Tequila
A unos cuantos kilómetros de la hermosa ciudad de Guadalajara se puede apreciar uno de los paisajes más bellos que pueden existir: las líneas de agaves que se entrecruzan y se pierden en el infinito horizonte del valle jalisciense.
La salida a Puerto Vallarta, o carretera federal 15, es el escenario que llevará al viajero a adentrarse en el corazón del tequila. Basta alejarse 20 minutos de Guadalajara y los primeros campos agaveros comienzan a aparecer a ambos lados de la carretera; este paisaje fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, ya que el tequila no es sólo una bebida, es toda una tradición y, junto con el mariachi, se ha posicionado como el ícono por excelencia en el imaginario colectivo de la identidad mexicana a nivel mundial. Demos un recorrido por esta bella ruta.
Unos 70 kilómetros separan al centro de Guadalajara de Tequila, el recorrido es encantador, con amplios campos agaveros y el volcán de Tequila durmiendo como fondo de un místico paisaje. La luz azulada del amanecer es la mejor que el viajero encontrará para fotografiar los campos de agave azul que contrastan con la tierra color carmesí. Interminables líneas de afiladas e hirientes pencas de agave se entrecruzan y se pierden en el infinito horizonte del valle jalisciense. Otro lugar donde se pueden encontrar fascinantes tomas es la ladera de la barranca, donde puede observarse la imponente vista de paisajes agaveros desde lo alto. Irse por la libre a veces tiene sus recompensas.
La primera parada nos lleva a la destilería La Alborada, un pequeño portón amarillo esconde una gran historia tequilera protagonizada por una familia lagunera. Juan Antonio es un auténtico embajador tequilero que con una gran sonrisa, y con el alma puesta en la bebida, ha logrado cautivar y enseñar la forma de beber tequila a cualquier viajero deseoso de aprender el proceso de elaboración y el maridaje de los distintos tipos que existen.
El recorrido nos lleva a conocer los campos agaveros, los tanques de destilado, la cava de añejamiento y la mejor parte viene con la degustación y el maridaje; una de las experiencias más completas que sólo una casa pequeña puede ofrecer con una calidez sin igual.
Otra destilería tradicional que el viajero no se puede perder es La Fortaleza, cuyos propiterios producen un tequila de la manera en que lo hacían sus tatarabuelos. Esta destilería aún usa hornos de ladrillo, piedra tahona para moler el corazón del agave, alambiques antiguos de cobre y tanques de destilación de madera para producir uno de los tequilas más artesanales y de más historia que se puedan conseguir en el pueblo. Esta hacienda tiene una historia protagonizada por la familia Sauza, una de las que posicionó al tequila en la escena mundial y la visita al Museo de los Abuelos te llevará por la mismísima historia de México.
Una vez en el pueblo, el viajero no se puede perder una caminata por las bellas calles coloniales mientras disfruta de una nieve artesanal de agave. En el mercado de la plaza principal se pueden conseguir todo tipo de productos orgánicos hechos a base de agave, incluso en el aire se respira el aroma del agave cocido cuando la Rojeña descarga sus chimeneas. Una visita obligada es el mural de Mayahuel en el palacio municipal y el Museo del Tequila con su bello patio y fuente colonial, lugares donde el explorador aprenderá más sobre la historia del pueblo.
Antes de regresar a Guadalajara se pueden visitar las pintorescas calles del pueblo de Amatitán, mientras se escuchan las campanadas de la iglesia hacer eco, y así disfrutar de la tranquilidad de otro pueblo mágico en esta asombrosa ruta que nos hará entender la tradición más viva de este país llamado México.
Instagram: @rafaelblando