En el nuevo capítulo de la trepidante serie “El Improcesable”, protagonizada por el Profe Humberto Moreira, y que de la Audiencia Nacional de la Madre Patria ha pasado de nuevo a las cortes de hermana República de Texas, se escuchan fuertes rumores de cuáles son las verdaderas intenciones de los fiscales del Tío Sam para llevar a juicio a personajes secundarios de la trama conocida como Conexión Coahuila. Y es que los informantes del otro lado del río comentan que en el caso específico del proceso contra Marciano Millan, con 10 cargos a cuestas, entre ellos homicidio y narcotráfico, para los fiscales era muy importante presentar al testigo Rodrigo Uribe, quien además de operador financiero de un grupo criminal resultó también actor de “talk shows” (¡qué tiempos vivimos!).
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Pero la importancia de su testimonio no radica tanto en qué puede aportar para condenar a Millan, sino en cuánto puede dibujar el contexto de las operaciones de éste, en donde resulta más que salpicado el exgober bailarín, sobre quien pesan además señalamientos en un acuerdo de culpabilidad firmado por el empresario de medios Rolando González-Treviño y, se dice, también del extesorero Javier Villarreal, aunque esto último no ha podido ser confirmado debido a que su confesión se encuentra bajo llave, candado, piedra y lodo. La estrategia, pues, según los subagentes que le entienden a los entuertos legaloides de los gringos, es que una vez que quede constancia en actas de la Corte Oeste de Texas de la presunta participación del también expastor nacional del tricolor en los tejes y manejes del cártel que hizo y deshizo en la entidad durante su tumultuoso sexenio, pueda ser emitida una orden de búsqueda para que sea presentado y aclare todo lo que de él se anda diciendo por aquellos lares, al igual que otros personajes como el exfiscal Jesús Torres y el exdirector de Administración, Vicente Chaires. Falta ver si el jurado y el juez son convencidos de la historia que los fiscales están intentando contar.
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A tambor batiente, y soltando golpes a diestra y siniestra, estrenó el gerente de Simas, Xavier Herrera, su plataforma de proyección política con miras a reconvertir a los escépticos de que él es el bueno para suceder a su amigo y jefe, Miguel Riquelme, en el Gran Asiento del Séptimo Piso del Invernadero Mayor de Torreón el próximo año, claro, si les hace justicia la revolución. Dispuesto a no permitir que nadie contradiga el discurso de que la Perla de La Laguna cuenta con agua hasta para regalar gracias la perforación de una veintena de norias -aunque las tuberías sigan agujereadas-, esta semana don Xavier salió a cazar reportes de escasez de vital líquido. Y es que luego de que se acabó la excusa de los apagones de la CFE, primero, y la de los permisos de Conagua, después, no le quedó de otra que plantar cara a la dura realidad de que, con todo y promesas, aún hay gente que dice que padece de desabasto de agua. Pero las formas de Herrera, no fueron, digamos, las más sutiles, ya que fue personalmente a cada lugar para demostrar que, como dice la canción, todas son puras mentiras, además de grabarlo como si se tratara de un reality show. Pero con el que se ensañó fue con el consejero canacintro Eugenio Treviño, quien también se puso de pechito al jurar y perjurar que en varios sitios en los que tiene algo que ver la cámara que él preside, no salía una sola gota de agua. Más temprano que tarde, don Xavier acudió a evidenciar no sólo que no es cierta la escasez, sino que don Eugenio hasta se roba el agua, por lo que además de mentiroso casi le dijo ladrón. Vaya pendencieras formas las del funcionario... aunque ejemplos a seguir abundan, claro está. El error de don Keño fue haber lanzado la piedra sin medir el efecto, sobre todo cuando es lo más fácil para un jefe de organismo operador de agua ordenar que en cierto momento -cuando él esté presente con camarógrafo al lado, por ejemplo- le envíen más presión hacia un lugar específico, tal como relatan nuestros subagentes disfrazados de tubos rotos. Ya trenzados en camorra, don Xavier intentó completar la faena de la exhibida con el asunto de que Treviño es proveedor del Simas cuando éste lo ha negado rotundamente. Pero aquí salió también bastante raspado. Y es que don Keño asegura que él no es proveedor porque simplemente no está registrado en el padrón correspondiente, requisito establecido por la ley para vender un producto o servicio a un ente público. Herrera reviró diciendo que otra vez estaba diciendo metirijillas porque en su poder obraban ciertas facturas de compra de insumos del negocio propiedad del líder de Canacintra. El problema es que, si bien se comprueba que éste siendo consejero ha recibido recursos a cambio de servicios o productos, como ocurría con el expresidente del Consejo, Adelmo Ruvalcaba -cosa que, por cierto, llegaron a negar en Simas-, la mayor responsabilidad está en quien solicita la cotizaciones y va y compra en un negocio que no está registrado. Es decir, quien se brincó la ley primero fue el gerente y, luego de rebote, el empresario. En fin. Lo que no pocos se preguntan ahora es que si este va a ser el estilo con que don Xavier piensa proyectar su imagen con el respetable, pues si sigue así escasas simpatías va a granjearse, porque lo único que hasta ahora se percibe es revanchismo contra quienes osan contradecir a la H. Autoridad... en lugar de hacer su trabajo de reparar las fallas en el servicio de agua y drenaje, como la que lleva días en el bulevar El Tajito, en donde se ha formado un arroyo de aguas negras.
