Trump vs. Clinton
Al final tenía que llegar el momento. Este próximo martes, 8 de noviembre, habrá comicios presidenciales en Estados Unidos. Hillary Clinton se enfrentará a Donald Trump en uno de las elecciones más importantes en la historia del país.
Las encuestas ofrecen una visión del posible resultado, pero los mismos profesionales están conscientes de que han dejado de tener la precisión de otros tiempos. La principal razón es que el número de personas que se niega a ser encuestada ha aumentado de forma muy importante, pero también muchas más personas que antes mienten a los encuestadores. Por eso vemos una reducción en la fiabilidad de estos estudios en todo el mundo.
Si bien Trump ha estado persistentemente abajo de Hillary en los sondeos, ya demostró en el pasado su capacidad de atraer a un grupo importante del electorado estadounidense. Quienes lo siguen están absolutamente comprometidos con sus posiciones. Para ellos el candidato no puede estar equivocado, sin importar sus declaraciones cuestionables o las faltas que cometa. Trump ha logrado captar un sentimiento de frustración de millones de estadounidenses y ha generado una lealtad inquebrantable.
Del otro lado, Hillary es brillante, pero no genera entusiasmo. No es alguien que pueda convencer a quienes han votado por los republicanos en los últimos años que crucen la línea y voten por una demócrata. Tienen de ella la visión de una populista que sólo quiere subir los impuestos, ampliar las políticas de redistribución del ingreso que han empobrecido a Estados Unidos y socavar las libertades individuales.
Muchos miembros y simpatizante del Partido Democrático apoyaron a Bernie Sanders en la precampaña. Lo percibían como un político más radical, más comprometido a cambiar la sociedad. Para ellos Hillary no es tampoco una candidata aceptable. La consideran demasiado moderada y demasiado cercana a las empresas privadas que a su juicio producen todos los males de la sociedad. Aunque sean demócratas, muchos no sienten el entusiasmo de salir a votar por ella.
Si algo nos está enseñando la campaña presidencial de Estados Unidos es que los electores se han corrido a los extremos, ya sea a la izquierda o a la derecha. Paradójicamente, las posiciones de los extremos se aproximan. Tanto Trump como los grupos de izquierda del Partido Democrático quieren eliminar no sólo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sino el libre comercio del mundo. Si algo comparten es la ignorancia económica. Ninguno entiende las consecuencias negativas que un renovado proteccionismo tendría en la economía mundial.
El resultado de la elección dependerá en buena medida de cuántos y quiénes acudan a las urnas. En la última elección presidencial de Estados Unidos, en 2012, hubo una participación de 57.5 por ciento. Más del 40 por ciento de la población con derecho simplemente no acudió a sufragar. Una de las consecuencias del desánimo que se manifiesta en la población de Estados Unidos es la indiferencia ante los procesos electorales.
El triunfo este 8 de noviembre lo obtendrán los partidos y candidatos que puedan sacar a votar a sus simpatizantes. Si no pueden lograrlo con propuestas constructivas, lo harán con el miedo. Unos no saldrán a votar por Trump sino contra Hillary, otros no lo harán por Hillary sino contra Trump.
Twitter: @SergioSarmiento