Los agudos observadores de la cosa pública nacional y estatal cuchichean que los arranques “liberales” y “progresistas” que está teniendo últimamente el preciso Enrique Peña Nieto, con iniciativas sobre la legalización de las uniones gay y las adopciones para parejas del mismo sexo, tienen que ver más con una estrategia de cálculo político que con una real convicción de velar por los derechos humanos. Incluso, dicen, esta estrategia pertenece a un manual que bien pudiera intitularse: “¿Qué hacer cuando se ha perdido el aplauso de la mayoría?”. Y es que no se debe perder de vista que el gobierno de don Enrique ha ido en picada en eso de la popularidad, según las encuestas más serias y menos cuchareadas.
De seguir así, y de no hacer algo, terminaría el sexenio sin que sus amigos y familiares aprueben su gestión. Pero precisamente porque no quiere eso, ha echado mano del librito. Un manual que, por cierto, ya ha sido probado en las provincias más priistas, como Coahuila. Hay que recordar que ante los duros cuestionamientos por la falta de transparencia en la herencia del “Hermano Incómodo”, la violencia de inicio de sexenio, las matanzas de Allende y Piedras Negras, los cientos de desaparecidos y la ausencia de recursos para obra, la administración de don Rubén ha sido muy activa en eso de la presentación de leyes de “avanzada”, como los matrimonios y adopciones gay. Con ello, el gobierno provincial ha conseguido el aplauso de las minorías y el reconocimiento exterior, mientras amplios sectores de la población siguen rumiando y padeciendo por la inseguridad y las finanzas apretadas. De igual forma, tras Iguala, Tlatlaya, la “Casa Blanca”, OHL, y demás, don Enrique ha empezado a aplicar la receta para, una vez perdido el favor de la mayoría, tratar de complacer a las minorías. No le extrañe que, en caso de seguir exactamente el mismo guión, lo que proceda una vez salvado el tema de la diversidad sexual sea proponer que en todo el país se prohíban las corridas de toros, tal y como se hizo en esta provincia. Al tiempo.
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Las cuentas no le salieron esta vez al profe Mario Cepeda Ramírez, regidor de Torreón, a la hora de organizar el acto en el cual se dio arranque a la obra de reposición de vieja tubería de drenaje en la colonia Miguel de la Madrid, y en donde estuvieron presentes el gober Rubén y el alcalde Miguel. Como se sabe, la clientela de amplios sectores del oriente de la Perla de La Laguna es controlada por el profe Cepeda, quien tiene en esas colonias su bastión para negociar con el bueno en turno prebendas y posiciones a cambio de sumar votos cuando se requiera y acarrear gente a los actos cuando haga falta. Pero nuestros subagentes disfrazados de despensas nos informan que el jueves algo pasó y la gente de la Miguel de la Madrid no acudió, por lo que a última hora don Mario tuvo que conseguir personal de otras colonias para que hicieran bulto y llenaran el espacio habilitado para el acto oficial. Y para “lucirse” frente a los patrones, cuentan que Cepeda fue uno de los más activos al momento de aplaudir y echar porras, sobre todo para contagiar a los pobladores de otras colonias que ni siquiera sabían qué rayos hacían en ese lugar y que no se van a ver beneficiados por los trabajos que se han puesto en marcha. Qué bonito es lo bonito, dicen.
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Nuestros subagentes disfrazados de cadeneros (esa especie de la era de las cavernas que ha resurgido en los antros de moda de la región) nos reportan de un extraño suceso que bien pudiera ser sacado de un libro de historias de mirreyes, lores y ladies. Cuentan que hace algunos días los asistentes a uno de los centros nocturnos juveniles de moda en el bulevar Independencia de Torreón observaron asombrados cómo unas jovencitas fueron invitadas a dejar el lugar por parte de la gerencia de forma aparentemente inexplicable. Y aunque al ser acompañadas a la puerta de salida preguntaban las razones del desalojo, sólo recibieron el clásico “son órdenes de arriba”. El detalle es que no dijeron qué tan arriba. Nuestros subagentes, que siempre están prestos a investigar cualquier viso de injusticia, descubrieron en sus indagatorias que en el lugar se encontraba el director jurídico del ayuntamiento, Jesús Sotomayor Hernández, acompañando a su sobrino apodado “El Güero”, diestro en las artes del capote y la espada. Los de lengua de doble filo cuentan que este último fue pareja de una de las chicas retiradas y que, a sugerencia de él, secundado por su tío, el administrador del lugar actuó ya que, según las versiones, el joven torero se sentía “más cómodo” en el centro de diversión sin la presencia de ella. ¿Será?
