Mal empieza la semana al que ahorcan en lunes. Eso es justo lo que parece suceder con las negras noticias que llegan desde el lejano oriente y que cimbran los mercados internacionales, provocando que el temor de que los grandes capitales vuelen hacia puertos que consideren más seguros y con ello logren que continúe depreciándose el peso mexicano ante el dólar. Ayer se rompió la barrera de los 18 pesos por una unidad de la moneda estadounidense. Además de esta sacudida provocada por el desbarajuste de China, continúa la tendencia de la baja del petróleo con lo que las finanzas públicas mexicanas enfrentan ya una caída sensible a sus ingresos, y el país entero lo sufrirá. La balanza comercial resiente ante la baja de los precios de los hidrocarburos la caída del flujo de dólares, máxime cuando Pemex cada vez produce menos barriles de crudo. Hay que sumarle a todo ello que estas circunstancias arrastran también a la Bolsa Mexicana de Valores, que tiene ya 3 años que en términos generales ofrece pérdida de capital a los inversionistas, lo cual pareciera no afectarle más que a ellos. El problema es que si el mercado financiero mexicano no ofrece ningún camino al ahorrador, simplemente éste preferirá llevarse su dinero a otro mercado con lo seguirá presionando el tipo de cambio. Parece que el círculo vicioso se acelera entonces.
Sin embargo, es menester mirar con un poco más de perspectiva el horizonte. Si bien es cierto que poca confianza pueden dar nuestros gobernantes en general, particularmente en el tema del combate a la corrupción, se debe decir que en términos macroeconómicos se está haciendo la tarea, y aunque ciertamente la economía mexicana tiembla ante los embates del exterior, su datos estructurales dan aliento a que el daño no sea tan profundo. Igualmente, las Reformas Estructurales paulatinamente irán impactando en el desarrollo económico, lo que contribuirá a que México no sufra tanto como le sucederá por ejemplo a la mayoría del resto de América Latina ya que China ahora ha puesto de rodillas particularmente a Sudamérica, que vio en los mejores años de la economía china a un cliente de sus materias primas, insaciable. Hoy la circunstancia es al contrario, así que los principales productos de Brasil, Argentina y general toda la zona, hoy valen mucho menos, con lo que esto significa. No es el caso mexicano.
Mas alrededor, Coahuila como estado es una entidad fuerte en el ramo automotriz, cuyo destino de sus productos son los Estados Unidos, que registra aunque débil, una expansión en su economía. Así que los dólares caros que inexorablemente generarán inflación, también traen aparejada mayor competitividad de la economía mexicana, aunque sea provocada por el tipo de cambio, lo que redundará en mayor demanda de nuestros productos mexicanos, y por lo tanto, en más trabajo.
Pero la cosa no es tan clara para la Comarca Lagunera, que ni remotamente tiene la infraestructura industrial de Saltillo y Ramos Arizpe. Aun así, empresas como Yura comenzarán a requerir cada vez más mayor número de trabajadores y aunque sea de manera insuficiente, también del lado de La Laguna de Durango están llegando inversiones, lo que generará trabajo.
En cuanto al latrocinio de la megadeuda coahuilense, aunque hará mella a las finanzas estatales por dos generaciones aún, paulatinamente se ha ido afrontando y la insolvencia parcial del Estado parece cada vez estar más controlada.
En Durango, el proceso electoral para renovar la gubernatura, alcaldías y Congreso, generará derrama y un poco más de recato en el gobierno actual, son factores que también ayudarán.
Agregar también particularmente del lado de Torreón, que la constante mejoría en los índices de seguridad generan poco a poco confianza y eso aunque sea contribuye a promover el mercado interno. Caso contrario a la circunstancia de la crisis mundial desatada a finales de 2008 y sufrida particularmente en 2009, cuando La Laguna estaba sumida en un caos de inseguridad absoluta. Imposible olvidar esos días.
Así entonces, aunque en el panorama económico de este recién iniciado año sólo se miran nubarrones que ciertamente golpearán a todos, me parece que no será tan demoledor como se presenta, antes bien quizá los resultados serán iguales a los de este año, que si bien fueron pobres, no se generaron por fortuna olas de desempleo ni mucho menos. Por lo que hay que hacer votos por que esta tempestad económica no afecte en demasía a las familias mexicanas, a las familias laguneras.