Una vez iniciadas las campañas para gobernador en Durango, comienzan a surgir los primeros escarceos entre los dos contendientes reales a ganar los comicios de junio próximo, mismos que por el poco tiempo que durará la contienda, necesariamente subirán rápidamente de tono.
Por motivos obvios, la carrera hacia la gubernatura se juega principalmente en dos arenas: la capital en primer lugar y la Comarca Lagunera como segundo centro de concentración de votantes, donde se concentra aproximadamente el 70% de la población. El restante 30% de los duranguenses viven distribuidos en 36 municipios de diversas características de todo tipo, lo que impide prever un comportamiento de simpatía ante cualquiera de los contendientes, aunque la estructura del PRI es omnipresente.
Hay quienes especulan que en lo que concierne a la capital el candidato opositor, José Rosas Aispuro no cuenta ya con el arrastre y la simpatía con la que contaba hace seis años, donde supo lazarse con la victoria electoral en esos territorios, aunque por estrecho margen. Además, Esteban Villegas hasta hace muy poco era el alcalde de la urbe más grande del estado, por lo que está presente en la mente del electorado. La Laguna tuvo una historia distinta y una contundente victoria del entonces candidato, hoy gobernador Jorge Herrera Caldera dieron muchos de los votos suficientes para conservar la gubernatura para el priismo.
Sin embargo, si bien es cierto que es difícil que Rosas sostenga los niveles de votación en la ciudad de Durango de hace 6 años, también es cierto que el candidato a la alcaldía que presenta la misma alianza por la que está postulado don José, el doctor José Ramón Enríquez, es una carta fuerte que tiene mucho tiempo trabajando en las bases sociales, lo que de suyo complica para al PRI poder cantar victoria antes de tiempo acerca de poder retener la alcaldía capitalina. Enríquez puede ser un factor que compense la pérdida natural del arrastre con el que contaba Rosas un sexenio atrás, con lo que nuevamente los ojos hacen voltear hacia lo que vaya a suceder en La Laguna.
Tan es así que La Laguna es por demás estratégica, que el gobernador Herrera Caldera ya en el ocaso de su administración y en plenos tiempos electorales, anuncia su pretensión de la creación de una Secretaría de Desarrollo Regional para la Comarca Lagunera de Durango, argumentando que ésta sería creada para poder conducir de la mejor manera el desarrollo económico y social de esta importante y zona del Estado.
Vaya idea del mandatario Herrera de la creación de esta Secretaría, valdría la pena recordar con detenimiento que esa peregrina idea la instrumentó el exgobernador Humberto Moreira Valdés con el mismo argumento, pero que en realidad fue la respuesta del gobierno del estado de Coahuila para contrarrestar y ningunear al alcalde panista de ese entonces José Ángel Pérez. La Secretaría de Desarrollo Regional fue un órgano creado para contener el edil opositor y de paso, para ser la plataforma de lanzamiento para las futuras alcaldías. De los tres que ocuparon esa cartera, Eduardo Olmos, Antonio Juan Marcos y Miguel Ángel Riquelme, dos ganaron la presidencia municipal de Torreón.
La Secretaría de Desarrollo Regional de La Laguna en Coahuila desapareció una vez que el PRI recuperó la alcaldía de Torreón, con lo que su cometido de vencer al PAN se había cumplido, habría que ver qué opinión le merecería a la candidata a la presidencia municipal de Gómez Palacio, la senadora con licencia Leticia Herrera Ale, sobra la creación de esta Secretaría que cuando el gobierno de Coahuila creó para Torreón y los municipios coahuilenses laguneros, sirvió fundamentalmente para opacar el posicionamiento político del alcalde opositor hasta endilgarle la derrota y arrebatarle el poder municipal.
Visto está entonces que no es una secretaría regional lo que se necesita para el desarrollo de Gómez Palacio, Lerdo y municipios circunvecinos, lo que se requiere es voluntad política del gobernador en turno, y es claro que don Jorge no la tuvo y ahora esta idea de la creación de la dichosa secretaría, no obedece a otra cosa más que a fines políticos electorales. Al tiempo.