Cuba está de moda. Planea unas vacaciones a esas calles pintorescas de La Habana o a una de sus playas paradisíacas.
Una caminata por La Habana vieja, Patrimonio de la Humanidad, nos lleva a descubrir verdaderas postales, como la Plaza de la Catedral.
Es una explanada con mesas al aire libre para disfrutar de un mojito, mientras se escucha la historia del huésped más famoso que tuvo el Hotel Ambos Mundos: Ernest Hemingway.
El famoso escritor dejó huella en la isla, incluso a pocas cuadras del hotel está el bar La Floridita, donde solía pasar las tardes bebiendo un daiquirí. Hay una escultura en su honor.
Otro bar de imperdible visita es la original Bodeguita del Medio. Se dice que aquí nacieron los mojitos y las delicias de la cocina criolla, como los moros y cristianos, un plato que incluye plátano, frijoles y arroz.
También, el centro de La Habana reúne museos importantes, como el de Navegación y el del Ron, que además de llevarte a conocer el proceso de elaboración, incluye una degustación del famoso Havana Club. También, puedes ir a la Casa Natal de José Martí y al Castillo de la Real Fuerza.
El malecón es otro sitio que merece la pena marcar en el itinerario. El muro de concreto divide la ciudad del Océano Atlántico. Los cubanos lo utilizan como si fuera un ‘sofá’ al aire libre; es el punto de encuentro y recreo, pues hay piletas naturales donde es posible nadar.
No te pierdas la oportunidad de subir a los taxis tradicionales, modelos Ford de los años 50. El tour en estos coquetos vehículos te incluye una vuelta por el Capitolio, considerado como uno de los seis palacios de mayor relevancia a nivel mundial por haberse construido en tan sólo tres años.
Por la noche, admira el espectáculo de pirotecnia y cañonazos que resuenan en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Se realiza a las nueve de la noche, misma hora en la que se alertaba del cierre de las puertas de la ciudad en el Siglo XVIII.
Sol, arena y mar Diego Velázquez, el primer gobernador de Cuba, bautizó con el nombre Jardines del Rey a toda la franja de cayos e islotes que rodean la isla. Este rompecabezas de tonos verdes y azules tiene una extensión de 110 mil 922 kilómetros cuadrados, cantidad que se resume en 4 mil 195 playas agrupadas de norte a sur.
Si te gustan los corales, Cayo Levisa es tu paraíso. Son cerca de tres kilómetros de arena blanca y aguas turquesa con restos de embarcaciones del Siglo XVII y XVIII. La barrera coralina convierte el buceo en una de las principales actividades. Sus aguas transparentes permiten nadar con tortugas y delfines en libertad.
Cayo Largo es como un museo natural de estrellas de mar reposando sobre la arena. Hay recorridos especiales para ir en su búsqueda, pero con la prohibición de tocarlas o llevarlas a casa. Una lancha te lleva a conocer el árbol Yana; la leyenda dice que los piratas lo usaban como punto de referencia cuando escondían sus tesoros.
Cayo Santa María es una reserva de playa y de lagunas cubiertas por manglares y acantilados que forman ensenadas pequeñas. Se pueden observar los peces desde la superficie. Tiene una red de puentes para explorar toda el área.
En Cayo Coco, habita una colonia de flamencos rosados. El mar es tranquilo y transparente, ideal para remar en kayak o recostarse en uno de los camastros flotantes. Se hacen recorridos a caballo y expediciones guiadas para ver tiburones. Estas aguas fueron navegadas por Hemingway para encontrarse con submarinos nazis durante la Segunda Guerra Mundial.