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No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

El pasado martes primero de noviembre el flamante Instituto Electoral de Coahuila declaró oficialmente que ha arrancado el proceso electoral en Coahuila para la renovación de las 38 alcaldías, la propia gubernatura y el Congreso local.

Hace doce años que no se daban estas condiciones en el Estado, puesto que desde 2005 las alcaldías en Coahuila tienen una duración de cuatro años, lo que las desfasaba de las elecciones para diputados locales.

Sin embargo, dichas elecciones siguieron ocurriendo cada tres años así como la de gobernador, que en 2011 se renovó junto a la de legisladores, mas no así la de alcaldes.

Pero una reforma en el ámbito federal obligó a las entidades federativas a aparejar algunos de sus procesos con el calendario federal.

En el caso de Coahuila el aparato gubernamental decidió hacerlo con los ayuntamientos. Así entonces, el año entrante los coahuilenses elegiremos gobernador, diputados locales y unas extrañas alcaldías que sólo durarán un año; esto para que el año 2018 donde se celebrarán comicios federales, se cumpla el mandato del aparejamiento. Además producto de la misma reforma federal, a partir de 2017 es permitida la reelección, con lo que los candidatos que lograsen la victoria para el período de doce meses, podrían buscar la reelección para continuar con otro período que duraría 3 años, dando por terminado el experimento de las presidencias de cuatro años.

Estas novedades son las que se presentan en esta próxima elección a celebrarse el próximo domingo 4 de junio el año venidero. Pero lo informativamente atractivo es que si bien es cierto el proceso ha arrancado formalmente, para que éste tome interés general debe nominarse a los candidatos de los principales partidos, cosa que no ha ocurrido aún.

Así pues el PRI que ya ha anunciado una contienda abierta para seleccionar a su abanderado para suceder a Rubén Moreira, espera llevarla a cabo entre los meses de diciembre y enero. En el tricolor la baraja es Miguel Riquelme como elección del gobierno, contra los demás aspirantes que saben que tendrán que arrebatarle al oficialismo la candidatura.

En tanto, el PAN informa que utilizará el mismo método de selección que aplicó este año donde hubo elecciones estatales y en las cuales obtuvieron resultados favorables para su causa, como fue el caso de Tamaulipas, Chihuahua y Durango. Los triunfos en Veracruz y Quintana Roo se dieron en un ambiente donde los gobernadores salientes resultaron verdaderos pájaros de cuenta, lo que facilitó el triunfo opositor. Ese método es una designación directa del Comité Ejecutivo Nacional que busca ungir a aquel que bajo su perspectiva sea el más competitivo a la hora de enfrentarse al PRI.

El partido de Andrés Manuel López Obrador, que no tiene probabilidad alguna de triunfo en Coahuila, llevará a Armando Guadiana Tijerina, prominente empresario de la zona centro del estado y enemigo jurado del Moreirismo. Completarán la lista algunos despistados que optarán por la novedosa vía independiente.

Lo sorprendente de todo, es que si bien apenas se ha dado el banderazo de inicio, la guerra sucia se ha desatado por ambos bandos.

En el caso del PAN, el senador Luis Fernando Salazar aprovechando una pieza periodística de un grupo editorial de fuera del Estado, ha hecho alharaca para señalar y machacar el asunto de las empresas "fantasma" donde el gobierno de Coahuila presuntamente desvió un monto aproximado a los ciento sesenta millones de pesos.

En tanto, desde el oficialismo, se hacen esfuerzos por vincular a panistas con el célebre asunto del "Mono" Muñoz, detenido hace más de seis meses en España y a quien se le atribuyen redes delincuenciales en el estado.

Más aún, la guerra no es solamente entre bandos, es ahora entre ellos mismos. Haciendo uso de las redes sociales, existen campañas para desprestigiar al compañero de partido, particularmente en el PAN, donde los otrora inseparables Guillermo Anaya y Luis Salazar se las arreglan para desprestigiarse entre ellos, más el segundo sobre el primero, ya que no hay duda que el nivel de conocimiento de Anaya es superior, como lo es también su descrédito en ciertos sectores de la sociedad donde se sabe perfectamente de donde viene Guillermo.

Apenas es el inicio de lo que parece será una guerra electoral donde las estrategias más cobardes serán puestas en acción con tal de hacerse del poder. Así están las cosas.

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