SU SALUD BUCAL
BASES BIOLÓGICAS DE LOS SENTIMIENTOS
PRIMERA PARTE
Los sentimientos son un componente trascendente de los mecanismos de regulación de la vida. Sus sustratos anatómicos se encuentran en todos los niveles del sistema nervioso, desde las neuronas individuales a los núcleos subcorticales y diferentes áreas corticales del cerebro. Los sentimientos son experiencias mentales de los estados corporales. Los cambios en el estado del cuerpo causan reacciones fisiológicas automáticas y también sentimientos, como el hambre, la sed, el dolor o el miedo. Los cambios corporales se manifiestan topográficamente en el sistema nervioso central (SNC), específicamente en el tronco cerebral superior y la corteza cerebral. Los cambios registrados en esos mapas neuronales se comportan como disparadores de las respuestas de la corrección fisiológica. Los sentimientos parecen retratar la naturaleza favorable o desfavorable de una situación fisiológica, como una "experiencia sentida", facilitando el aprendizaje de las condiciones responsables de los desequilibrios homeostáticos y sus correcciones respectivas, así como la anticipación de las condiciones adversas o favorables futuras. De este modo, los sentimientos proporcionarían un nivel adicional de regulación de la conducta. En la evidencia científica disponible se encontró que los sectores filogenéticamente recientes del sistema nervioso, como la corteza cerebral, si bien parecen contribuir, no serían esenciales en el surgimiento de los sentimientos ya que es probable que su origen se encuentre en las regiones más antiguas, como el tronco cerebral. Esto sugiere que los sentimientos no son exclusivos de los seres humanos, ni siquiera de los mamíferos. A partir de investigaciones realizadas en seres humanos o en el laboratorio, los autores describieron en este estudio la relación anatómica y funcional del sistema nervioso con los sentimientos, planteándola desde una perspectiva evolutiva. Sostienen, además, que, aunque los sentimientos implican un conjunto de procesos a nivel central, tendrían su origen en eventos ocurridos en el nivel celular; específicamente, en los axones no mielinizados relacionados con la señalización neuronal desde los cambios humorales y viscerales hacia los núcleos del SNC. Algunos problemas de salud importantes en la actualidad, como la depresión, la adicción a las drogas y el dolor de difícil tratamiento, se relacionan en forma directa con los sentimientos, por lo que la investigación de la fisiología de los estados mentales parece relevante desde el punto de vista biomédico. Por un lado, los sentimientos incluyen la sed, el hambre y la falta de aire (el impulso de respirar), diferentes tipos de placer y dolor, el asco, el miedo, la tristeza y la alegría; también incluyen respuestas sociales complejas, como el desprecio, la vergüenza, la compasión y la admiración. Por otra parte, las experiencias relacionadas con los sentidos exteroceptivos, de la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, en general provocan emociones, pero no propiamente sentimientos. Cuando los sentimientos retratan un estado interno -como, por ejemplo, el hambre o la sed- o se manifiestan por una situación externa -por ejemplo, la compasión o admiración-, sus contenidos mentales dominantes describen un estado del cuerpo en el cual la condición de las vísceras, el corazón, los pulmones, el intestino y la piel desempeñan un papel clave. Desde esta perspectiva, se plantea que los sentimientos, accesibles solamente para el organismo en el que se producen, proporcionan una experiencia subjetiva de los procesos de regulación de la vida. Permiten formar una imagen del estado de regulación homeostática (equilibrio del organismo) desde procesos básicos, como los metabólicos, hasta procesos complejos, como las emociones sociales. Según esta conceptualización, se propuso por primera vez que los sentimientos se originarían de los estados corporales.