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Renata Chapa

CUATITUD

PARTE I

Pase de lista: Sergio Aguayo, María Amparo Casar, Miguel Ángel Granados Chapa, Denise Dresser, Lorenzo Meyer, Federico Reyes Heroles, Sergio Sarmiento, Javier Solórzano, Víctor Trujillo, Armando Fuentes Aguirre, "Catón"; René Delgado, Alejandro Junco, Carlos Marín, Carlos Payán; Juan Ramón de la Fuente; Ernesto de la Peña; Francisco Martín Moreno, Ángeles Mastretta, Eusebio Ruvalcaba, Alberto Ruy Sánchez, Gabriel Zaid; Javier Aguirre, Miguel Mejía Barón; Carlos Albert, José Ramón Fernández; Carlos Prieto, Ernesto Anaya, Gerardo Tamez, Antonio López; Tania Libertad; Fernanda Familiar, Mayté Noriega, Talina Fernández, Gaby Vargas, Guadalupe Loaeza, Jaqueline Bracamontes; Gonzalo Tassier; Héctor Bonilla, Eligio Meléndez; Trino Camacho, Paco Calderón; Amalia García, Josefina Vázquez Mota, Miguel Limón Rojas; Enrique Cervantes Aguirre; Agustín Arias, Carlos José Gaos Schmidt; Azucena Galindo, Alfredo Harp Helú; Fernando Landeros; Bruno Newman; Marie Thèrése Arango; Graciela Cantú, Lilly Dayán; Roberto Cornejo, Patricia de la Fuente, Leticia Navarro; Guadalupe Morfín; Maru Murrieta, Max Peniche, Víctor Perea.

Ellos son 61 de los 62 seleccionados por una convergencia afectiva en común. Cada uno ocupó un espacio textual, creativo, emocional en la vida de quien con especiales afectos los bienvino en sus quereres como "cuates" y "cuatas". Todos, cinco años atrás, tomaron aliento, papel y lápiz para enviar una carta al amigo del colectivo. Ofrendaron memorias en común. Uno por uno estamparon su estilo por escrito, reflejo de la "cuatidad" conquistada. Perfiles sumamente distintos, sí, pero todos con un denominador común: contaban con un mismo amigo.

El cuate de los 61 arriba enlistados también escribía. Y bien que podía hacerlo. Lector compulsivo, intenso, crítico. Conversador de inacabables cronologías, metáforas, ironías, referencias, paralelismos, citaciones y juegos ocurrentes de palabras. Al hablar sosegaba su gesticulación, no perdía tranquilidad en la pose y comenzaba el chispeante desfile verbal. Solía entrar en complicidad consigo mismo al cerrar sus ojos o al encaminar su mirada al cielo para depositarse, con su timbre apenas rasposo, en Sabines, en Borges, en Benedetti, en Neruda, y también en personajes de la jerga común y acaso más o menos corriente. No era él quien consentía a la palabra, sino al revés: de letra en letra, de vocablo en vocablo, de frase en frase, los párrafos lo tenían consentido porque se sabían evocados con fuego fiel, multiplicador, por su genial cuatísimo Germán Dehesa.

"La amistad es la forma más elegante y más generosa del amor. Nuestro abuelo poeta dijo: 'la amistad es lluvia de flores preciosas'. En México, todo esto tiene cumplimiento. Cada día estoy más convencido de que nuestro país no sobrevive gracias a nuestra clase gobernante, o a nuestras jerarquías, o a nuestras sólidas instituciones; sobrevive porque existen las cuatas y los cuates. Sin la cuatitud nuestra casa ya se hubiera derrumbado con un estrepitoso estallido de silencio. Pero para eso están los cuates, para que el árbol de la esperanza se mantenga firme" ("Un amigo", 18 de diciembre, 2003). Así definió el egresado, catedrático y admirador radical de la UNAM a la amistad, su famosa cuatitud, en la que fuera la más reconocida de sus columnas periodísticas en México, la "Gaceta del Ángel", publicada en el periódico "Reforma". La cuatidad era en él y desde él, vertebral. Incorruptible. Esencial.

Adriana Landeros, quien fuera esposa, Cuata con mayúscula inicial y brillante cómplice de tantos proyectos lúcidos al lado del maestro Dehesa, "el amor de su vida", así como el querido cuate de ambos, Bruno Newman, apoyados por la secretaria personal del licenciado en letras hispánicas, Rosa Elvira Landazabal, la "Rosachiva", cocinaron una idea que siempre habrá de agradecérseles. A un año del fallecimiento del profesor y escritor unamita, Adriana, Bruno y Rosa Elvira seleccionaron 62 "Gacetas…" para ser entregadas al mismo número de cuates y cuatas en ellas mencionados. Cada uno fue invitado a contestarle al unamita, seguidor convencido, a veces iracundo ante la derrota, de los Pumas. "En no más de dos cuartillas no se trataba de crear cartas llenas de alabanzas y aplausos a la figura de Germán", relata Adriana. "Solicitamos a toda la cuatidad que dialogaran por escrito con él, tal y como lo habían hecho por años: de la manera más espontánea y libre. Quisimos que los lectores también pudieran sumarse con igual naturalidad a las experiencias compartidas por Germán y sus 62 cariños".

Al nacer "Diálogos con Germán Dehesa" (Ed. La Gunilla, México, 2012) fue presentado en México y en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. Hace apenas unos días fue puesto de nueva cuenta a consideración el libro del diálogo epistolar entre Dehesa y sus 62 "contestatarios" en la Comarca Lagunera.

Las presentaciones tuvieron dos públicos disímbolos. El primero estuvo conformado por 850 internos del Centro de Readaptación Social de Torreón. ¿Por qué en ese espacio? Porque tanto Germán como Adriana, acompañados de amistades solidarias, siempre estuvieron dispuestos (y siguen estando) para ayudar a que todos contemos con una mejor calidad de vida. "Leer es como resucitar", escribió un 20 de mayo del 98 Germán Dehesa. Con la presentación de su libro, a través del canto de su Adriana y de la reseña de quien esto escribe, fue buscado, por un momento, el renacer de una comunidad carcelaria, siempre necesitada de visibilización, comprensión y auxilio efectivo.

La segunda presentación celebró el 45 aniversario de las librerías Gandhi en México. La anfitrionía corrió a cargo de la sucursal que abastece a La Laguna. El mismo espectáculo ofrecido a los reclusos fue compartido en una noche de gala donde Adriana recordó agradecida las experiencias vividas con Germán y Maurico Achar, el fundador de las librerías Gandhi, en la Ciudad de México. "Él programaba las canciones de mis discos en el audio ambiental de la librería. Mis primeros quinientos cassettes que pensé eran demasiados, comenzaron... a venderse gracias a la generosidad de Mauricio.

Así fuimos llevándolos, de quinientos en quinientos, siempre con una recepción total”. Con la participación del ensamble musical de alumnos y maestros del Instituto Tecnológico Superior de Lerdo, Durango, en ambas presentaciones del libro fue así simbolizado el genuino respeto por la figura de la universidad como institución por el también autor de las columnas “El Charro Negro” en el periódico “Mural” de Guadalajara y “De aquí para allá” de “El Norte” de Monterrey.

Las canciones seleccionadas buscaron retratar los gustos y vívidos procederes del autor de (la mitad de) “Diálogos con Germán Dehesa”: “Veracruz” y su idilio crónico por Tlacotalpan, Veracruz; “Yo vengo a ofrecer mi corazón” y el empeño de Germán y Adriana para entregarse a las necesidades comunitarias; “Tu risa” y ese humorazo envidiable tanto en sus textos escritos como orales; “Sin tu latido” y su ausencia de seis años; “Amor de mis amores”, canción tema de Germán y Adriana; “Tonada del viejo amor”, la “canción más bonita del mundo”, según el maestro Dehesa; y “Coincidir”, por obvias.

Al pase de lista enunciado al principio de esta columna le faltó un valioso integrante de la cuatitud dehesiana. Fue excluido adrede. La carta por él escrita será presentada en la parte dos de esta columna porque amerita ser compartida junto con la preparada por Germán Dehesa un 24 de diciembre de 1998. La cuatitud, entonces, continuará.

@RenataChapa centrosimago@yahoo.com.mx

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