Cuentan que para su cumpleaños número 48, el exdiputado federal y suspirante por la Silla Máxima de Coahuila, Guillermo Anaya, decidió echar la casa por la ventana con un festejo realizado el sábado pasado que fue interpretado como un destape oficial, aunque muy moderado, pero estratégico para no herir susceptibilidades. Lo primero que llamó la atención es que el también exalcalde de Torreón eligió una conocida quinta de Saltillo para llevar a cabo el tremendo convite y no una de casa, en donde seguramente se sentiría más cómodo. Respecto a esto, las malas lenguas dicen que don Memo quiso mandar un mensaje dirigido a dos destinatarios: el munícipe de la Urbe de Adobe, Isidro López, su anfitrión, y por supuesto al gobierno provincial encabezado por Rubén Moreira. Incluso, para reforzar esta última idea, un día antes del festejo lanzó un video en redes sociales en donde le dice al gober: “Ya perdiste”, como anticipando que el candidato oficial no va a ganar la elección de 2017 -como le pasó a don Memo hace cinco años, vale recordar-.
Otro de los datos que llamó la atención es que, según los subagentes disfrazados de botellas de costoso whisky -escocés para estar a tono con el “Brexit”-, Anaya tenía contemplado invitar originalmente a unas 800 personas y que terminaron llegando alrededor de 1,200 con todo y los colados que por lo visto fueron muchos. Entre los asistentes destacaron el empresario minero Armando Guadiana, el alcalde saltillense “Chilo” López y el de Monclova, Gerardo García, y los senadores Luis Fernando Salazar y Silvia Garza; los cinco, aspirantes a ocupar el Palacio Rosa. También acudió el gobernador electo de Durango, José Rosas Aispuro, a quien don Memo agradeció infinitamente el espaldarazo -perdón, su asistencia- y hasta lo puso a dar unas palabras. No obstante, brillaron por su ausencia los llamados liderazgos morales e históricos del PAN coahuilense, Jorge Zermeño y Juan Antonio García Villa, además del exdiputado Marcelo Torres, suspirante a la alcaldía de la Perla de La Laguna. De los dos primeros se dice que no acudieron porque siguen resentidos con la cúpula panista de la provincia, y del segundo se especuló que no le había gustado la forma en la que fue convocado, aunque otros dicen que andaba en otras latitudes. La celebración fue un acto político en toda su dimensión, y como tal el calefacto festejado se aventó un discurso en el que mandó un dardo a los Moreira, al decir: “tengo nueve hermanos, pero no se asusten, sólo yo me dedico a la política”. ¡Fiu! También matizó sus aspiraciones al asegurar que lo que más importa ahora es la alternancia en Coahuila y que por ello está dispuesto a sumarse al proyecto del “mejor perfil”, cosa que, aunque no lo dijo abiertamente, también espera que hagan los otros si él queda como candidato, que es lo más probable. No obstante, el alcalde de Monclovita La Bella, Gerardo García, no quiso quedarse rezagado y ya convocó a una pachanga política similar para el 23 de julio en un rancho de Lamadrid. A ver cuánta gente junta.
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Y ya entrados en temas de la provincia coahuilense, ha llamado la atención la forma tan “sutil” con la que el gobierno estatal intenta disuadir a quienes considera sus enemigos. Y es que en cuestión de días han sido detenidas dos personas en circunstancias por demás extrañas y que, según las malas lenguas, detrás de dichas detenciones hay otros fines distintos a los de la seguridad (¡bien raro!). Uno de ellos es un supuesto hermano de Reyes Flores Hurtado, exdirigente estatal del PAN en Coahuila y actual brazo derecho legal del empresario Armando Guadiana, que ayer acaba de lanzar un misil al Palacio Rosa envuelto en una denuncia por lavado de dinero relacionada con el enjuague del arrendamiento de aeronaves y vehículos en donde aparece una filial de la famosa Ficrea, acusada de fraude (qué bonito). El caso es todo un misterio porque en vez de que la Procuraduría de Justicia o la llamada Fuerza Coahuila informaran por los cauces oficiales, los datos de la presunta detención por narcotráfico fueron filtrados de manera extraoficial, dicen los mal pensados que para darle un “quemón” y estate quieto a la familia de don Reyes. El otro arresto fue el del cuarto visitador de la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila, con sede en Monclova, acusado nada más y nada menos que de participar directamente en el secuestro de una persona. Sobre este hecho cabe mencionar que no es la primera vez que la comisión resulta involucrada en escándalos de este tipo. El año pasado ocurrió algo similar con un empleado de la oficina de la región Norte, que fue acusado de transportar droga. Lo curioso del caso es que ambas detenciones se dieron en medio de una andanada de reportes sobre las pasadas de manos y tratos digamos poco amables que los agentes de la Fuerza Coahuila están propinando a los ciudadanos. Y si a estos casos sumamos el del hijo del exsecretario rural, Noé Garza, quien se quiso ir por la libre y dar patadas al pesebre, pues queda muy claro el manual de procedimientos del gobierno provincial cuando se detecta a un personaje incómodo.
