Como reguero de pólvora corrió entre los cetemistas coahuilenses la especie del supuesto “retraso en recibirlo” que le aplicó el nuevo dirigente nacional de la CTM, Carlos Aceves del Olmo, al alcalde de Torreón y suspirante Miguel Riquelme, quien recientemente fue a la Capirucha del Esmog para solicitar una reunión con el jerarca obrero y éste le mandó decir que el conducto para tratar cualquier asunto con él era el líder estatal, Tereso Medina. Cuentan los subagentes disfrazados de comisionados que don Miguel no quería estar dando vueltas pues le era de harta urgencia tratar con don Carlos un asunto que, dicen los malpensados, tenía que ver con pedirle su apoyo, ya que don Tereso no simpatiza con el edil torreonense.
A éste no le quedó de otra que buscar la intercesión del gober de la provincia coahuilense, Rubén Moreira, para que el jefazo de la CTM lo recibiera presto, lo cual sí ocurrió, aunque con asegunes, dicen. Se comenta que el cotilleo del incidente llegó hasta el más recóndito lugar del estado y motivó sonrisas contenidas de algunos cetemistas que no ven con muy buenos ojos que don Miguel sea el heredero aparente sin preguntarles a ellos, faltaba más. Pero el asunto no paro ahí. El que llegó a echarle más leña al fuego fue el mismísimo hermano incómodo Humberto Moreira, quien después de haberse pasado unas vacaciones en España con visita a Soto del Real incluida, le dijo a Tereso Medina que no tuviera miedo de rebelarse contra Rubén y de no aliarse para hacer ganar a Riquelme, ya que nada le debía al gober, sino que al contrario, éste lo había estado bloqueando desde hace mucho tiempo para que no ocupara una cómoda senaduría, cosa que pudo conseguir apenas en septiembre pasado, cuando pidió licencia Braulio Fernández Aguirre. Parece que la grilla se va a poner buena.
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Con la sacudida que -por fin- está dando el inquilino del séptimo piso del edificio público más caro de la ciudad en la Dirección de Vialidad, comienzan a correr las apuestas de quién o quiénes podrían ser las próximas cabezas en rodar. Así como desde hace meses nuestros subagentes habían reportado que los mandos medios y superiores de Tránsito no habían tomado en serio el discurso de don Miguel para acotar las corruptelas y seguían hincando el diente a los incautos automovilistas vía sus subordinados, así también se han reportado numerosos “detallitos” que ocurren en dependencias como Protección Civil, a cargo del siempre polémico Alberto Porragas, y hasta en la Dirección de Seguridad Pública Municipal, encabezada por el teniente Adelaido Flores. A propósito de esta última, en días recientes han comenzado a circular los rumores de que el descontento por parte de algunos agentes debido al trato digamos poco amable que reciben ha escalado al grado de ventilar varios trapitos en la frecuencia de radio de la Policía Municipal. Dicen los subagentes que de pronto se escuchan comentarios relacionados con castigos un poco pasados de rigor hacia elementos que don Adelaido considera que se han portado mal. Por otro lado, comentan que las carencias en materia de equipo no se han resuelto a la par que continúan los horarios extenuantes y las órdenes subidas de tono. ¿Será suficiente?
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Dicen que ya salió el peine en el caso del cese fulminante de Héctor Mario Zapata como secretario de Salud en Coahuila. Nuestros subagentes disfrazados de jeringas recicladas nos reportan que las versiones de que el despido se dio por supuestos malos manejos durante su gestión o la muerte de dos bebés en el Hospital del Niño de Saltillo son sólo borregos y que detrás se esconde una razón política. Comentan que de ser el caso de las defunciones, pues ya hubieran corrido a medio mundo puesto que en todos los hospitales públicos de la entidad se registra este tipo de “imponderables”. Resulta que, según los subagentes, don Héctor empezó a pisar callos al iniciar una investigación por supuestos huecos inexplicables en las finanzas del Instituto de Servicios de Salud, Rehabilitación y Educación Especial e Integral (ISSREEI), que encabeza Roberto Amador, familiar en segundo grado de quien fuera la mano derecha de gober Rubén Moreira en la Secretaría de Gobierno, el diputado federal Armando Luna, y, por ende, de la madre de éste, Eglantina Canales, secretaria de Medio Ambiente. Al parecer a ambos no les cayó para nada en gracia que Zapata anduviera molestando a su pariente y solicitaron a don Rubén que le diera las gracias. Incluso dicen que el Hospital del Niño, en donde ocurrieron las muertes de los bebés, también depende del ISSREEI, así que la responsabilidad última recaería en todo caso en Amador, de quien, aseguran, con el corte de cabeza y el arribo a la Secretaría de Salud de Jorge Verástegui, neófito en asuntos médicos, ya salió bien librado. ¿Qué tal?
