Su salud bucal
EXÓSTOSIS
Las exóstosis de los maxilares constituyen entidades benignas que deben ser correctamente identificadas. Son neoformaciones localizadas o difusas del tejido óseo. En la cavidad bucal pueden afectar la pared ósea lingual de la mandíbula (Torus mandibularis) el paladar duro (Torus palatino) o presentarse en forma de aumentos de volumen de localización múltiple, en general en la pared externa de ambos maxilares. Clínicamente, se manifiestan como prominencias compactas recubiertas por mucosa sana, habitualmente asintomáticas. Son áreas vulnerables al trauma y pueden significar una zona de alto riesgo de osteonecrosis en pacientes que reciben bifosfonatos o medicamentos utilizado en trastornos óseos como osteoporosis. Se refuerza la necesidad de un control periódico mientras reciben la terapia. Las lesiones generalmente son bilaterales. La exóstosis de un lado se une a la del otro para formar una protuberancia única. A menudo se observa un surco sobre ella que tiende a dividirla en una porción derecha y otra izquierda. Por su parte, el torus mandibular se encuentra en la superficie lingual de la mandíbula en dirección hacia la línea media, frente a caninos y premolares. Las exóstosis múltiples forman protuberancias nodulares en la pared externa o tabla vestibular de ambos maxilares. Pueden ser redondeadas u ovales de pequeño tamaño, localizadas o muy grandes, extendidas en ambos cuadrantes. Habitualmente recubiertas por una mucosa sana, levemente más pálida. Los torus son de crecimiento lento. Más prevalentes entre los 11 y los 30 años de edad, y de muy rara aparición antes de los 10 años. Se estima que 10% de la población puede verse afectada y es más frecuente en mujeres que en hombres entre los 10 y los 49 años y de rara aparición después de los 50. Para Axelsson y Ellegard y Karaiscaraiscos, et al. Las dos entidades se ven con la misma frecuencia Los torus palatinos pueden ser levemente elevados, unilobulados, multilobulados, nodulares, irregulares o fusiformes; esta última es la más común. Los torus se caracterizan por un crecimiento de tejido óseo denso con un patrón laminado y espacios pequeños ocupados por médula ósea gruesa, en donde se puede observar mínima actividad osteoblástica o células formadoras de hueso y rara vez importante actividad perióstica. La etiología no está clara, en general la literatura coincide en que es multifactorial, señalando la acción conjunta de factores genéticos, medioambientales, nutricionales y procesos inflamatorios. Según algunos trabajos, el torus estaría relacionado a un gen autosómico dominante de baja penetrancia ligada al cromosoma Y Otros autores proponen que el individuo parece estar predispuesto genéticamente para que factores ambientales puedan iniciar el proceso de formación del torus. Se menciona el desarrollo del torus mandibular con el número de dientes presentes y funcionales, y, en muchas ocasiones, se ha asociado con bruxismo o rechinamiento de dientes. El torus palatino podría ser el resultado de una leve isquemia crónica o reducción de circulación del periostio como resultado de una suave presión del septum nasal. Por otro lado, el torus mandibular sería consecuencia de la acción a la fuerza de torsión del arco de la mandíbula. Las exóstosis óseas o torus no requieren tratamiento a menos que sean de gran tamaño, compliquen las funciones de fonación, masticación, dicción, deglución o la posición normal de la lengua, generen desplazamiento dental o produzcan trauma y ulceración de la superficie mucosa, pero, especialmente, cuando imposibilitan la colocación y uso de las prótesis totales o removibles. Cuando está indicado el tratamiento, la eliminación quirúrgica, mediante su tallado o remoción desde la base de la unión, es la técnica habitual. Sin embargo, la presencia de torus podría ser útil, ya que estos aumentos óseos podrían utilizarse como fuentes de recolección de hueso cortical autólogo en procedimientos quirúrgicos para reemplazar el tejido óseo perdido.