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Más pronto que tarde el alcalde de Torreón, Miguel Riquelme, se ha puesto aguzado para replicar el discurso del gober Rubén respecto al factor que, según él, la ciudadanía debe considerar en 2017 a la hora de elegir a su sucesor. Nuestros subagentes disfrazados de tortibonos recargados nos comentan que luego del descalabro tricolor del 5 de junio, y al ver que Coahuila se está rodeando de azules e independientes, la maquinaria estatal echó a andar una estrategia retórica para intentar advertir al electorado de los riesgos de la llegada de políticos “improvisados”. Don Rubén esta semana levantó la voz para comentar que la seguridad debe ser uno de los elementos principales a considerar ya que, dijo, sería lamentable que arribara una persona que no supiera o no quisiera hacerse cargo del tema, y que la cosa terminara por descomponerse a los niveles que ya vimos entre 2010 y 2013. Don Miguel no se quiso quedar atrás y ayer, durante la entrega de reconocimientos a policías, dijo que de cara a la elección que se avecina, los partidos deben escoger a candidatos que sepan llevar las riendas del municipio y tener los pantalones para que la violencia no regrese. Claro que ambos gobernantes asumen que ellos sí la han sabido hacer en este sentido, aunque todavía ande en la provincia o en la ciudad “uno que otro” caco despistado que no se ha enterado que ya vivimos en un remanso de paz. Más allá de esto, lo que el discurso de ambos mandatarios demuestra es que la batalla retórica del PRI se dará en el campo de la seguridad y la defensa de los logros alcanzados en ese sentido, mientras que los panistas preparan ya la batería cargada con misiles de la megadeuda y otras cosillas. No cabe duda que se va a poner bueno.
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En donde se está librando una batalla sorda, pero intensa es en San Pedro de las Colonias. Resulta que parecido a lo que sucedió en Lerdo, Durango, un grupo de trabajadores de la pasada administración que fueron despedidos en la actual demandó al ayuntamiento por despido injustificado para solicitar su reinstalación, misma que, dicen, les fue concedida por el Tribunal de Conciliación y Arbitraje. No obstante, cuentan que la resolución se la han pasado por el arco del triunfo tanto las autoridades de la Junta Local de Conciliación, como el juez civil que llegó a conocer del caso, ya que el ayuntamiento de San Pedro no ha reinstalado a los quejosos ni les ha pagado sus salarios caídos. El tema adquiere otros tintes al saber que la gente que está exigiendo ser reinstalada es cercana al exalcalde Jorge Abdala, quien trae pleito casado con el actual munícipe, Juan González. Como ya se ha mencionado en esta columna en misivas anteriores, don Juan anda coqueteando con el diputado Javier Guerrero, quien suspira por ser el candidato tricolor a la gubernatura, mientras que don Jorge se ha alineado con el alcalde de Torreón, Miguel Riquelme. En ese juego de definiciones, González no quiere saber de nada que tenga que ver con Abdala y por eso no quiere ceder, además, claro está, del boquete financiero que le generaría tener que pagar todo lo que le piden los extrabajadores. Dicen que los quejosos ya acudieron a instancias superiores, incluso a la propia presidenta del tremendo Tribunal de Justicia de Coahuila, Miriam Cárdenas, de quien aún esperan una respuesta.
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Quienes andan planchándole la alfombra de forma por demás solícita al próximo gobernador de Durango, José Rosas Aispuro, son el actual mandamás Jorge Herrera Caldera y el excontendiente Esteban Villegas. El primero no se ha cansado de decir que va a dar todas las facilidades a su sucesor para que la entrega-recepción se dé sin problemas. Este hecho ha sido interpretado por no pocos mal pensados como una intención de que los arcos y flechas del gobierno del “Güero” apunten a otro lado o, mejor dicho, a otros años, por ejemplo, a los años cuando Ismael Hernández Deras gobernaba la entidad. Don Esteban, por su parte, se resiste a dejar la escena política, aunque en un mensaje dado ayer con motivo del “cierre de ciclo” de su candidatura, negó rotundamente que busque la presidencia estatal de su partido. Y si bien atajó las especulaciones al respecto, abrió otras que apuntan que Villegas buscará en 2018 alguna senaduría o, de perdido, una diputación federal. Por eso, dicen, es muy importante para él que se entienda que no hay resentimientos con el ganador de la contienda, a quien deseó “el mayor de los éxitos”. ¿De ese tamaño será el miedo de que se desaten las investigaciones? Conste que es pregunta. Por último, llamó la atención que al cierre de ciclo de don Esteban no asistió ni la alcaldesa electa de Gómez Palacio, Leticia Herrera, ni la de Lerdo, María Luisa González.