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Sobre el pudor y otros demonios

SIN LUGAR A DUDAS…

PATRICIO DE LA FUENTE
"Vivimos entre la inconsciencia de los pobres, la insensibilidad de los ricos y la frivolidad de la clase media".

— Pedro Miguel

El mal gusto de Arturo "El Negro" Durazo era cosa baladí frente a los excesos que vivimos en la actualidad. Pareciera como si antes que la sensatez, reinaran la frivolidad y el deseo por la exposición desmedida. La mansión de Durazo, apostada en las costas de Zihuatanejo - penosa imitación del Partenón griego- simboliza toda una época, es retrato del México de hace treinta años, de la era López Portillo. Sin embargo, poco aprendimos de nuestros errores. Desde los tiempos de la Grecia clásica, siendo Calígula emperador, el ser humano ha sido proclive a la hipérbole en todos los ámbitos de su vida.

Existe la creencia generalizada de que la clase gobernante de ayer, palidece frente a la voracidad del presente. Si bien la corrupción no observa distinciones, es imposible ejemplificar y comparar la riqueza mal habida de "El Negro", con el atraco perpetuado por la administración de Javier Duarte en Veracruz. Y es que tan solo hace un par de días, la PGR informó de la recuperación de 421 millones de pesos desviados por el ex gobernador. Ello se antoja como la punta del iceberg. Casos como el de Duarte ocurren con preocupante frecuencia, tanto en el servicio público como en la iniciativa privada.

Todos, de alguna forma, nos hemos convertido en la generación no necesariamente corrupta y decadente como quisieran justificar algunos, pero sí en aquella carente de pudor, expuesta, proclive a sus quince minutos de fama. La ausencia de pudor y recato no sólo florecen en nuestro país ni son exclusivos de la clase política, o necesariamente tienen que ver con bienes materiales. La falta de pudor se relaciona con la actitud y los valores que abrazamos, con aquello que consideramos importante. Sobre el intelecto y el desarrollo de las ideas, en ocasiones privilegiamos lo estridente, el brillo del oropel, ese amor por la inmediatez y las demás cosas que nos llaman la atención. Es decir, nos vamos por lo fácil, incapaces de profundizar.

Los recientes sucesos en la Unión Americana, representan un claro ejemplo de ello. Perdieron el debate de las ideas y el virtuosismo de la política cuando es bien aplicada; ganaron los eslóganes, la estridencia y las descalificaciones. Me parece que estamos experimentando, en lo colectivo, tiempos complicados, de enorme desconfianza y profundas divisiones. En poco nos ponemos de acuerdo, en mucho distendimos, quizá de ahí que precisemos de tal cantidad de distractores.

Nuestras decisiones se basan primordialmente en el miedo, pero también en un profundo deseo de cambio y el desprecio hacia las instituciones que creíamos casi infalibles. Solo así se pueden explicar fenómenos como el Brexit, la imposibilidad de formar un gobierno en España, el "no" a la paz en Colombia o el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos.

La ausencia de pudor y la desesperación nos conducen a elegir tales caminos. Hay tiempos para la estridencia y las decisiones arriesgadas, otros para el recato y a la toma de decisiones a partir del buen juicio y la cabeza fría. Hace mucho perdimos el pudor, por ende la brújula y el rumbo. Pero la historia es cíclica, así que habremos de recuperar el camino. Extraviar el pudor, a la larga, nos conduce a la obligación de encontrar de nuevo recato sobre nuestra vida y decisiones.

Nos leemos en Twitter y nos vemos por Persiscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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