Hoy es 16 de septiembre, día de la conmemoración del inicio de la lucha por la independencia de México. Día de asueto general. Día de reflexión.
Es hoy justo la fecha de mayor relevancia para la nación mexicana. Este día es cuando todos evocamos los colores patrios, cuando la mexicanidad nos corre por las venas.
Pero también hoy es un día de conmemoración sombría. Hemos pasado del temor y la indefensión que en muchas partes del país sentimos desde que se desató la guerra contra las drogas en el sexenio de Felipe Calderón, al desasosiego de hoy por tener un presidente que si bien tuvo un enorme gesto de humildad al pedir perdón a sus gobernados, comete un día sí y otro también yerro tras yerro que parece que llevan a México al abismo. Y lo peor de todo es que tiene todavía 26 meses de mandato, que es quizá demasiado tiempo.
Enrique Peña Nieto ha alcanzado en poco menos de cuatro años de gestión el peor nivel de aceptación desde que se lleva tal registro y eso que la última medición se hizo antes de la polémica visita de Donald Trump a Los Pinos, residencia del presidente mexicano. No está claro hasta dónde podrá caer la popularidad de un mandatario que con el transcurrir de los días ve menguada cada vez más su capacidad de maniobra, al perder cada vez el respaldo ciudadano.
Es entonces un 16 de septiembre gris. Negros nubarrones se ven en el futuro inmediato del país, cuando las condiciones generales se presentan adversas: la caída del precio internacional del petróleo y la disminución acelerada de los volúmenes de extracción del mismo, es un golpe durísimo para las finanzas públicas en sí y a la propia balanza comercial afectando el gasto público y el tipo de cambio; la devaluación de un 26 % del peso frente al dólar en menos de dos años; la violencia y los asesinatos están retomando una tendencia que hacen probable que superen incluso los cometidos en el sexenio pasado; el débil crecimiento económico que apenas si superará el 2 %, añadiendo el factor que el Inegi reportó, un retroceso en la actividad económica en el segundo trimestre de este año, cosa que no sucedía desde 2009.
Pareciera pues que por donde se le mire, este día de independencia las cosas no están como para ondear la bandera con júbilo, si la patria se ve mancillada por todos lados. Para acabarla de amolar, ese eslogan de "lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho" enarbolado por la propia presidencia a propósito del cuarto informe de gobierno, más que generar una percepción positiva, incita a sentirse ofendido, porque pareciera que fue construido con mucho cinismo y lo verdaderamente positivo, como lo son muchas de las reformas estructurales, tomará años para que su efecto pueda sentirse en la vida de ciudadano común, lo cual impide su justa valoración en este momento. Esto en cuanto al ambiente nacional generalizado.
En el plano local ayer se llevó a cabo en sesión solemne de cabildo, la entrega de condecoraciones a ciudadanos distinguidos de Torreón. Esta celebración se da cada 15 de septiembre, fecha en que hace 109 años se le otorgó a Torreón el rango de ciudad. Destacadas personalidades como Ana Marín Martín Bringas, Eduardo Tricio Haro, Marco Antonio Arjona López, Sergio Barrón Delgadillo, Juan Salvador Ornelas Salas, Bibiana Candelas Ramírez, Anna Fernanda Sánchez Villalobos y Mario Domínguez (Mario Domm, del grupo Camila), todos ellos importantes ciudadanos que han contribuido al engrandecimiento de Torreón.
En ese contexto al término de la ceremonia se entrevistó a Mario Domm y su respuesta nos sirve como colofón del porqué México no puede celebrar hoy a pleno pulmón. Al ser cuestionado el célebre músico lagunero de si le da miedo Trump (el candidato racista republicano a la presidencia de los Estados Unidos), su respuesta fue lapidaria: "me da más miedo mi presidente", dijo, y con ello bien se puede resumir el porqué no se puede celebrar este día tan jubiloso.
