Cuentan que los foros ciudadanos improvisados -perdón, realizados- por el Implan, que encabeza el excrítico Eduardo Holguín, para analizar las mejoras a realizar en la Alameda, uno de los espacios públicos más emblemáticos de Torreón, terminaron por hacerles pasar un rato poco agradable a los organizadores. Y es que en el debate que se hizo entre locatarios, vecinos e integrantes de colegios y organizaciones, sobre cuáles son las mejores acciones a llevar a cabo para rescatar el paseo, salieron a relucir cuestiones muy básicas que las autoridades municipales no han cumplido.
Mientras algunos, sobre todo los organizadores, se mostraban muy entusiasmados con proyectos e ideas para darle una nueva cara a la Alameda, no faltaron las voces prácticas que obligaron a bajar de la nube a los soñadores. ¿Para qué andar pensando en grandes remodelaciones si ni siquiera se cumple con lo más elemental?, cuestionaron algunos, según los subagentes disfrazados de mesas. Como ejemplo reportaron que las áreas verdes no son verdes, sino amarillas o cafés, por el simple hecho de que la mayor parte del tiempo no hay agua. También se habló de lo deficiente del servicio de limpieza, problema en el que tiene mucho que ver que los usuarios que asisten al paseo no son muy cuidadosos que digamos. Pero esto llevó a otro tema: la falta de vigilancia para evitar que se ensucie o dañe la infraestructura. Y así, una relación de asuntos que bien pudieran arreglarse tan solo con una orden que se diera desde el séptimo piso del Invernadero Mayor, antes o integrada al proyecto integral de modernización y remozamiento con menos rimbombancias y más efectividad. Pero esto no fue lo más amargo de las sesiones. Holguín y su gente fruncieron un poco el ceño cuando uno de los asistentes se levantó y lanzó varias punzantes preguntas. La primera fue ¿quién se siente orgulloso de ser lagunero? Y todos levantaron la mano y dijeron yo. La segunda: ¿Quién se siente orgulloso de la Alameda Zaragoza? Silencio y quietud. La tercera: ¿Quién se siente orgulloso de la Plaza Mayor? Más silencio y más quietud. ¡Auch!
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En la visita relámpago que hizo la procuradora Arely Gómez a la provincia coahuilense para inaugurar el encuentro regional de jueces y magistrados, aplicó la misma que su patrón, el preciso Peña Nieto, recetó a los reporteros de Canadá. Como se recordará, don Enrique estuvo en el país más extenso de América para reunirse con el primer ministro Justin Trudeau y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Además de ser apercibido por Mr. Trudeau, quien le recomendó dialogar con los maestros y que se lo pedía como maestro (¡gulp!), y de quedar mal con el líder político del país más poderoso del mundo, al arremeter contra los populistas para luego escuchar decir a Mr. Obama “yo soy populista” (¡doble gulp!), el Gran Tlatoani Azteca causó el enojo de los periodistas canadienses ya que sólo aceptó que le hicieran cuatro preguntas. Y es que, según cuentan, en Canadá existe la costumbre de que todos los asistentes a una rueda de prensa tienen el derecho de hacer por lo menos una pregunta. En principio, el equipo de Peña sólo aceptó dos, y con las gestiones de la asociación de reporteros, concedió dos más (¡magnánimos!). Pues bien, doña Arely aplicó la misma ayer en su visita a la Urbe de Adobe. La procuradora se rodeó de un fuerte equipo de tacles defensivos que impidieron a los miembros de la Incómoda Prensa acercarse lo suficiente para plantearle las preguntas pertinentes: que sin don Humberto Moreira, que si el caso de la megadeuda, que si los desaparecidos, que si la violencia. Nada de eso pudo ser tratado. Por el contrario, la procuradora sólo respondió a una sola pregunta sobre el panorama de los delitos en Coahuila, y lo hizo repitiendo lo que el gober Rubén Moreira le había dicho. “En la mañana hablé con el gobernador y me dice que los delitos han bajado”. ¡¿Cómo?! ¿Qué la PGR no tiene sus propios conteos y estadísticas? ¿La realidad es la que los mandamases provinciales decreten e informen? Extrañas formas de procurar justicia y seguridad.
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Y ya que estamos en temas escabrosos de la seguridad, dos perlas. La primera: cuentan los subagentes disfrazados de ambulancias que los socorristas de la Cruz Roja de Torreón están muy preocupados porque han estado desapareciendo equipos técnicos de auxilio y rescate y los directivos les quieren echar la culpa. Los socorristas dicen que ellos no tienen nada que ver y que si hay que culpar a alguien o a algo, tiene que ser a la falta de vigilancia, ya que desde hace varios meses no hay policías ni guardias en el lugar. Desde entonces, misteriosamente, las cosas desaparecen, incluso, de las propias ambulancias. La segunda: parece que el secretario de Gobierno de Coahuila, Víctor Zamora, ha estado entrenando duro para el maratón, ya que cada vez que termina un acto y ve a la Incómoda Prensa acercarse con la insana intención de cuestionarle sobre los tópicos más inquietantes, sale corriendo como bólido y nadie, pero nadie, le puede dar alcance. Dicen que don Víctor recurre a darse a la fuga para evitar que se le pregunte acerca de lo que mantiene preocupada a buena parte de la opinión pública: las constantes quejas por los tratos poco agradables que los integrantes de la Fuerza Coahuila y otras corporaciones estatales dan a los ciudadanos.
