Abusos. Miles de pasajeros se quejan de los malos servicios de las aerolíneas en nuestro país. (ARCHIVO)
Los pasajeros aéreos en México no pueden conocer el número de quejas por mal manejo o pérdida de equipaje que tienen sus aerolíneas ni cuántos clientes se quedan en tierra a causa de la sobreventa.
Miguel Peláez Lira, titular de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), reconoció que no le solicitan a las compañías que entreguen estos índices de calidad.
Lo único que existe son estadísticas sobre demoras, pero éstas llevan tres meses de retraso, no especifican las causas y sólo abarcan un aeropuerto de los más de 50 del País: el de la Ciudad de México.
Esta situación contrasta con lo que ocurre en Estados Unidos, algunos países de la Unión Europea e incluso en partes de América Latina.
Un ejemplo es la Oficina de Estadísticas del Transporte de EU (BTS) que lleva una relación de los retrasos desglosados por causa, así como las quejas por mal manejo de equipaje.
Además, tienen una relación de las cuotas que cobran por exceso de equipaje, cancelación de reservaciones y una estadística de tarifas promedio para aeropuertos.
También ofrece datos como ingresos totales y utilidades de las aerolíneas, de modo que los usuarios pueden darse una idea de su desempeño financiero.
Lo mismo sucede con la Autoridad de Aviación Civil del Reino Unido, que mantiene una lista de retrasos, quejas y cuotas.
En 2012, la SCT anunció una iniciativa para que se publicara el número de quejas por maletas extraviadas y maltratadas y de pasajeros sin abordar, pero ésta nunca terminó de concretarse.
Otros datos que la DGAC sí recolecta, pero no publica, son los resultados de las revisiones que hace cada año para determinar si las aerolíneas, talleres y escuelas aeronáuticas cumplen con las capacidades técnicas, económicas, administrativas y jurídicas para continuar operando.
En 2012, el entonces subsecretario de Transporte de la SCT, Felipe Duarte, admitió que las autoridades sabían que Mexicana de Aviación estaba en números rojos, pero no lo comunicaron al público usuario.
Como consecuencia, miles de pasajeros se quedaron sin volar y sin el dinero que ya habían pagado antes del cese de operaciones en agosto de 2010.
Una pesadilla
A mediados del año pasado Francisco viajó a Estados Unidos. Como era su costumbre, utilizó el servicio de una de las aerolíneas más reconocidas del país. Al regresar se llevó la sorpresa de que esta compañía le descontó un monto mayor al que autorizó para la compra del boleto de avión. El problema para ellos parecía muy simple. No era dinero en efectivo, sólo fue una reducción al número de puntos que viaje tras viaje había acumulado en su cuenta.
Nadie le dijo a este economista que esa aerolínea ya acumulaba más de dos mil quejas ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en los últimos cinco años. Y que otras 50 personas también habían denunciado cobros indebidos en 2015.
Junto a esta aerolínea, otras 36 empresas de ese giro han estado en la lista de Profeco por sus malas prácticas contra los consumidores. Francisco decidió pelear por que su cuenta regresara al estado original. El primer paso fue ir a una de las oficinas de Profeco y levantar una queja. Él tenía las pruebas del descuento injustificado. Algo que parecía sencillo se convirtió en un proceso de meses. (Agencias)