Las dudas sobre la obra del Teleférico, proyecto que teóricamente vendrá a marcar un antes y un después en el desarrollo económico de Torreón, han comenzado a surgir entre los más escépticos observadores de la cosa pública local e, incluso, dentro del propio ayuntamiento y el gobierno provincial, debido a que hasta ahora sólo se tiene asegurada una parte de los recursos que se requieren para construir lo que algunas mentes maliciosas ya conocen como el “Gran Mirador Móvil de Baches de Torreón”. Nuestros subagentes disfrazados de muros que todo lo oyen en el edificio público más caro de la ciudad nos comentan que aunque la Federación autorizó una partida de 60 millones de pesillos para iniciar con los primeros trabajos, todavía faltan 100 millones que a la fecha no se sabe de dónde van a salir.
Dicen que algunos regidores de oposición, de los pocos que quedan en el Cabildo, han intentado averiguar con el guardián de las finanzas municipales, Enrique Mota, el origen de los recursos pendientes sin que hasta ahora hayan tenido otra respuesta que el pase de la papa caliente al director de Obras Públicas, Gerardo Berlanga, quien tampoco ha resuelto la incógnita aunque ya se encuentra muy puesto para iniciar los trabajos. Para abonar más a la incertidumbre, tampoco se han aclarado las dudas respecto a todas las adecuaciones que tendrán que hacerse en las calles del primer cuadro de la ciudad para construir la estación a la que llegarán las naves espaciales -perdón, góndolas- procedentes del Cristo de las Noas. A ver si en estos días de fervor religioso se nos revelan estas y otras “verdades” necesarias.
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Dicen las fuentes cercanas al caso que detrás del citatorio que se le hizo recientemente a un exfuncionario del Simas para que declarara en calidad de testigo en la delegación de la Procuraduría de Justicia, hay un vengativo gato encerrado. Hace unos días Luis Vallejo, exsecretario de Gestión y Seguimiento de la empresa descentralizada de aguas y drenaje, fue llevado en medio de un aparatoso despliegue policiaco ante la mesa del Ministerio Público para que rindiera su declaración. Dicen que el agente asignado al caso tuvo que ser traído de otras áreas debido a que el responsable de la mesa se rehusó a prestarse a un hecho que considera turbio, por decir lo menos. El asunto que se sigue tiene que ver con la contratación de unos extraños seguros para que los funcionarios del Simas no tuvieran que desembolsar ni un peso en caso de que fueran detectados desvíos de recursos en el ejercicio, tal y como lo apuntó una auditoría de 2010. El detalle es que, según cuentan, Vallejo nada sabe y nada tiene que ver con este asunto simple y sencillamente porque él aún no trabajaba en el sistema de aguas cuando se hizo la contratación y cuando se detectó el enjuague. Entonces ¿por qué citarlo a declarar por algo que ignora? Aquí es donde aparece el gato encerrado. Resulta que don Luis, en su calidad de actual asesor de la Canacintra Torreón, ha estado aportando información puntual sobre las cuentas descuadradas de la paramunicipal, información que luego se expone en el Consejo del Simas en la voz de Jorge Campos y Eugenio Treviño y que ocasiona serios malestares al gerente general y suspirante a alcalde interino, Xavier Herrera. Además, se sabe que Vallejo ha soltado una que otra opinión contraria a lo que se está haciendo en la actual administración, como lo es la desaparición de facto del órgano de contraloría del Simas, el mismo que llegó a ser ocupado por don Xavier antes de ascender a su puesto actual. Pero por si estos antecedentes no fueran suficientes, nuestros subagentes disfrazados de pájaros en el alambre nos informan de una misteriosa llamada que desde el séptimo piso del Invernadero Mayor se le hizo al delegado de la Procu, Gerardo Márquez -exfuncionario municipal, por cierto- para pedirle “de favor” ciertas diligencias sobre el caso en cuestión. Vamos a ver hasta dónde llega el calambre y qué más trapos quieren colgar al interfecto incómodo.