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Dicen que entre políticos sólo se copian las malas actitudes. Y eso es lo que parece estar ocurriendo con algunos funcionarios gomezpalatinos que han comenzado a copiar la actitud altanera de gobernadores priistas que están por dejar el cargo en medio de un verdadero estropicio. Uno de esos funcionarios es el siempre polémico Antonio Chincoya, director de Servicios Públicos, quien después de haber sido exhibido en redes sociales por el uso de un auto oficial para un paseo a la presa, se ha dedicado a hacer alarde de que las críticas y las sanciones le hacen lo que el viento al Benemérito porque jura y perjura que ya tiene un puesto seguro en la administración municipal que iniciará en septiembre próximo. Y aunque la versión oficial fue que quien se llevó a la presa la camioneta pública fue un empleado de don Tony, la extraoficial apunta al hijo de este funcionario, el mismo que en diciembre pasado armó un escándalo en la pista de patinaje que se instaló junto al parque Morelos, después de que llegó cuando los encargados casi cerraban y ante esta situación le mandó hablar a su papá, quien los obligó a quedarse más tiempo para que su hijo disfrutara del atractivo. La conducta de Chincoya genera muchas interrogantes respecto a por qué no se le ha sancionado como a cualquier mortal, que para estos casos ya hubiese perdido el trabajo si, por ejemplo, estuviese en una empresa y no en el gobierno. Otra de las preguntas es si realmente la administración municipal que encabezará Leticia Herrera integrará a su equipo de colaboradores a personajes controvertidos como el de referencia, que seguramente le restarían mucho en cuestión de seriedad y hasta de imagen pública. Otro de los personajes de la administración que está por terminar y que ha sido duramente criticado en las redes sociales es el director de la Expoferia, Miguel Pérez García. Contra este funcionario han arreciado las acusaciones de malos manejos al interior del organismo, desde tener a miembros de su familia a cargo de algunos negocios de la feria, hasta de cobrar “derecho de piso” a los vendedores ambulantes que no se reflejan en las arcas municipales, pasando por recibir “gratificaciones” a cambio de concretar contratos con empresas de juegos infantiles y del ramo cervecero, entre otras lindezas. Lo peor del caso es que se ha mantenido intocable durante las tres últimas administraciones municipales y no falta quien anda diciendo que así seguirá. Habrá qué ver.
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“No tengo dinero, ni nada que dar”, dice el pegadizo estribillo de una popular canción que parece estar cantando en estos últimos días de administración el alcalde de Gómez Palacio, José Campillo. Y es que éste ya dijo que si la gente quiere que siga operando el CRIT Durango, que tan necesaria labor desempeña para los niños con discapacidad, va a pasar el sombrero o la charola para ver cuánto apoquinan otras autoridades, incluso las de Torreón, ya que una buena parte de los niños que son atendidos en el centro viven en la Perla de La Laguna. Esta postura de don Pepe le está ocasionando un enfrentamiento con el gobierno provincial, ya que el munícipe ha ido subiendo el tono de voz para denunciar -hasta ahora que ya se van, claro, no fuera a ser la de malas- lo que considera injusto: que el Estado haya dejado de aportar la mitad de los recursos para el sostenimiento del CRIT, como ocurre en otras entidades, a sabiendas de lo apretado de las finanzas municipales, sobre todo desde que se perdió el recurso de los permisos viales, y la exclusividad del Predial. Al parecer este reclamo ha comenzado a incomodar a la gente de don Jorge, ya que en las altas cúpulas oficiales dicen que tras la postura de don Pepe hay otros intereses. Dicen los informantes de dicha cúpula que a Any Mexsen, presidenta del DIF Municipal y primera dama de Gómez Palacio, le interesa entrar a trabajar al CRIT una vez que concluya la administración y que, para ello, aplicó los exámenes que son requisito. Pero al parecer, según comentan, la buena relación que lleva con la exprimera dama gomezpalatina, María Rosa Ramírez de Rebollo, actual directora de operaciones del centro, de poco sirvió, además de que los resultados de las pruebas no fueron lo suficientemente positivos, y no se llegó a un acuerdo para que fuera contratada. Las malas lenguas infiltradas en el gobierno provincial dicen que este sería el motivo por el cual don Pepe dejó de dar la aportación que le corresponde. Las noticias de esta supuesta vendetta ya llegó a oídos de don Jorge, quien el martes pasado tuvo que entrevistarse con Fernando Landeros, presidente de la Fundación Teletón, pues al parecer las cosas son más complicadas de lo que se creía, ya que, según los subagentes, el CRIT hará valer su garantía de pago ante el gobierno estatal por lo cual a Gómez Palacio le piensan quitar las participaciones federales (como quedó estipulado desde un principio), lo que impactará en las obras públicas que se hacen con estos fondos y, sobre todo, causará molestia a Leticia Herrera, quien tomará la estafeta del ayuntamiento en septiembre próximo.