Su salud bucal
LA OCLUSIÓN
Para el tratamiento dental en pacientes, el odontólogo general o especialista, debe esclarecer la orientación de conceptos, expectativas y/o actitud en cuanto a lo que significa la oclusión y la relación óptima que presenta entre dientes y maxilares. Hablar de La Oclusión es considerar la relación que tienen las cúspides de los dientes o molares superiores e inferiores y ocurre al cerrar la boca en el acto de morder o masticación. Esta acción depende en gran parte de la función muscular participando en todos los movimientos del desplazamiento de la mandíbula realizado a partir de un cóndilo que actúa como rótula, pues se aloja en un nicho o cavidad articular de los huesos del cráneo, dando lugar a la articulación temporomandibular, la que se establece desde la etapa de desarrollo o del bebé, al amamantar la succión le permite alimentarse, pero también da forma al hueso o tubérculo cigomático, preparando su forma para dar lugar a la función característica, de dinámica optima como la apertura, cierre y propulsión. En el adulto, se mantendrá esta preferencia, por lo que deberán existir mecanismos de desoclusión, como protección ante cualquier otro tipo de movimiento no funcional. Una oclusión optima entre dientes y maxilares es de vital importancia para los odontólogos dedicados al diagnóstico y tratamiento de los trastornos dentales. Cuando la relación de los dientes entra en contacto unos con otros de manera uniforme, resulta una oclusión en buena relación, puede estar la persona en reposo y los músculos en equilibrio. Lamentablemente, desde un principio se tiene que afrontar algunas ambigüedades para con seguridad poder establecer que es exactamente una oclusión correcta o fisiológica. Los dientes pueden ser artificiales o presentar anomalías, por lo que no necesariamente la oclusión es normal. En muchos casos, es necesario recurrir a tratamientos de ortodoncia, restauraciones, prótesis o bien combinando los procedimientos. En cualquier caso, los dientes son los recipientes de la fuerza emitida por los músculos masticatorios y la pueden absorber sin ningún efecto manifiesto y reaccionar ante ella o bien transmitirla a otra estructura. Esta fuerza puede dispersarse en grados variables durante los movimientos de la mandíbula o quedar concentrada con gran potencial nocivo (Rechinamiento y/o apretamiento de los dientes), las fuerzas que pueden suministrar los músculos son, en promedio de 78.75 Kg. por pulgada cuadrada, con límites entre 135 Kg. para dientes naturales y menos de 11.25 Kg. para dientes de prótesis. Los molares pueden liberar más fuerza que los premolares y estos más que los dientes anteriores. El éxito de un tratamiento dental depende de todo un conjunto de factores biológicos y mecánicos en los que cabe destacar el estado oclusal de los dientes de acuerdo a su forma y tamaño lo que permita una respuesta favorable en el tratamiento. Los dientes sobrecargados por los esfuerzos creados por una restauración o prótesis, así mismo por enfermedad periodontal, no responden de igual manera que en estado óptimo de salud. El esfuerzo de masticación no sólo varía de individuo a individuo y los estudios sugieren que la naturaleza del alimento regula hasta cierto grado las fuerzas oclusales, como también existe diferencias histológicas de acuerdo a su función, ejemplo, dientes con función mínima o bruxismo (rechinamiento).