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Verdades y rumores

EL AGENTE 007

Cuentan que el arribo del exgober Humberto Moreira al aeropuerto de la Ciudad de México el pasado miércoles fue lo más parecido a la llegada de un rockstar, luego de haber pasado una semana en una fría celda de la cárcel madrileña de Soto del Real. Los subagentes disfrazados de maletas nos reportan que el despliegue de seguridad para acompañar al Profe de la Deuda hasta la salida de la terminal no se había visto desde hace años y algunos hasta llegaron a pensar que el Papa Francisco había adelantado su visita. Cuando se percataron que se trataba del exdirigente nacional del PRI al que, según él, “todos han engañado y agraviado”, varias personas se acercaron a gritarle cosas poco agradables relacionadas con los recursos extraviados de su gestión como mandamás de la golpeada provincia coahuilense, mientras que otras sacaron pancartas con leyendas de protesta por los problemitas financieros y de seguridad generados durante su gobierno. Comentan que los reclamos molestaron a los familiares de don Humberto quienes incluso enfrentaron a los quejosos, les arrebataron sus pancartas y respondieron con comentarios, digamos, poco amables. Luego de que el Maestro Bailarín, ya casi doctor, leyó frente a una prensa tumultuosa un texto que según él lo exonera de todo lo habido y por haber, se subió a un humilde Mercedes Benz, seguramente pagado también con el dinero de sus empresas y su pensión, para retirarse a toda velocidad como si una estrella de cine se tratara. Por cierto, el personal de la Fiscalía española y la Audiencia Nacional se mostró harto sorprendido por la salida intempestiva de la estrella del momento del país ibérico y que, incluso, con las prisas, olvidó recoger un celular y una tableta electrónica que le fueron retenidas mientras “conocía las necesidades” de los presos de Soto del Real.

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Uno de los personajes que más salpicado ha salido con todo esto de la Humberto-novela es el diputado local Francisco Tobías, quien siempre ha sido muy identificado con el exgobernador coahuilense y ahora, siguiendo los pasos de su mentor, ha asumido una actitud de víctima indefensa. Resulta que luego de que se supo que entre las pruebas presentadas por los abogados del profe había facturas de dos empresas de publicidad que incluso dan servicio al gobierno provincial (sí, el del hermano), fue revelado también el nombre del legislador como “representante” de una de las compañías, dicho en palabras de los maldicientes, testaferro o prestanombres. Como usted recordará, memorioso lector, don Francisco pertenece a la camada de curulecos locales que en 2011 legalizó la megadeuda estatal, con todo y que no había -como hasta ahora- información sobre en qué se gastó y que parte de los créditos fueron contratados con documentos falsos. Y como premio por hipotecar el futuro del estado, Tobías y otros políticos, como Shamir Fernández y Verónica Martínez, jerarcas del PRI local de Torreón y estatal, respectivamente, fueron premiados con una nueva curul. Pues bien, dentro de los vertiginosos capítulos de la nueva temporada de este culebrón, un grupo de reporteros intentó hace unos días entrevistar al diputado sobre su relación con las empresas del maestro jubilado, pero en vez de responder optó por precipitarse hacia el servicio sanitario del Museo del Desierto en la Urbe de Adobe. Este hecho fue retomado incluso por portales y medios de la capital de la República como la nota de humor del día. Pero esta semana, don Francisco decidió salvar su honor (tan de moda en estos días) y declaró, si así puede decirse, en un medio televisivo de la capirucha estatal, que tuvo que meterse al baño porque los reporteros “querían extorsionarlo”. Pobre hombre. En toda su “indefensión” y con su amplia experiencia, el legislador estatal confunde -o aparenta confundir- simples preguntas con “extorsiones”, como si no supiera qué son en realidad estas últimas.

