En el recuento de daños que siguen haciendo los priistas duranguenses por la dolorosa derrota en las urnas del pasado domingo 5 de junio, continúan las posiciones encontradas entre quienes quieren culpar a los Laguneros y quienes responsabilizan a los Duranyorks. No obstante, han surgido otras voces que aseguran que no sólo pudo haber sido el voto cruzado de los herreristas de la Comarca ni la concha que hicieron los operadores políticos de la Capital de los Alacranes lo que llevó al Delfín, Esteban Villegas, a la debacle. Nuestros subagentes disfrazados de despensas de frijol con gorgojo extraviado nos reportan que el grupo en el poder, que gobierna la provincia desde hace 12 años, y que hoy encabeza el gober Jorge Herrera, acumuló un montón de piedritas en el costal del descontento en varias regiones, incluso entre los propios priistas y burócratas estatales.
En La Laguna, el evidente abandono que por años ha padecido operó como detonante para que muchos que votaron para que Leticia Herrera regresara a la alcaldía de Gómez Palacio no lo hicieran por don Esteban. En la zona ganadera, los productores están harto molestos porque aunque se levantó el veto para la exportación hacia las tierras del Tío Sam, el gobierno de don Jorge no aligeró la tramitología que sigue impidiendo que las reses llegaran a la frontera. Pero si en estas regiones existen sobradas razones para entender la derrota del Tricolor a nivel estatal, en principio no parece haberlas tan fuertes en Durango capital. Sin embargo las hay, y de sobra. La prueba son los resultados que indican que en aquella ciudad el PRI perdió hasta la cachucha, porque el PAN Amarillo los dejó sin gubernatura, sin diputaciones y sin alcaldía. Dicen los subagentes que estas razones están lejos de las apariencias, ya que es de todos sabido que los capitalinos duranguenses han sido los consentidos del presupuesto estatal con los gobiernos de Ismael Hernández y Jorge Herrera, y que, por tanto, no tendrían motivos para castigar al grupo en el poder. Pero es que aquí es donde empieza a ponerse bueno. Resulta que el grupo de marras es visto por un buen número de priistas, incluso los que viven de la nómina, como un bloque muy cerrado en donde los únicos beneficiados con los negocios realizados al amparo de las obras y programas son los cuates, compadres y familiares de los mismos, y que muy poco dejan escurrir para abajo. Esta cerrazón habría provocado el malestar que se tradujo en un voto oculto que ninguna casa encuestadora detectó, que fue el que le dio a José Rosas Aispuro una cómoda ventaja en la capital.
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Y ya que hablamos del virtual gobernador electo, no son pocos los que se están preguntando cuál va a ser la relación del futuro gobierno de alternancia con La Laguna que sigue pintada de tricolor y de la cual Leticia Herrera será la jefa política de facto. Cabe recordar que durante la campaña se dieron varios roces entre ambos personajes, ex compañeros en el Senado, sobre todo cuando doña Lety acusó de traidor al “Güero”, a quien además señaló de forma severa cuando apareció la lona en donde se promovía el famoso voto cruzado con la imagen de la alcaldesa electa. Aunque, claro, no falta quien dice que todos estos reclamos se dieron dentro de “valores entendidos” y a manera de teatro para despistar al enemigo común, léase el candidato del PRI Verde, Esteban Villegas. Incluso, los subagentes dicen que ya se barajan varios nombres de laguneros herreristas que van a ocupar posiciones importantes en el gabinete de don José, aunque todavía falta que se confirme oficialmente el triunfo. A propósito de esto último, no son pocas las voces que se escuchan sobre el ridículo que está haciendo el CEN del PRI, comandado por Manlio “El Padrino” Beltrones, al anunciar la impugnación de las elecciones de Veracruz y Durango. Y es que los maldicientes se preguntan qué es lo que van a alegar. ¿Acaso que el gobierno estatal priista en ambas entidades operó a favor de los ganadores? ¿O que el equipo de los candidatos del PAN Amarillo compraron votos, recurrieron a la guerra sucia y practicaron el acarreo, es decir, las mismas mañas en las que el Tricolor es el gran maestro? Las cosas que hay que ver en el pancracio político.