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No pocos asistentes a la presentación que con bombo y platillo hizo el jueves el gober Rubén de la llamada “Fuerza Coahuila” en Saltillo se quedaron algo sorprendidos. Y no sólo por las preguntas de rigor que genera esta nueva corporación, estrategia o protocolo, ni tampoco por las arremetidas e indirectas que Moreira lanzó -otra vez- a los críticos y criticones de sus políticas públicas, ni tan sólo por el vacío que deja la desaparición del famoso GATE en materia de castigo por los pasones de mano constantes, sino también por el hecho de que se haya presentado ya a José Luis Chapa como sexto, sí sexto, comisionado de Seguridad del Estado. El extrañamiento y la sorpresa surgen porque resulta que don José Luis no ha presentado los exámenes que aplica la PGR a todos los mandos policiacos estatales para ver si no andan en malos pasos o pueden caer fácilmente en las tentaciones del hampa. Chapa sólo cuenta hasta ahora con la aprobación de los exámenes de control y confianza que realiza el gobierno de Coahuila, pero le falta aplicar en los de la institución federal, cuyos resultados suelen tardar varios meses una vez que la prueba es presentada por el aspirante. Además, el nombramiento oficial no se ha hecho aún, pero ya le mandaron hacer sus identificaciones como flamante comisionado. Y aquí surge una duda: ¿don Rubén está convencido de que el nuevo gendarme de gendarmes del Estado va a aprobar los exámenes de la PGR?
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Un profundo y amargo descontento prevalece entre algunos priistas de Gómez Palacio, quienes al no ver cumplidas sus siempre altas expectativas en este año electoral, comienzan a gestar una gran desbandada para revertir las cosas y darle su apoyo al candidato a la gubernatura de Durango por la coalición PAN-PRD, José Rosas Aispuro, así como a los abanderados de la oposición a la alcaldía y diputaciones locales. Y es que la imposición de la gente de la capital del Estado ha sido tan aplastante al grado de que han acaparado todas las posiciones y están dejando sin opciones a una parte de la militancia gomezpalatina, que se siente con hartos méritos para reclamar huesos de buen tamaño sin éxito alguno hasta ahora. Identificados con el inocultable ADN priista del “Güero” Rosas, ya comienzan a preparar su nueva chaqueta para cambiarse de bando con la esperanza de que, con lágrimas en los ojos, en este equipo sí los tomen en cuenta. Por lo pronto, ya algunos liderazgos cenecistas le dieron la espalda a la candidata al Décimo Distrito, Marina Vitela, a quien no están dispuestos a apoyar por la imposición que representó su designación y con la cual la CNC perdió una posición que le tocaba históricamente para ocupar en el Congreso del Estado. El actual diputado local y dirigente de la CNC, Julio Ramírez ya quedó rebasado por los liderazgos campesinos, quienes están decididos a apoyar y votar por el candidato de oposición, Augusto Ávalos; tal es el caso de Pedro Luna e Hipólito Pasillas, quienes casi están garantizando el voto verde para los candidatos de la coalición imposible PAN-PRD. Ante este panorama de fisura, hay quienes incluso se arriesgan a afirmar que hasta la propia candidatura de Leticia Herrera Ale a la presidencia municipal de Gómez Palacio aún está como moneda en el aire, partiendo de que ella sería la principal inconforme con la designación-imposición del candidato “de unidad” a la gubernatura, Esteban Villegas, que aunque públicamente se esfuerza en negar, persiste su resentimiento.
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Muy disparejos avanzan las obras del Fideicomiso del Fondo Metropolitano en la -demasiado- tranquila Ciudad Jardín, pues mientras algunas de ellas van viento en popa, en otras las autoridades hacen poco menos que simular que avanzan. De plano dos obras están detenidas, sin un alma que se asome a continuarlas. Nuestros subagentes disfrazados de maquinaria arrumbada y carretillas sin usar se han percatado que a pesar de haber iniciado en noviembre el remozamiento del bulevar Miguel Alemán, nomás no tiene para cuándo terminar. Primero pavimentaron un tramo pequeño frente al Museo de Sarabia, luego tardaron más de dos meses trabajando en la lateral, y hasta hace poco se veían algunos trabajadores rehabilitando camellones y banquetas, pero en cuadrillas no mayores a 5 personas. A este paso la obra no tiene fecha de entrega previsible y lo mismo ocurre con las obras de imagen urbana del camellón central del periférico, por donde no se asoma ni el sol. El pasado mes de enero funcionarios de la Secope se apersonaron y dieron un apretón de tuercas a todos los constructores que están cargo de estos y otros proyectos y comentaron que en todas las obras iban conforme el calendario. Pero los malpensados empiezan a preguntarse si el calendario seguirá siendo tan flexible ya que ni parece año electoral. O de plano ya nada les importa.