Ahora que, luego de una larga sequía de inversiones, éstas han comenzado a aterrizar en La Laguna, la competencia con otras regiones de las provincias internas de Coahuila y Durango se ha trasladado a las ciudades de la comarca, principalmente entre Matamoros y Torreón, donde abundan los terrenos aunque no siempre sea ésta la causa para apoyar un lugar u otro. Y así quedó demostrado con una empresa japonesa que fabrica arneses de seguridad para autos y que prácticamente ya se tenía amarrada para llegar al municipio benjamín de la zona metropolitana. Incluso, el alcalde de la Urbe Ladrillera, Raúl Onofre, ya andaba presumiendo a propios y extraños el próximo arribo de la compañía nipona. Pero resulta que de último momento “dijo mi mamá que siempre no”, ya que, según la especie que ha llegado a oídos de nuestros subagentes disfrazados de obreros, desde la Secretaría de Desarrollo Económico, encabezada por Antonio Gutiérrez Jardón, se operó para aguarle la fiesta a don Raúl, quien se quedó como novia de rancho viendo cómo se quedaba la inversión en Torreón. Se dice que incluso el secretario le habló al munícipe matamorense para que mantuviera la boca cerrada y que esperara a que el patrón del Palacio Rosa diera el anuncio oficial. Pero realmente su intención era ganar tiempo para terminar de “cuajar” la maniobra y despojar a Matamoros de un bocado que ya casi era suyo. Otro caso, pero con resultados diferentes, fue el de la empresa norteamericana Lear Corporation, cuya inversión se acaba de anunciar la semana pasada. Pero dicen que los gringos demostraron más colmillo que los japoneses y antes de ceder a las sugerencias del Estado y el Ayuntamiento de Torreón, prefirieron conocer qué terreno pisaban, y así fue que el director de Fomento Económico de Matamoros, Josué Favela, se los llevó a “ranchear” para demostrarles que en los ejidos donde escasea el empleo había materia dispuesta para entrale a la chamba. Además, Onofre les consiguió un terreno bueno, bonito y barato para la construcción de la planta, a escasos kilómetros del libramiento Torreón-Matamoros, por lo que los gringos quedaron satisfechos. Por eso, cuando la gobernantes de Saltillo le hicieron la propuesta a los ejecutivos de Lear Corporation de que era mejor instalarse en Torreón por ser un municipio más grande y con mucha mayor infraestructura, la respuesta de ellos fue un rotundo: “Matamoros o Querétaro o San Luis”. Ante esa respuesta, no les quedó de otra que doblar las manos y dejar que se instalara en Matamoros, incluso el Estado tuvo que entrarle a la compra de los terrenos, quizá donde a estos últimos no les gustaban tanto las condiciones, digamos menos amigables. De cualquier forma, el anuncio de la instalación de la empresa se hizo en Torreón y no en Matamoros, cosa que no dejó del todo contento a Onofre, quien tuvo que ajustarse a las “órdenes de arriba”.
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A propósito de inversiones, dicen las lenguas viperinas que algo hay de cierto en las críticas que ha lanzado el obispo guerrillero de Saltillo, Raúl Vera, sobre la calidad del empleo que se ha estado generando en la provincia coahuilense y cuyos números, ciertamente elevados, tanto presume don Rubén. Resulta que en el mundillo de las agencias de recursos humanos y de capacitación y colocación de personal se ha esparcido la especie, conocida de viva voz de candidatos a un empleo, que los puestos de trabajo que varias de las nuevas empresas que han comenzado a instalarse en La Laguna están ofreciendo no rebasan los 800 pesos a la semana de salario. Este fenómeno, a los ojos de quienes le inteligen a las cuestiones del mercado laboral, tiene algunas explicaciones, aunque hay dos bandos muy claros que no se ponen de acuerdo. Por una parte están los que creen que los bajos salarios se deben principalmente a la sobreoferta de mano de obra que se generó durante la época de la sequía de inversiones. Por la otra, los que consideran que las empresas que han logrado amarrar los agentes del gobierno son del tipo que busca instalarse en sitios con mano de obra barata y que precisamente este es el gancho principal que ofrecen los cazadores de inversiones. Sea como sea, nada mal le cae a la región el arribo de capitales frescos que ojalá echen raíces en estas tierras, mientras llega la “gran empresa” que tanto se espera y que generaría trabajo para todos los niveles y con mejores salarios. Sobre esto se sabe que la competencia está harto dura entre Torreón y otras tres ciudades del Norte y el Bajío para traerse una armadora de la firma coreana Hyundai, que ya confirmó que en 2017 hará una fuerte inyección de recursos en nuestro país. Sin embargo, dicen los que saben que la decisión depende en mucho de cómo se arreglen el gobierno de Nuevo León y los ejecutivos de Kia Motors, filial de Hyundai, actualmente enfrentados por los enormes incentivos ofrecidos por la administración anterior que el “Bronco” Rodríguez no quiere mantener, y de qué tan “guapos” se puedan poner los gobiernos estatales y locales competidores después del arreglo. Esperemos que además de estar haciendo “changuitos” nuestras H. Autoridades le estén echando seso al asunto.
