una Constitución, ¿quién explica por qué el cuarenta por ciento de la Asamblea Constituyente no pasa por la prueba de las urnas? ¿En qué parte del mundo sólo se elige el sesenta por ciento de una asamblea constituyente?

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Nueve. En siete días concluye el período legislativo y la nueva fórmula para combatir al crimen nomás no se resuelve: el mando único sobre la policía estatal. Mando sin gobierno en más de una entidad. No se legisla el asunto y sí, en cambio, se crean policías regionales por acuerdo y, algo más, se inventa la "Gendarmería Ambiental". Fuera de broma, ¿no se están dando toletes de ciego en el asunto?

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Diez. Si las rectificaciones en curso no llevan por sello la contradicción o el titubeo, ojalá alguien aclarara las dudas. ¿Se puede?

Sobreaviso12@gmail.com

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