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Ya que hablamos del Simas, corre cada vez más fuerte la especie de que uno de los tres juicios que siguen abiertos por la bronca de la planta tratadora de aguas residuales que nunca ha funcionado, prácticamente lo tiene perdido la empresa descentralizada de aguas y drenaje. Se trata del juicio mercantil por el cual la empresa privada Ecoagua demanda el pago de alrededor de 160 millones de pesos de adeudos que el sistema de agua dejó pendientes una vez que lograron quedarse con la planta. El problema, dicen los subagentes disfrazados de máquinas de juzgado, es que desde entonces se han venido acumulando intereses moratorios, lo cual ha provocado que la cantidad ya rebase los 200 millones de pesillos. Cuentan que ante estos hechos la postura del Simas ha sido darle las mayores largas posibles al caso de tal forma que brinque la administración y la granada estalle por allá de 2018, cuando ya esté otro sentado en la silla. Lo grave es que durante todo ese tiempo seguirá abultándose la deuda por los intereses que siguen contando y que cuando se llegue al final del laberinto legal, hasta las participaciones federales del ayuntamiento de Torreón van a terminar comprometidas, ya que así había quedado establecido en el contrato bajo el cual se generaron los adeudos. Una bomba de tiempo, pues.
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Mal y de malas está pasando sus últimos días la administración municipal de José Campillo en Gómez Palacio. Cuando no son protestas de sindicalizados agraviados en sus prebendas o comerciantes afectados por los sempiternos trabajos del Paseo Independencia, son exigencias de pago por parte del CRIT y otros problemas financieros. En medio de esto, lo que sucedió ayer ya parece el acabose. Resulta que la tarde del viernes don Pepe ofreció una comida al gober Jorge Herrera, que anduvo de visita en la región, a la que invitó a varios directores y regidores del ayuntamiento. Los subagentes disfrazados de palmas marchitas cuentan que originalmente querían que el convite se llevara a cabo en el anexo del centro de convenciones Francisco Zarco, un sitio por demás adecuado para un evento como el previsto. Sin embargo alguien tuvo la desafortunada idea de cambiar la sede a la biblioteca Juan Brittingham, ubicada en el interior del malogrado parque La Esperanza. Como recordará usted, memorioso lector, la obra fue entregada incompleta al Municipio por parte del Ministerio Estatal de Sobras -perdón, Obras- Públicas, por cuyo motivo no ha sido inaugurada, pues le faltan pasamanos a las escaleras y barandales de protección, dado que la construcción cuenta con un sótano, además de aire acondicionado, que por estas fechas infernales es más que necesario. Por ello, el gobierno municipal tuvo que rentar equipos de aire lavado portátiles, como los que se usan en las bodas campestres. Pero no es todo. Como los baños tampoco tienen agua tuvieron que llevar un camión-cisterna. Y hasta el Sideapa tuvo que enviar a una de sus cuadrillas para arreglar un brote de aguas negras que detectaron de último momento afuera del recinto. Para colmo, el primer regidor José Cisneros se cayó de las escaleras y sufrió fuertes golpes, como resultado de la falta de protección hacia el sótano. Ya se imaginará, asombrado lector, la reacción que todos estos detalles ocasionaron en el señor gobernador, quien, dicen, no daba crédito a tal nivel de desorganización. Como cereza de este amargo pastel, la cita del convivo fue a las dos de la tarde y dieron las cuatro y aún no aparecían los meseros con sus platillos. No faltó quien, ante tanto desorden, pensó que esta era la temeraria manera de reclamar de don Pepe al gober por una obra inconclusa que está a siete días de vencer el plazo de su inauguración y en la que, a pesar de las constantes quejas, el Ministerio de Obras ha hecho caso omiso y no ha atendido los faltantes. Otros, menos imaginativos, creen que más bien lo ocurrido ayer sintetiza el final de la administración municipal. ¿Usted qué cree?