“La televisión siempre asume un rol decisivo. Por todo lo que muestra y por todo lo que oculta”.
OPORTUNIDADES PERDIDAS
Al asumir la presidencia de Grupo Televisa a la muerte de su padre, a Emilio Azcárraga Jean lo inquirieron sobre el rol que fungiría y el rumbo a seguir en términos editoriales. ¿Continuará operando como un soldado del PRI al igual que su papá y abuelo? No, respondió un joven Emilio de escasos veintinueve años. “Mi apuesta es México”, dijo.
Fueron sendas las porras que recibió pero al final no ocurrió tal cosa, por lo menos no al nivel esperado. De hecho, la empresa propiedad de los Azcárraga fue primordial a la hora de construir la imagen del actual presidente de la República y de muchos otros actores de la vida nacional. Sin el apoyo de Televisa y la puesta de su infraestructura en manos del partido en el poder, probablemente Enrique Peña Nieto no estaría en Los Pinos.
La cercanía de la televisora con el poder político, fuese priista o de otro color, siguió ahí. Sobre el interés colectivo y el de las audiencias, Televisa privilegió los intereses comerciales y mantuvo el sesgo editorial que cuida no atacar al Gobierno en turno.
En el camino, el grupo extravió credibilidad y la confianza de miles de personas, especialmente la de una generación joven que hoy observa otros métodos de consumo y se informa y entretiene a través de portales de Internet y redes sociales.
Huelga decir que la televisora más grande de América Latina vive tiempos muy complicados no sólo en términos de confianza de su público, inversionistas y anunciantes, sino también en lo financiero. Con la puesta en marcha de la reforma en telecomunicaciones y el surgimiento de una tercera cadena, la competencia será feroz y el pastel publicitario forzosamente se tendrá que repartir entre un mayor número de participantes. De ahí la urgencia de un golpe de timón contundente y de fondo. Televisa ya no puede extraviar de nuevo las oportunidades de verdadera renovación que dejara pasar hace casi dos décadas.
EL BOLETÍN
Tal como lo adelanté el jueves de la semana pasada en este espacio, la televisora de San Ángel vive importantes cambios en su barra de noticias y así lo anunció a través de un comunicado. Joaquín López Dóriga vuelve a su faceta de reportero: mantiene dos espacios donde analizará las noticias y temas de coyuntura. Una salida digna para quien nos guste o no, pasará a la historia como la segunda figura más importante de la televisión después de Jacobo Zabludovsky.
Denise Maerker, aguda, crítica e incisiva, de amplia trayectoria en el periodismo de investigación, será la apuesta para encabezar el noticiero estelar del Canal Dos. Me parece estupendo, es una mujer a la que muchos respetamos y goza de credibilidad en un entorno naturalmente desconfiado de sus “líderes de opinión”.
Tras casi treinta años en pantalla, el rostro familiar y amable de Lolita Ayala termina su ciclo para dar paso a la talentosa reportera Karla Iberia Sánchez, quien estoy cierto le imprimirá un necesario toque de frescura al espacio. Adela Micha, muy popular como entrevistadora y afable para el público, aparecerá dos veces por semana. Carlos Loret de Mola, con todos sus asegunes, vestirá el horario matutino y Brozo “saldrá temporalmente” de pantalla.
En opinión de René Franco, “Ahorita en el mundo los únicos formatos que se siguen viendo en vivo son deportes, noticias y Late Night Comedy, ese formato en el cual Jimmy Fallon, o Jimmy Kimmel entrevistan tanto a políticos como deportistas, como artistas, funcionan como primera fuente de información de los hombres y mujeres de Estados Unidos, creo que un poquito se va a buscar eso”, aseveró.
¿SERÁ?
¿Y qué ocurre con la sátira política? Si de algo sirvió la transición y los doce años del PAN en la Presidencia, por lo menos en términos mediáticos, fue para dar cabida a programas y comediantes que se burlaban y hacían mofa de la clase política incluido el presidente y la primera dama. Al esfuerzo que comenzara Héctor Suárez con personajes que hicieron apología del humor social y las crisis de los años ochenta, en tiempos de Vicente Fox por primera vez se le puso nombre y apellido. Marta, Vicente, Andrés Manuel, Rubén Aguilar, etcétera: todos fueron satirizados.
René Franco habla de figuras como Kimmel y Fallon, esos que no se detienen a la hora de hacer sorna de los políticos. Por ahí, cree Franco, tendría que venir la apuesta, emulando al modelo gringo sin perder la identidad nacional. Una combinación entre información, deportes, espectáculos, política y crítica; una ensalada cuyo aderezo sean las redes digitales.
¿Se atreverá Televisa? Porque los formatos acartonados ya no funcionan y Emilio Azcárraga y compañía no se pueden dar el lujo de extraviar, de nueva cuenta, las oportunidades perdidas.
No con esta generación, la del Internet y las redes sociales. Porque a la anterior, la que consume televisión de manera tradicional, le quedan a lo sumo veinte años de vida.
Son cuarto para las doce. Televisa y otros miran el reloj y están sumamente preocupados. No es para menos…
Nos leemos en Twitter y nos vemos por Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto