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El Chapo de la Mancha

Renata Chapa

No es de risa, pero, francamente, resulta imposible evitarla. Basta leer un tranco de lo consignado por la prensa internacional apenas casi a fines de enero: "El capo Joaquín 'El Chapo' Guzmán llegó cansado y deprimido al penal de máxima seguridad del Altiplano y las autoridades le dieron el libro 'Don Quijote de la Mancha', del español Miguel de Cervantes Saavedra, para que empiece a leer, dijo el comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, Eduardo Guerrero. '(El Chapo) llegó deprimido y más que deprimido, cansado, cansado de estar huyendo. En días pasados, ya le dimos un libro para que empiece a leer, le dimos El Quijote, creemos que es un libro excelente y tenemos que empezar a darle ese tipo de nociones'" (http://internacional.elpais.com/internacional/2016/01/21/mexico/1453336687_243306.html, 20 de enero, 2016).

El relato de las decisiones tomadas para mejorar el perfil lector de "El Chapo" pareciera la introducción a un mordaz chiste de Pepito o la típica broma negra muy a la mexicana que parodia el escándalo más ruidoso en turno. Sin embargo, apareció como nota informativa, con el formal espaldarazo no de una, sino de cientos de empresas mediáticas, impregnada de ese tono almidonado de alto funcionario público federal.

Quizá algunos no encontraron gracia en el contenido y aplaudieron la llegada del Hidalgo Caballero a la celda del "Señor de los túneles". Otros seguro soltaron la carcajada sarcástica al recrear escenas del otrora compañero de farandulerías del señor Sean Penn y de la señorita Kate del Castillo, ahora asumiendo el rol de estudiante de literatura clásica del siglo XVII, tomado de la mano de Cervantes, al trote de Rocinante y en pos de sus propios molinos de viento. Y acaso unos cuantos lectores más, después de la hilaridad, sintieron vergüenza. Vieron en la fallida seriedad de la noticia la ocasión para cuestionar con lanza desenvainada:

1. ¿Cuáles son los fundamentos académicos y clínicos para recetar "El Quijote" a criminales de alta peligrosidad que padecen cansancio y depresión severos derivados de su afanosa huida de la justicia?

2. Quienes conforman ese ente anónimo llamado "la autoridad" que aparece en la nota periodística, ¿también lo son en materia pedagógica y didáctica de algo tan especializado, fino y desafiante como es la inducción a la lectura?

3. ¿Qué significa la frase "Para que 'El Chapo' empiece a leer"? ¿Quiere decir que el capo, a estas alturas de sus batallas, será alfabetizado?

4. Si Guzmán Loera, entonces, fuera dispuesto para iniciar su proceso de alfabetización, ¿es "El Quijote" el libro idóneo para quien dará sus primeros pasos en el reconocimiento del "a", "b" y "c"?

5. ¿Es "El Quijote" el texto recomendable en éste, como en todos los casos, de quienes purgan condena en el Altiplano, en nuestras cárceles, en los reclusorios juveniles, o algo en especial existe en el caso concreto del recapturado criminal que ameritó la intervención del ingenioso Hidalgo y sus fieles compañeros de batallas?

6. ¿Cuáles fueron los argumentos de quienes, en anónimo colectivo, decidieron "darle un libro" a Joaquín Guzmán Loera?

7. ¿Por qué optaron por seleccionar y anunciar que la pluma de Cervantes Saavedra sería la que precisamente leería "El Chapo", y no otra u otras?

8. ¿Cuáles son los argumentos críticos del grupo de funcionarios que conforman la autoridad en materia de seguridad nacional para calificar a "El Quijote" como un libro "excelente"?

9. Dichos argumentos críticos, ¿responden a la lectura cabal de "El Quijote" o a lo que terceros dicen que es el clásico en cuestión?

10. Con la lectura de "El Quijote", ¿cuáles "nociones" (?) son las que quieren comenzar a darle a "El Chapo" Guzmán, un hombre con un historial de vida ya de suyo quijotesco?

11. Cuando fue tomada la decisión de acercarle "El Quijote" a "El Chapo", ¿qué tan concentrados estaban los integrantes del Órgano Administrativo Desconcentrado para alcanzar sus objetivos de prevención y readaptación social?

Cuando una representación social adquiere una alta extensión cuantitativa en la sociedad, podemos hablar de representaciones sociales colectivas o estereotipos (Tafjel, 1984). Éstas se basan en las experiencias vividas en torno a las emociones, los sentimientos y los estados de bienestar o malestar (Vergara, 1992) que genera un determinado objeto social y forman parte del conocimiento social compartido. Por ello, la representación social que tengamos de la lectura puede ser fuente de motivación o desmotivación lectora y nos acompañará en nuestras relaciones cotidianas, orientando nuestra relación con la lectura.

La muy posible representación social buscada a través de la entrega de "El Quijote" al criminal más peligroso del mundo y recapturado era la de volverlo, acaso mágicamente, un hombre de bien, "culto", sabedor de las grandes letras y ahora sí, acompañado de artistas gigantes, de la alta cultura. En resumen, "El Quijote" fue seleccionado no sólo como elección bibliográfica que dota de estatus intelectual a quien lo recomienda, sino a quien lo recibe. Creencia social estereotípica multiplicada hasta la náusea en espacios de educación formal, no formal e informal. La mera mención del título dota a quien lo pronuncia de un halo de conocimiento de facto que es producto no necesariamente de la lectura efectuada, sino de la tan posicionada imagen que tiene la obra de Cervantes alrededor del mundo. Quién se atrevería a cuestionarlo. Así de fuerte es la construcción social sobadísima en torno a los efectos de la lectura de "El Quijote": parapeto de un nutrido caudal de mentirosos que requieren, ansían, el aplauso colectivo sin haber leído una sola de sus páginas. O también está el caso de quienes intentaron leer al clásico y claudicaron ante la presencia imponente del idioma español de hace 410 años y la complicación comprensiva que representa, amén de la narrativa del género en sí mismo.

Si de prevención y readaptación se trata, ¿tendremos como resultado a "El Chapo" de la Mancha, nuestro próximo personaje de novela internacional? ¿Cómo irán sus clases de alfabetización? ¿Cuánto llevará leído el famosísimo capo al día de hoy? ¿Subrayará, escribirá notas al pie, tendrá forrado su libro? ¿Qué tipo de seguimiento pedagógico estará recibiendo el popular personaje recién inaugurado en el mundo de las letras españolas? ¿Quién será su mediador de lectura? ¿De qué platicarán "El Chapo" y don Quijote durante las tantas horas de encierro? ¿De sus andanzas caballerescas? ¿Uno conversará de Dulcinea y el otro, de Kate? ¿Uno hablará de Sancho y el otro, de Sean?

Historia de triste risa loca, aunque una no quiera.

Twitter: @RenataChapa

centrosimago@yahoo.com.mx

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