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Pero no todo parece ser miel sobre hojuelas entre los ganadores. Cuentan que que durante una comida que la tarde de ayer ofreció en un centro de convenciones de Gómez Palacio el virtual futuro mandamás de Durango a integrantes de sus equipos de campaña para celebrar la victoria, la esposa de Aispuro, Elvira Barrantes hizo airados reclamos al ex candidato del Distrito X, Augusto Ávalos, y a los ex regidores Omar Mata y Víctor Chául, a quienes les reprochó su presencia e incluso acusó de traicioneros. Y es que, según comentan las malas lenguas, don Augusto procedió de manera que no tiene nada contento al propio Rosas Aispuro, pues gran parte de la campaña la dedicó a recaudar dinero ante empresarios a nombre del virtual gobernador de la entidad, y lo peor del caso es que este recurso no llegó a su destino. También se le señala por no haber utilizado muchos de los recursos que le aportaron para hacer campaña en el distrito por el cual competía, factor que seguramente tuvo que ver en que perdiera estrepitosamente contra la priista Marina Vitela, a quien muy poco se le vio en campaña. Algo parecido ocurre en el PRI, ya que el coordinador de campaña de Esteban Villegas en la región, Ricardo Rebollo, ya está siendo señalado por algunos de los propios priistas de no haber hecho un buen uso de los recursos para las actividades de proselitismo. ¿Será?
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En donde la derrota del PRI en Durango y seis estados más sigue teniendo eco es en Coahuila. Mientras los panistas siguen repitiendo, a sí mismos y al respetable, que el próximo año “le toca a Coahuila”, los priistas han soltado al ruedo a sus “analistas” para tratar de contrarrestar la guerra ideológica que los blanquiazules han iniciado. Pero parece que no están muy enterados de qué fue lo que pasó el domingo 5 de junio o, tal vez, lo disimulan muy bien. Resulta que para operadores como Shamir Fernández, dirigente municipal del PRI y suspirante por la alcaldía torreonense, lo que falló en el caso del vecino estado fue el candidato para la gubernatura. Este argumento le viene muy bien al presidente municipal Miguel Riquelme, quien con las últimas encuestas bajo el brazo pudiera alegar que para evitar el “error” de Durango, la mejor opción para suceder al gober Rubén Moreira es él, aunque no todos los priistas estén de acuerdo, sobre todo en Saltillo. El otro punto que están manejando en el Tricolor coahuilense es que el golpe que recibió el priismo a nivel nacional va a obligar a replantear la estrategia del CEN del PRI, y que muy probablemente el año que entra van a dejar maniobrar “más” a los gobernadores en las elecciones de Edomex y Coahuila. Pero nuestros subagentes disfrazados de corbatas verdes nos dicen que esta opinión es engañosa premeditadamente, ya que lo ocurrido en el proceso que acaba de pasar fue precisamente que don Manlio le soltó demasiado la rienda a los mandatarios estatales para que hicieran y deshicieran con los resultados vistos. Más bien la lógica indica que en 2017 el CEN, con o sin Beltrones, va a buscar la fórmula contraria, esto es, sujetar bien las riendas y tomar las decisiones desde la Capirucha del Esmog. Vamos a ver.
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Mientras son peras o son manzanas, tanto don Miguel como don Rubén estrenaron esta semana escenografía para sus actos públicos. Durante años, los anuncios y arranques de obras y programas en las colonias se realizaron bajo el tradicional esquema del presidium arriba de un templete y frente a él la muchedumbre que aclama y aplaude. Pues ahora se ha roto este protocolo jurásico para dar paso a una especie de escenario rodeado por las sillas y gradas en donde la clientela observa más de cerca a sus patrones, muy al estilo del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Dicen los subagentes disfrazados de tortibonos que este nuevo esquema responde a las sugerencias realizadas por el asesor estrella de los gobiernos municipal y estatal, Rubén Aguirre, y que tiene la intención de hacer parecer a las grandes estrellas de la política más cercanas a la gente, sobre todo ahora que ya vienen las elecciones. Incluso el propio alcalde Riquelme bromeó en el acto de arranque del programa alimentario de esta semana diciendo que parecía que iba a cantar o bailar, lo que hizo recordar los viejos tiempos de Profe Humberto Moreira, gran aficionado a las cumbias... y a las deudas.
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Nuestros subagentes disfrazados de neumáticos llenos de chapopote nos comentan que existe malestar entre los conductores que a diario circulan por el bulevar Independencia de Torreón debido a las labores de pavimentación que desde hace varios días se llevan a cabo. Y es que dicen que los trabajadores de la empresa asignada parece que escogen a propósito los horarios pico para hacer sus labores, lo cual provoca que el tránsito enloquezca. Pero además los más agudos observadores comentan que no entienden por qué la Dirección de Obras Públicas, encabezada por Gerardo Berlanga, seleccionó los mismos tramos que hace cuatro años ordenó pavimentar el entonces gober Moreira I, cuando hay otras calles y tramos del mismo bulevar que están en peores condiciones. ¿Será que se busca dar la impresión de que algo se está haciendo, principalmente entre las clases medias que suelen tener las peores opiniones sobre los gobiernos? Conste que es pregunta.