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Cuentan que la preocupación en el cuarto de guerra del candidato del PRI Verde a la gubernatura de Durango va en aumento, sobre todo después de la irrupción en un canal de televisión, de la que le informaron a usted nuestros subagentes en la misiva pasada. Tanto fue el apuro por la posible afectación a su imagen, que Esteban Villegas tuvo que grabar un video en donde “pide” disculpas, aunque las disculpas no se piden, se ofrecen. El chiste es que el priista quería hacer ver al electorado que estaba muy apenado por su comportamiento, aunque de paso intentó también explicar por qué había actuado de ese modo. Pero más rápido que pronto comenzó a circular una grabación de una supuesta llamada entre don Esteban y uno de sus colaboradores en la que éste le sugiere que pida perdón (que el perdón, aquí sí, se pide) al estilo Bill Clinton cuando anduvo haciendo travesuras con la señorita Lewinsky, y con el claro objetivo de no sólo evitar la caída en sus bonos sino, incluso, aumentarlos. Hasta le mencionó la posibilidad de “sembrar” comentarios positivos a esa acción en algunas columnas periodísticas de la Capirucha del Esmog. Nuevamente los panistas no dejaron pasar la oportunidad de usar este misil para golpear a Villegas sin considerar la ilegalidad implícita que trae el hecho de andar poniendo pájaros en el alambre para escuchar y grabar conversaciones privadas. No obstante, nuestros subagentes disfrazados de espías (nótese la audacia de nuestros subagentes), cuentan que todo este asunto de las grabaciones no proviene del enemigo, sino que se trata de fuego muy amigo. Es decir, gente que desde el aparato tricolor busca torpedear a don Esteban porque no está de acuerdo con su “Nuevo Proyecto”, sobre todo con lo que está por debajo del mismo.
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Ya en la ruta de las elecciones duranguenses nos llegan reportes de que, según las mediciones de intención de voto que comienzan a pulular, nuevamente todo se decidirá en La Laguna. Y esto lo saben muy bien los equipos de Villegas y José Rosas Aispuro, candidato del PAN Amarillo, ya que han enfocado su campaña (limpia y sucia) a conquistar el “corazón” de los abandonados laguneros. Y en este juego de conquista ¿adivine quién se está configurando como el fiel de la balanza? Sí, la candidata tricolor a la alcaldía de Gómez Palacio, Leticia Herrera, cuya fuerza en la región ya no sólo es utilizada por el suspirante a la gubernatura de su partido, sino también por el equipo del “Güero” Rosas. Y es que en estos días ha comenzado a circular por las redes sociales un video en el que se habla de todo lo que ha sufrido La Laguna con los últimos gobiernos priistas que le quitan los recursos y le devuelven sólo las “migajas”. Luego, el discurso cambia de negativo a positivo cuando se menciona que las cosas van a ser distintas con doña Lety, de quien se recuerda que quería ser candidata a la gubernatura, pero “no la dejaron” en la Capital de los Alacranes. Pero, más adelante, el video se torna verdaderamente bizarro ya que en él se dice que con Leticia Herrera como alcaldesa y de la mano de Rosas Aispuro en la gubernatura, a La Laguna le irá mejor, para finalmente rematar con la frase “Ponte abusado, vota cruzado”. O sea que don José, al igual que don Esteban, se quiere colgar de la imagen de la senadora con licencia para ganar la elección en La Laguna. La pregunta no es si les servirá o no esta estrategia de confusión; la pregunta es ¿de qué bando jugará el herrerismo lagunero el 5 de junio?
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Las últimas “distracciones” en las que han incurrido las autoridades locales y estatales en obras que se desarrollan en Gómez Palacio y Lerdo evidencian que ya sólo están esperando que la administración termine para entregar el changarro como sea. ¿O de qué otra manera se puede interpretar que en el bulevar Ejército Mexicano, afuera de la Expo Feria, el Sideapa haya vuelto a abrir una zanja que ya había sido “reparada”? ¿O que en el bulevar Miguel Alemán, en Lerdo, hayan tenido que romper el pavimento nuevo pagado con recursos metropolitanos? Todo indica que la gente de Tomás Galván, subsecretario de la Secope en La Laguna; José Miguel Campillo, alcalde de Gómez Palacio, y Luis de Villa, presidente de Lerdo, ya está echada en la hamaca repitiendo al unísono y con cara de aburrimiento: “por favor, que ya se acabe esto”.
