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Sonia Rykiel

La reina del punto

Sonia Rykiel junto a su hija Nathalie, a quien fue dejando paulatinamente el control de su marca. Foto: AP

Sonia Rykiel junto a su hija Nathalie, a quien fue dejando paulatinamente el control de su marca. Foto: AP

REDACCIÓN S. N.

El mundo de la moda perdió el pasado 25 de agosto a una de las pioneras del prêt-à-porter (ropa lista para llevar), un ícono de la practicidad y de la liberación femenina: la diseñadora francesa Sonia Rykiel, quien entró por casualidad en esta industria y terminó abanderando un movimiento que abogaba por la comodidad y exhortaba a las mujeres a crear su propio estilo.

Sonia Rykiel nació en París el 25 de mayo de 1930 y falleció el pasado 25 de agosto, a la edad de 86 años, como consecuencia del mal de Parkinson que la aquejaba desde los noventa y que la había obligado a retirase de la moda en 2007.

Su verdadero nombre era Sonia Flis. Nació en el seno de una familia judía conformada por una ama de casa rusa y un relojero rumano. A los 17 años comenzó a trabajar como escaparatista de los almacenes La Grande Maison de Blanc de su ciudad natal, y a los 23 se casó con Sam Rykiel, de quien toma el apellido que la acompañó en su ascenso dentro del mundo de la moda.

Los Rykiel estuvieron casados durante 15 años. Durante ese tiempo la pareja procreó a sus dos hijos Nathalie y Jean Philippe y fue también la época que enmarcó el ingreso de la diseñadora a la industria de la moda, así como la fundación de su propia marca: Sonia Rykiel.

LA FIEBRE DEL PUNTO

Las rayas, el color negro y el jersey son el sello distintivo de esta francesa que se convirtió en diseñadora de modas de manera fortuita y que acabó vistiendo a generaciones de mujeres que podían permitirse buscar también en la moda la emancipación.

En 1962 Sonia se embarazó por segunda ocasión y al buscar ropa adecuada para su estado se dio cuenta de que nada de lo que había en las tiendas se ajustaba a lo que ella estaba viviendo.

“Quería mostrarle al mundo cuan feliz estaba”, comentó en alguna ocasión; sin embargo, en esa época lo que abundaba en cuanto a ropa de maternidad eran prendas cuyo máximo objetivo era ocultar a toda costa la barriga y que por lo tanto transmitían un mensaje de vergüenza o disculpas.

Oponiéndose a esa visión de la maternidad decidió diseñar su propio traje, un vestido de punto con corpiño ajustado y falda fluida que representaba toda una celebración del embarazo. La diseñadora contó que el vestido no fue del agrado de su suegra, pero resultó un éxito entre sus amigas, quienes le preguntaban dónde podrían comprar uno igual. Fue entonces cuando decidió comenzar a vender sus diseños en la tienda de su marido.

Había nacido la prenda más emblemática de Sonia: el jersey, también llamado en Estados Unidos 'the poor boy sweater' ('suéter de niño pobre'), una pieza sencilla y cómoda que la catapultó a la fama al acaparar la portada de la revista Elle en 1968 y que le valió el mote de “reina del punto”.

El éxito fue inmediato, las francesas corrieron para quitárselo de las manos y las estrellas de la época, como Audrey Hepburn, Brigitte Bardot, Catherine Deneuve, Jaqueline Onassis, Lauren Bacall, se rindieron rápidamente a sus creaciones, extendiendo la fiebre del punto y de unos diseños considerados libres e insolentes para la época.

Creó entonces su propia empresa de moda y abrió su primera tienda en Saint Germain de Prés, junto al barrio latino de París, en mayo de 1968, una fecha particularmente significativa por las revueltas estudiantiles que se produjeron allí en esas fechas.

MODISTA VISIONARIA

Su propuesta fue un parteaguas; en una época donde la alta costura ocupaba toda la atención, Sonia le apostó a la confort y al estilo propio, se esforzó por diseñar ropa que garantizaba una gran libertad de movimiento para que la pudieran utilizar todo tipo de mujeres, tanto jóvenes solteras como madres de familia hasta profesionistas, ejecutivas y celebridades.

Es la inventora de la idea de la 'démode', según la cual es la ropa la que tiene que adaptarse a las mujeres y no a la inversa, lo que se tradujo en vestidos y jerséis confortables y materiales más fluidos. Pronto este concepto revolucionaría la industria de la moda para acompañar a toda una generación en el auge de la liberación femenina.

Las rayas de colores, las faldas sin dobladillo, las costuras por fuera, las prendas llevadas al revés o con palabras dibujadas en milimétricos cristales son otros elementos característicos de su trabajo. Fue precursora también de los más populares pantalones de chándal en terciopelo y, en 1987, imprimió un nuevo ritmo a su marca con sendas colecciones para hombre y niño, y una línea de perfumes, accesorios y zapatos.

Una tras otra, sus temporadas hicieron apología del negro, portado por alegres y expresivas maniquíes cuya sonrisa incondicional sobresalía entre la seriedad habitual dominante entre las modelos de los desfiles parisinos. Cual joven ejército de "rykieles", solían lucir además la misma voluminosa cabellera roja característica de la modista.

Con ochenta primaveras, la diseñadora presenciaba todavía desde la primera fila los desfiles de su maison, cuyas riendas confió definitivamente a su hija Nathalie en 2007.

Más allá de la moda, escribió novelas, produjo obras de teatro y diseñó vestidos para comedias musicales.

Seductora y hedonista, la también escritora Rykiel amaba locamente el chocolate y entre la decena de libros que publicó contó por primera vez en "N'oubliez pas que je joue" (2012) su relación con el párkinson que padecía y cuya batalla concluyó con su muerte a los 86 años de edad.

Como reconocimiento a su trabajo y su aportación al diseño y a la cultura en general Sonia Rykiel fue condecorada en dos ocasiones como Comandante de la Legión de Honor, el más grande distintivo otorgado por el palacio presidencial del Elíseo en París, Francia.

Tras la noticia de su fallecimiento, el presidente francés, François Hollande, fue uno de los primeros en reaccionar y a través de un comunicado, destacó que Sonia fue "una mujer libre, una pionera que supo trazar su camino".

"Inventó no sólo una moda, sino una actitud, una forma de vivir y de ser, y ofreció a las mujeres libertad de movimiento", señaló el mandatario francés, que también hizo hincapié en que su estilo es mundialmente conocido y que perdurará "como el símbolo de la alianza destacable del color, de lo natural, de la fluidez y de la luz".

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