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Dr. Manuel Acuña Cepeda

TRATAMIENTO DE CONDUCTOS O ENDODONCIA

La obturación del conducto radicular o endodoncia, para ser exitosa, necesita de una serie de maniobras previas que condicionen su calidad; así que no puede considerarse como un acto operatorio aislado del tratamiento endodóntico. Existen diversos materiales y técnicas que buscan satisfacer cada caso en particular, sin apartarse de los lineamientos y objetivos de la preparación del conducto radicular que consiste en la eliminación en lo que sea posible de microorganismos y cuya finalidad es una óptima obturación para evitar el paso de fluidos o la reinfección, reemplazando el contenido normal o patológico por materiales inertes y/o antisépticos, que tienden a aislar el conducto radicular obturado de la zona periapical o parte final de raíz dental: impidiendo el paso del exudado, toxinas y microorganismos de una a otra zona; el aislamiento total sólo sería posible a partir de lograr calidad en el sellado del conducto radicular. De allí surgen los requisitos que deben reunir los materiales y técnicas de obturación para poder ser aceptados dentro de la práctica endodóntica. Si un conducto radicular ya preparado no se sella adecuadamente hasta un área final del la raíz dental la constricción apical o foramen fisiológico, existe el riesgo de que las secreciones del periápice penetren al interior del conducto y de que se coagulen las proteínas que contienen, lo que desencadena reacciones inflamatorias periapicales que, a su vez, retrasan o detienen la curación tisular de las lesiones perirradiculares. Se reconocen algunas propiedades en el material para obturación del conducto, que de acuerdo con Grossman y colaboradores (1988) pueden ser: Lograr una oclusión hermética del conducto, tanto vertical como lateralmente, No irritar el tejido periapical, No retraerse, Ser impermeable a la humedad, Ser bacteriostático o, al menos, no favorecer el crecimiento bacteriano, Ser fácil y rápidamente esterilizable, antes de su introducción en el conducto, Poderse introducir con facilidad en el conducto y, en caso necesario, también extraerlo nuevamente, No colorear el diente, Ser radiopaco. Hasta hoy en día no se ha logrado desarrollar un material de obturación para el conducto radicular que satisfaga todos estos requisitos. Los mejores resultados se han logrado obturando con gutapercha y una mínima cantidad de sellador de buena calidad. Langeland (1993) afirma que la gutapercha no modifica prácticamente sus dimensiones, incluso con grandes diferencias de temperaturas, y por otra parte, todos los cementos y pastas para el conducto radicular se absorben en mayor o menor grado; se prefieren los métodos de obturación a base de gutapercha y cemento, con una proporción extraordinariamente pequeña de sellador. El éxito o fracaso del tratamiento de conductos radiculares dependerá del manejo que se le dé; desde la elección del caso a tratar, los instrumentos, la implementación o uso adecuado de los mismos, hasta la selección de la técnica adecuada de obturación que ofrezca un óptimo sellado tridimensional del sistema de conductos. Existen varias causas que pueden dar lugar a una obstrucción parcial o incompleta del conducto radicular, como es el caso de los instrumentos fracturados dentro del conducto; situación que retrasa el tratamiento y su éxito queda entre dicho, a menos que se pueda sacar el fragmento. Sin embargo, el dentista que no ha fracturado la punta de un instrumento, sea éste lima o tiranervios, no ha hecho muchos tratamientos de conductos. Cuando uno acepta el desafío de tratar conductos curvos, estrechos y tortuosos, asume la posibilidad de este riesgo.

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