Columnas Social columnas editoriales SOCIALES

UN PERSONAJE QUE NACIÓ PARA DEJAR HUELLA

Dr. Leonel Rodríguez R.

(Primera parte)

"El secreto de la vida es estar enamorado, de lo que sea, pero estar enamorado. Amar es vivir, vivir es compartir, no importa que a uno no lo amen. Hay que amar". Germán González Navarro.

(Ésta es la dedicatoria que aparece en la contraportada del libro Tercera edad. Edad maravillosa. Primera edición, escrita por el Ing. Juan Manuel González Cerda, gran escritor, excelente amigo, y que dedicara a este gran personaje, "torreonense de cepa única", como atinadamente lo llama Renata Chapa).

¿Desde cuándo empecé a tratar a don Germán? Fue la pregunta que me formulé ayer (01-12-16), cuando acudía al recinto donde se velaban sus restos y manifestar mis más sentidas condolencias a sus familiares: su esposa e hijos, pues hacia unas horas, Memo Murra, un gran ultra maratonista pero sobre todo un gran amigo, me informa de su partida y aún cuando no pude evitarlo, ni tampoco lo quise hacer, no dejé de derramar un manantial de lágrimas, al leer en varias páginas de este periódico, varias esquelas, y sobre todo, al ver la fotografía donde porta la antorcha de los Juegos Panamericanos del 2011, y aun cuando en estos momentos no tengo precisas las fechas, fue cuando me dediqué por espacio de más de tres años a investigar la historia de cada uno de los monumentos que por diferentes puntos de la ciudad se localizan, y en este caso, la efigie que de su padre, don José González Calderón, ingeniero y agricultor, se encuentra a la entrada de lo que actualmente es el Museo Regional de La Laguna y a quien se le atribuye haber sido el iniciador del proyecto para la construcción de este lugar, allá por 1939, al cual conocemos con el nombre de Bosque Venustiano Carranza.

Por aquel entonces, don Germán y su familia radicaban en una gran casona ubicada por la Calzada Cuauhtémoc, muy cerca de la avenida Ávila Camacho, a donde acudí lleno de emoción, previa cita telefónica, con un personaje que ya estaba haciendo historia en nuestra región. La cortesía, amabilidad y espontaneidad con que me trató en aquella ocasión, fue suficiente para catalogarlo como la persona más sencilla con que hubiera tenido contacto, ya que desde ese momento, nació una gran simpatía entre ambos que perduró hasta antes de su partida. Cuántos documentos de antaño, de sus antepasados, de la historia de Torreón me enseñó y jamás olvidaré cuando me mostró el plano original de lo que sería el proyecto de un Bosque Urbano, mismo que en aquella época se construiría en las afueras de la ciudad, pues hay que saber que lo que actualmente es la Calzada Cuauhtémoc, ya eran las "orillas de la misma", y si mal no recuerdo, me comentaba que todo aquello eran tan sólo "basureros".

Para mi fortuna, tenía varias copias de ese proyecto y tuvo la amabilidad de obsequiarme una de ellas que no tengo duda que está muy bien guardada en mis archivos. Fue con toda esta información que logré escribir la historia del personaje a quien le debemos las actuales instalaciones de nuestro amado bosque, que por cierto, ha sufrido muchas modificaciones a través de más de siete décadas y que también está considerado como uno de los "pulmones" más importantes de nuestra amada ciudad.

A partir de entonces, fueron muy contadas las ocasiones que tuve el gusto de volverme a cruzar en su camino y fue hasta los primeros años de nuestro actual milenio, cuando empecé a realizar mis primeros "pininos" en el deporte del "running" que lo volví a saludar al vernos en alguna o algunas carreras en las que yo empezaba a participar.

Para entonces, los comentarios que empecé a oír de otros "viejos corredores" en relación a su persona eran sorprendentes, pues supe de sus antecedentes como maratonista y ultra maratonista y agregaban: "Y eso que ya empezó en su edad adulta", y sobre todo, saber que era uno de los personajes que mucho habían colaborado para organizar los primeros maratones Lala y que a través de más de dos décadas está catalogado como uno de los de mayor prestigio no sólo a nivel nacional, sino también internacional, y de los cuales de algo me enteraba cuando todavía ni pensarlo tenía de que algún día iba a participar en algunos de ellos.

Cómo lo recuerdo sobre todo en algunas de dos grandes carreras, la de la Meta de diez kilómetros y sobre todo la carrera de Mapimí al Puente de Ojuela, pues fue cuando por primera vez participé en la primera de ellas, que fue de 7 kilómetros desde la entrada al camino que nos lleva hasta el puente, esto en el 2005, y a partir del siguiente año, ya de diez kilómetros, pues se sale todavía hasta el presente año de la Plaza de Armas de esta cuatro veces centenaria población.

Leer más de Columnas Social

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1291328

elsiglo.mx