Estreno. Los actores prestaron sus voces a la cinta animada.
Como si fueran Johnny Cash y June Carter, Justin Timberlake y Anna Kendrick saltan al escenario del Palacio de Festivales de Cannes con la mirada perdida. "Esto es una pesadilla...", es lo único que acierta a musitar la actriz.
Su peculiar interpretación de True Colors de Cindy Lauper, guitarra en ristre, los deja en buen lugar y salen con vida del trance, entre los vítores de un público mayoritariamente infantil.
"No tuvimos mucho tiempo para ensayar y los dos estamos acatarrados. Había muchas variables, pero la verdad es que salió bien", dice Timberlake.
"Sí, nadie murió, el suelo no se desplomó bajo nuestros pies...", ironiza Kendrick, interrumpida de repente por su compañero de reparto: "¡Y ningún barco se chocó contra un iceberg! Se puede decir que fue todo un éxito".
Los dos actores, posiblemente dos de las mejores voces que tiene el Hollywood actual, prestan sus cuerdas vocales a los protagonistas de Trolls, la última película de animación de la factoría Dreamworks, que se inspira en los peludos muñecos del mismo nombre que conocieron su mayor gloria en las décadas de los 60 y los 70.
Han llegado a Cannes acatarrados, pero relajados. No defienden ninguna película en competición, así que su principal tarea es lidiar con la prensa y con fans como la niña que le lanzó a Timberlake un desgarrador "¡I love you!" durante su actuación del miércoles.