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Cuentan que la reunión del Consejo Político Estatal del PRI celebrada el fin de semana pasado en la Perla de La Laguna tuvo un considerable bajón a lo que se esperaba desde que se programó por primera vez en enero pasado y que terminó por suspenderse por el terremoto Moreira I con epicentro en España. De entrada, el recinto tuvo que ser distinto y más reducido, el Expo Center de la Feria, debido a que el considerado originalmente, el Coliseo Centenario, sufrió un siniestro que lo dejó inhabilitado temporalmente. Los expertos en cálculos humanos consultados aseguran que los participantes no rebasaron los 2, 500, cuando en enero se calculaba por lo menos el doble. Aunque en su propaganda el tricolor manejó el clásico discurso de la unidad, lo cierto es que faltaron varios connotados priistas como los exgobernadores Humberto Moreira (por obvias razones), Enrique Martínez, Rogelio Montemayor y el exalcalde de Saltillo y actual curuleco federal, Jericó Abramo Masso. Además, el que decidió no asistir fue el diputado federal y suspirante a la gubernatura Javier Guerrero, de quien se dice quiso evitar correr riesgos ante los rumores de que sería recibido de forma hostil para hacerle notar que el bueno, al menos para el gober, en la carrera por alcanzar el Palacio Rosa es el munícipe torreonense y anfitrión del acto, Miguel Riquelme. Sobre este punto, se esperaba que también fueran recibidos fríamente los otros calefactos que asistieran, como la senadora Hilda Flores, pero esto no fue así porque, dicen los subagentes disfrazados de matraqueros tricolores, llegaron órdenes desde la Capirucha del Esmog, precisamente de la oficina del Primer Policía de la Nación, Osorio Chong, de que le pararan a su cuento de querer nombrar candidato prácticamente por aclamación. Pero a pesar de esto, don Miguel fue “apapachado” con la segunda ovación más importante de la reunión -luego de la dada al señor gobernador, obviamente-, el honor de tomar la protesta a los nuevos consejeros tricolores de Torreón y con un asiento al lado del mandamás provincial.
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Una truculenta historia es la que hay detrás del retiro de espectaculares del candidato “azulamarela” a la gubernatura de Durango, José Rosas Aispuro, por parte de empleados de Servicios Públicos Municipales y de los escasos elementos de la Policía Preventiva de Gómez Palacio. Resulta que la estructura de la cual fueron retirados se ubica en el bulevar Miguel Alemán, a unos metros del centro cultural y de convenciones Francisco Zarco, lo que en la pasada administración municipal dio pie a que la entonces directora de Cultura, Renata Chapa, buscara ocupar el espacio para promocionar sus actividades, sin percatarse que éste era propiedad de una empresa de refrescos, la que luego se lo vendió a una compañía regiomontana de publicidad. Como en aquel entonces la compañía tenía adeudos con el Ayuntamiento por el pago de derechos, se llegó al típico acuerdo de palabra para que mientras se ponía al corriente, la administración pudiera disponer de ese espacio y difundir en éste sus actividades y programas de gobierno. En algún momento la compañía pagó, pero a pesar de ello el Ayuntamiento seguía usando el espacio muy campante. Hasta diez días antes de la puesta y posterior retiro de los espectaculares de Aispuro, la estructura exhibía la propaganda del gobierno de José Miguel Campillo sobre el alumbrado público led que se instaló en la ciudad bajo el lema de “Luces con ganas”, de la misma forma en que los meses anteriores se utilizó para dar a conocer infinidad de actividades de la actual administración, sin avisar a los propietarios ni pedirles su consentimiento. Incluso, nuestros subagentes disfrazados de peones publicitarios aseguran que esta empresa fue amenazada con que si rentaba el unipolar al suspirante del PAN Amarillo les sería clausurada... tal y como ocurrieron las cosas, a diferencia de la versión oficial en el sentido de que había adeudos en el pago de derechos y de que quienes lo contrataron carecían de permiso. De ser cierto lo que se dijo en el sentido de que tenía adeudos, la administración de don Pepe habría estado utilizando un espacio de forma ilegal a sabiendas de que había pagos pendientes. Con todo y que la empresa está al corriente en el pago de contribuciones, y además de que les retiró el anuncio de Aispuro, fue notificada de que para volver a utilizar ese unipolar debe ponerse a mano con el pago de la módica cantidad de un millón y 638 mil pesillos, por el pago de renta de predio por seis años, de energía eléctrica por 12 años, refrendo de licencias de seis años, recargos y multas por las omisiones de todos los años anteriores, incluyendo 2015... más lo que se acumule. O sea, el despotismo fiscal en plena época electoral por andar de desobediente.