En caballo de hacienda
Donald Trump, quien antier se llevó el caucus de Nevada y acumula tres victorias consecutivas de un total de cuatro, lo que lo sitúa como claro favorito para ganar la nominación del Partido Republicano rumbo a los comicios de noviembre por lo menos hasta ahora.
Como lo lees, aunque las primarias son un proceso bastante largo y en estos momentos es imposible establecer el pulso de todo Estados Unidos. Tendremos un panorama mucho más certero al acercarse el "Súper martes" -1 de marzo-, cuando 11 estados deberán elegir candidato y se pasará de un experimento de laboratorio a un panorama nacional de las cosas.
Me mantengo en la postura de hace algunos meses cuando dije que creía que Trump obtendrá la nominación y del lado demócrata lo hará Hillary Clinton. Ante una fórmula así, el triunfo -cruzo los dedos- se lo llevaría Clinton por un estrechísimo margen y en lo que estoy seguro será una de las elecciones con mayor afluencia de votantes en la historia de Estados Unidos.
Quizá no es el paraíso, pero resulta lo menos nocivo para México basándonos en los planes del magnate inmobiliario respecto a sus vecinos del sur, particularmente en lo alusivo a la edificación del muro y la deportación masiva de nuestros connacionales.
Sorpresiva e inexplicablemente, una encuesta de la cadena CNN arrojó que el 44 % de los latinos votaron por Trump por encima de sus rivales más cercanos, Marco Rubio, senador de origen cubado (29 %) y Ted Cruz, preferido por la derecha evangélica y un ultraconservador en toda la extensión del término (18 %).
"Lo que realmente me hace feliz, porque lo vengo diciendo desde hace tiempo, es el 46 % de apoyo entre los hispanos. ¡Soy el número uno entre los hispanos!, señaló Trump al conocerse de su triunfo en Nevada.
Queriendo entender qué demonios pasa por la cabeza de un latino que opta por Donald Trump cuando todo su discurso va en contra de dicha comunidad - particularmente a México y a los inmigrantes- cito un tuit de Daniel Krauze que dice así: "Hace unos años, una chica migrante me dijo: los más cabrones conmigo no han sido los gringos sino los mexicanos que llegaron antes que yo".
Tan sólo la semana pasada Jeb Bush, mucho más juicioso y ciertamente menos ampuloso que su hermano, abandonó la contienda. El problema de Bush es que pese a ser un hombre muy inteligente y con buenas propuestas, como candidato simplemente no supo vender su mensaje ni estableció una conexión anímica con el electorado y sus causas.
Resultó pues, una buena oferta con pésimos canales de venta y puntos de distribución. Los dichos de su madre y matriarca del clan, Bárbara, no ayudaron demasiado. En declaraciones vertidas hace un par de años para una televisora nacional, al preguntársele si su hijo sería un buen aspirante a la presidencia, Bárbara Bush afirmó que se rehusaba a que la política nacional y las posibilidades que ofrece quedaran en manos de solamente tres dinastías (los Kennedy, Bush y Clinton). "Ya ha habido demasiados Bushes", espetó. No me ayudes, comadre…
Así las cosas hasta hoy a escasos días del "súper martes". Donald Trump parece ir en caballo de hacienda y muchos queremos que el caballo se le desboque así, sin más.
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