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De forma sorpresiva se vio por estas tierras laguneras a miembros de las “fuerzas vivas” del priismo coahuilense las cuales se arremolinaron ayer viernes en la ciudad que gobierna Miguel Riquelme. Nuestros subagentes disfrazados de despensas comentan que su presencia tiene como objetivo afinar la estrategia para impulsar al inquilino del séptimo piso del edificio más caro de Torreón rumbo a la gubernatura, y aseguran que van contra viento y marea. Y es que dicen que pese a que los bonos del moreirismo han bajado y el relevo en la Silla Máxima de la provincia se ve más incierto que la recuperación del peso frente al dólar, por el escándalo del ahora jubilado y “humilde” profesor Humberto, otros dicen que la realidad es que el despliegue de toda la clase política en la Perla de La Laguna indica que, muy por el contrario, las alianzas se van tejiendo poco a poco con mayor fuerza, o al menos es lo que quieren hacer creer. Lo cierto es que este año los partidos tendrán que seleccionar a su aspirante a gobernador y quedan escasos meses para que los calefactos sean puestos en los escaparates tanto del interior de sus respectivos grupos como hacia afuera, con la sociedad. Por lo pronto, dicen que, para que vean que no ha perdido fuerza, el favorito (o uno de los favoritos, ya no se sabe) del gober Rubén Moreira, está acelerando el paso en los proyectos y obras que le quedan “vivos” en Torreón para presumirlos antes de irse en un megainforme que, según cuentan, ya se está cocinando desde ahora, y rezando para que no le “truenen” como palomitas, junto con sus ansiados anhelos por despachar desde el Palacio Rosa de Saltillo.

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A propósito de suspiros preelectorales, dicen que los principales partidos están batallando para convencer a sus militantes distinguidos (es un decir) de que se animen a competir por la minialcaldía de un año en las ciudades de la provincia de Coahuila. Por ejemplo, nuestros subagentes disfrazados de matracas tricolores nos reportan que en el PRI los problemas para conseguir candidatos para la gestión de un año son tantos que en varios municipios se la están ofreciendo literalmente a quien sea. Y es que tal parece que el botín resulta tan poco atractivo para los políticos con mayor trayectoria que no han querido levantar la mano, ya que prefieren esperarse un año para buscar la alcaldía de tres años con posibilidad de reelegirse por otro trienio. Seis años en satrapía pues ya pinta un mejor y jugoso panorama. Ante esta falta de ánimo, los jerarcas priistas y panistas se han acercado con funcionarios de medio pelo para a ver si de entre ellos sacan a sus candidatos. Pero vaya sorpresa que se han llevado porque ni siquiera ellos quieren las migajas que representa el cargo anual, ya que les conviene más esperar el hueso de quien quede y así no se “queman” y cuidan su zona de confort. Al paso que van, los partidos van a tener que hacer un sorteo para ver a quién le toca competir por las alcaldías. Vaya cosas.

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Una vez más, parece que los panistas de Gómez Palacio no necesitan al PRI para perder, ya que con ellos mismos es suficiente. Resulta que Gustavo Acosta y Paco Ramírez ya están perfilando como candidato a alcalde a Pancho León Jr, figura de la que varios blanquizales desconfían porque, dicen, “lo único” que tiene para pelear la alcaldía es su dinero, la imagen de su papá y la bendición de don Carlos Herrera. Si bien es cierto que las tres características no son poca cosa, dado el nivel político que se suele dar por estas tierras, para varios integrantes del PAN resulta insuficiente. Estos militantes inconformes dicen que ni a Acosta ni a Ramírez les importa el proyecto del “Güero” Rosas Aispuro, sino que sólo buscan heredar regidurías y atender a la agenda del empresario lechero de La Laguna de Durango. Cabe recordar que en 2000 Ramírez negoció con los Herrera su diputación federal en contra de Jesús Ibarra Rayas, y luego su candidatura a la alcaldía en 2004, quedando prácticamente subordinado al exalcalde Octaviano Rendón, junto con el actual dirigente municipal del PAN, Acosta, quien quedó de regidor. Don Paco colocó además a su cónyuge como regidora, cosa que, dicen, quiere volver a hacer ahora. Pero para abonar al desorden de los panistas en la industriosa Santa Rosa, dicen que la regidora Jacqueline Santos busca colar a su progenitor en la nómina municipal del próximo ayuntamiento como edil, mientras que Osvaldo Santibánez quiere hacer lo propio con su cónyuge. Por su parte, de Ángel Orona cuentan que sin empacho alguno se unirá al equipo de Leticia Herrera, candidata del PRI a la alcaldía, al igual que Hassan Chaúl, que sólo causa dolores de cabeza al PAN. O sea que para el blanquiazul pintan otros tres años de “oposición”, con la posibilidad de convertirse en seis.

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