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Nos llegan reportes de que en la pretemporada vacacional de Semana Santa quedaron en evidencia unos extraños manejos en la tramitación de pasaportes que se hace en la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores ubicada en el Palacio Federal de Torreón. Resulta que para solicitar la identificación a menores de edad se requiere una constancia de estudios de educación básica. Cuando los paterfamilias llevan muy confiados el documento que les entregan en las escuelas donde estudian sus hijos, hasta que están en la ventanilla son informados que, como dicen en el beisbol, “atrás los fielders”. Y esto es porque dicha constancia debe contar con el sello de la Secretaría de Educación del Estado de Coahuila. Cuando los contrariados padres acuden a las oficinas de esta dependencia se percatan de que, casualmente, existe una manta muy dispuesta en la que se advierte: “constancias de estudios para trámite de pasaporte, costo: 120 pesos”, palabras más, palabras menos. Al llegar al área habilitada para tales efectos, los encargados les entregan el mismo documento que ya les habían dado en la escuela, con la salvedad de que ahora trae un bonito sello. Es decir, sólo el mentado sello cuesta 120 pesotes. Lo que llama la atención de quienes han tenido que pasar por esta muestra de burocratismo mal intencionado es que no se advierta oportunamente que se debe contar con el documento sellado para solicitarlo así en la escuela, y que sólo se pueda hacer este trámite en la Secretaría de Educación a un costo que resulta a todas luces arbitrario, por decir lo menos. O andamos muy urgidos de dinero en la provincia coahuilense, o alguien está haciendo su agosto en pleno marzo.
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Si una palabra pudiera definir en estos momentos al PAN de Gómez Palacio esa sería desorden. Resulta que, luego de los retrasos y problemas en la definición de suspirantes, se avecinan cambios de último momento en candidaturas y posiciones en las planillas del partido blanquiazul, tanto por estrategia como para anular algunas decisiones tomadas por el dirigente estatal en Durango, Juan Quiñones, quien prácticamente está convertido en el mayor enemigo de los propios panistas, a decir de varios de ellos. Uno de los cambios es el que apunta hacia la candidatura a la diputación local por el XII Distrito, para la que en principio se había designado a la empresaria Tere Becerra, pero que será sustituida por un exregidor de Gómez Palacio de quien se dice traerá importantes noticias en el tema de las desbandadas de otro partido político (¿será del tricolor?). Otro caso que está en la cuerda floja es el de la quinta posición de la regiduría que inicialmente se otorgó al exdirigente local del partido, Uvaldo Nájera, dentro de la planilla de Pancho León Jr., candidato a la alcaldía gomezpalatina. Y es que según se cuenta, Nájera fue impuesto a toda costa por don Juan, a quien acusan de ser demasiado leal a los intereses del gobierno estatal y de apoyar abiertamente a quien lo encabeza, Jorge Herrera, a cambio de que su constructora sea una de las consentidas a la hora de la entrega de contratos de obra en la Capital de los Alacranes y otros municipios de la provincia. Además, dicen, Nájera no le abona en nada al triunfo de los candidatos panistas, si se toma en cuenta que durante su periodo como presidente del PAN en Gómez Palacio no hizo una sola crítica al gobierno local como representante de la oposición; por el contrario, se sumó a la postura oficial y hasta se llegó a comentar que recibía ciertas ayudas a cambio de no hacer ninguna observación. Además de la imposición de Nájera, cuentan que Quiñones se encargó de amañar el proceso para designar a Rodolfo Dorador en la primera diputación plurinominal, pues cuando en la primera votación secreta el resultado no favoreció a éste, hizo repetir el procedimiento pero para que los 34 consejeros votaran abiertamente. Este hecho no les dejó más opción que votar a favor de Dorador, ya que se sentían observados. Por este motivo, cuentan que ya se cocina una impugnación ante las altas instancias panistas en contra del dirigente estatal. Pura reyerta, pues.
