ENTRADA.- Los triunfos logrados por Donald Trump en las elecciones primarias del Partido Republicano deberían haber encendido ya las alarmas rojas en los Estados Unidos. Con la excepción de algunos humoristas en los Canals de Televisión, algo en la radio y en medios impresos no se ha expuesto la catarata de estupideces que ha venido pregonando el aspirante republicano.
SOPA.- El señor Trump hasta el día de hoy no ha sido cuestionado en ninguna entrevista de los medios. Los señalamientos (que han sido muy pocos) se han centrado en una tibia crítica sobre muro de más de 3,000 kilómetros que construiría en la frontera con México si sale presidente.
PLATO FUERTE.- Nadie sabe lo que piensa o no, sobre los verdaderos problemas internos, internacionales o económicos de los Estados Unidos. Su política frente a otras naciones no se sabe. Nunca ha sido cuestionado al respecto por los medios. Temas tan importantes como el de Corea del Norte, de Siria, el petróleo, la ola de migración sobre Europa, la balanza de pagos, el comercio norteamericano, sus importaciones y exportaciones, los derechos humanos, la situación de pobreza de afroamericanos, su política para países latinoamericanos o su relación con China parecen haber sido tácticamente omitidos. Todo se ha venido limitando a sus ataques personales y viscerales contra de México.
Lo que en un principio le pareció al pueblo de los Estados Unidos un tipo chistoso, estrafalario, de pelo pintado y peinado de manera grotesca parece que no es así y algunos programas en TV ya lo señalaron como verdadero peligro para aquella nación.
El ascenso político del voraz empresario ha seguido el mismo camino de Adolfo Hitler en los años treinta. Primeramente sembró el odio racial en contra de todos los no arios especialmente contra los judíos a quienes acusó de ser culpables de todos los desastres de Alemania.
Trump siembra también el odio racial en contra de los latinos, hispanos, migrantes y afroamericanos a quienes acusa exactamente de los mismo. Igual que Hitler que predicaba la insuperable grandeza de Alemania, Trump pregona la nueva grandeza de los Estados Unidos frente a las demás naciones.
Gesticula como Hitler, amenaza y grita simplezas frente a los micrófonos, simplezas que quieren escuchar algunos grupos del medio oeste o del sur profundo norteamericano que aún piensan que la tierra es plana.
Por fortuna van en aumento las personalidades del espectáculo, analistas y medios de los Estados Unidos que alertan sobre las semejanzas de los discursos de Donald Trump y Adolfo Hitler.
Son de mencionarse las palabras que en el Senado de la República dijo Rosario Marín quien fuera tesorera de los Estados Unidos al recibir la presea "Elvia Carrillo Puerto". La premiada llamó a su pueblo (los Estados Unidos) a frenar a Donald Trump, a quien llamó "despreciable", "funesto", "fascista", "ignorante" y "siniestro", que usa al Partido Republicano "para encaramar sus espurios intereses".
Las advertencias provienen tanto de simpatizantes de las políticas liberales como de periodistas conservadores que advierten que ambos personajes, (Hitler y Trump), emplean una retórica populista que apela a la nostalgia, a la defensa del país de supuestas amenazas externas y al resentimiento racial.
POSTRE.- El mundo espera que la razón y la congruencia de la mayoría de los estadounidenses frenen a este personaje a quien muchos califican ya como un verdadero peligro para los Estados Unidos, el mundo y México especialmente.
DIGESTIVO.- Mr. Trump anuncio que llamaría al ejército para que México pague el muro. En verdad un loco de atar.