Una gran expectativa ha levantado en la Comarca Lagunera y en Durango el anuncio de Uber que está próximo a iniciar actividades por estos lares a partir del mes de agosto.
El éxito de esta plataforma ha sido de tal manera que apenas, a siete años de su fundación se ha propagado por muchos países. Y en la mayoría de ellos siempre enfrenta el mismo problema: la resistencia de los taxistas concesionarios que ven a este tipo de empresa como una competencia desleal. Al anuncio de que ahora esta empresa norteamericana participará en La Laguna y en Durango, los taxistas locales están rechazándola de todo a todo, y amagan a las autoridades a que impidan su ingreso con el argumento de que transgreden las leyes referenciales al transporte público.
Uber es una empresa con base en el estado norteamericano de California que ofrece un vínculo vía una aplicación para dispositivos celulares, entre potenciales clientes que requieren ser transportados de un sitio a otro; y aquellas personas que deseen prestar servicio de chofer y proporcionar la unidad automotriz para realizar el traslado.
La aplicación en el celular permite a quien requiere el servicio, conocer de antemano el nombre de la persona que lo prestará, el vehículo en el que será transportado y precio que habrá de pagarse por todo ello. Además Uber le ofrece al cliente una gama de distintas categorías de automóviles con diferencias obvias de precio. Un eventual cliente puede elegir ser transportado en un auto compacto o en un coche de lujo, en las ciudades grandes hay una extensa oferta. Es común que como el enlace entre chofer y solicitante se hace por móviles, el primero llame al segundo para conocer el sitio exacto donde pasar a recogerlo. Una característica más de Uber es que las transacciones se liquidan mediante tarjeta de crédito, no hay entrega alguna de efectivo entre el chofer y el usuario.
Es una realidad que ahora toca el turno de las autoridades locales, tanto de Coahuila como la de Durango, de tomar una postura ante esta novedad en nuestras ciudades en cuanto a la contratación de transportación.
Vale la pena señalar que las legislaciones de estos estados contienen una diferencia importante: la operación de las concesiones y regulación del transporte en Durango es una facultad reservada para autoridades estatales, en tanto que Coahuila delega en sus municipios la facultad de expedir concesiones y regular la materia. En lo particular, la postura del ayuntamiento de Torreón se percibe poco reacia a Uber, pero lejos de una cerrazón. Tan es así que en esta ciudad sí habrá ya este servicio desde la semana entrante. Representantes de la empresa han dicho que el gobierno de Coahuila ha mostrado una apertura a que se dé inicio a las operaciones. Durango ha reaccionado con un total rechazo. Tanto que por ahora Uber pospondrá el inicio de operaciones en tierras duranguenses aduciendo simplemente que las autoridades respectivas lejos de ofrecer garantías, han amagado con arrestos, tal como lo cita el código civil del Estado de Durango para aquellos que presten servicio de transportación sin la concesión respectiva.
Si se trata de ser justos, es muy difícil establecer si la operación de Uber es en realidad legal o no. A quienes interpretan que el servicio que se presta no más que aquel que desde siempre prestaban los carros de sitio (taxis) sólo que ahora la negociación se hace a través de la tecnología moderna, vía aplicación, lo que antes se hacía con una llamada telefónica, con lo que abiertamente Uber y sus choferes estarían violando las leyes actuales. Otros en cambio, señalan que lo que hace esta novedosa empresa no es un servicio público, sino una contratación de carácter privado que los exime de la obligación de contar con concesión para realizarla.
Existe una analogía que quizá refuerce la postura de aquellos que están a favor de Uber en detrimento de los concesionarios. Una persona puede ver ahora televisión a través de Netflix, ClaroVideo o incluso Blim (plataforma de Televisa) sin tener que sintonizar ninguna frecuencia de televisión abierta, que obligatoriamente cuenta con una concesión, tal como la tienen los taxistas comunes.
La realidad es que la tecnología ha superado a la legislación en este caso y nadie la previó o le quiso entrar, porque los taxistas, hay que señalarlo, son grupos que son muy útiles para cuestiones electorales y ningún político ambicioso iba a enfrentar este conflicto legal que desata la operación de empresas como Uber.
Habrá que ver qué posturas toman finalmente Coahuila y Durango. Los primeros, con sus municipios incluidos, parece que permitirán el servicio, favoreciendo finalmente al consumidor que podrá decidir si toma un Uber o un taxi común. Las salientes autoridades duranguenses parece que prefieren defender primero a los taxistas que a los usuarios, con una interpretación de la ley. El paso de las semanas nos dirá si Uber sí o Uber no.