Las fiestas de cumpleaños de la llamada clase política regional se han convertido en el deporte por excelencia para presumir el músculo político o bien mandar mensajes a contrincantes. Se trata de una extraña competencia en la que alcaldes, legisladores y/o suspirantes tratan de mostrarse lo más espléndido posible sin reparar en la comisión de excesos que bien pudieran hacer sonrojar al mismísimo Calígula. En la memoria de los perplejos observadores de la cosa pública aún está el megaconvite del senador duranguense Ismael Hernández Deras para celebrar su medio siglo de vida, mismo que por su magnitud le hizo que se ganara una investigación que al final terminó en nada (qué raro). O la superboda de la hija del director de Obras Públicas de Torreón, Gerardo Berlanga, que motivó que muchos se preguntaran: ¿de dónde para semejante dote?
O los cumpleaños de ensueño organizados por el secretario de Fomento Económico, Antonio Gutiérrez Jardón; el exdiputado federal y calefacto Guillermo Anaya, y el famoso “Gallo de Acero”, Gerardo García, alcalde de Monclova, que no se quiso quedar atrás. El fin de semana pasado le tocó el turno al alcalde de Torreón, Miguel Riquelme, quien hizo de su aniversario número 46 un acontecimiento que ha dado mucho de qué hablar en los corrillos, cafés y redes sociales. Del gran mitote llamó la atención la amplia cobertura que le dieron docenas de medios de comunicación de todo el estado y hasta de la capirucha del esmog, fuego amigo sin duda, y la cantidad de invitados que, según los cálculos de los subagentes disfrazados de “quesos finos”, embutidos, carnes frías, vinos, licores, cabrito y sombreros de grupos norteños y de banda, ascendió a 700. Cuentan que el jolgorio tuvo dos momentos centrales: uno cuando don Miguel hizo su arribo triunfal acompañado de su padrino político, el gobernador Rubén Moreira, quienes fueron fotografiados como si de estrellas de Hollywood se tratara. El otro fue cuando el festejado agradeció a los asistentes su presencia y buenos deseos y les pidió que lo acompañaran en sus fiestas los próximos seis años, lo cual es una forma distinta de decir, otra vez, que va por la Silla Máxima del Palacio Rosa. Pero hay otro aspecto que llamó mucho más la atención y éste fue que salvo los empresarios que siempre van a todas y a la de todos, no vaya a ser, caramba, y los invitados que acudieron por cortesía o curiosidad, la mayoría de los invitados que acudieron al llamado eran los mismos que, por subordinación, conveniencia u “órdenes de arriba”, ya le han manifestado su respaldo. No faltó quien dijera que ese músculo político fue muy trabajado. Lo cierto es que buena parte de los comentarios motivados por la fiesta del alcalde fueron negativos; desde las redes sociales ocultas en el anonimato, se ven claramente dos perfiles: los infiltrados del fuego amigo y los detractores de siempre del grupo en el poder estatal. Algunos se preguntan si era necesario exponerse con tanto despliegue para un evento que en esencia se presume “privado”. Mismo cuestionamiento que se ha hecho a los otros festejos mencionados. Cabe recordar una máxima y una sabia conseja popular: “la esposa del César además de ser virtuosa, debe parecerlo” y “para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo”.
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El que se prepara para hacer su propia demostración de músculo es el senador panista Luis Fernando Salazar, quien de aspirar a la alcaldía torreonense ahora sueña con alcanzar la gubernatura de Coahuila. El llamado “Hooligan” va a presentar el sábado próximo su cuarto informe legislativo, acto que, como también se ha hecho costumbre entre los integrantes del Congreso, le servirá de pretexto para medir fuerzas con otros suspirantes y hacer gala de sus intenciones de pelear por ser el primer gobernador de la alternancia en la provincia. Al terminar el acto oficial de su informe, don Luis se trasladará a otro recinto en donde ha organizado una comida a la que se espera que asistan, además del Pastor Nacional del PAN, Ricardo Anaya, los gobernadores en funciones y electos de casi todos los estados pintados de azul. No obstante, nos llegan reportes de nuestros subagentes de que, al ver la reacción que generó entre un sector de la ciudadanía la fiesta del edil de la Perla de La Laguna, Salazar optó de última hora por moderar el convite que también pintaba para ser espléndido, y en su lugar dejar sólo un platillo mexicano, para que no digan. Habrá que ver de qué platillo se trata, porque no es lo mismo arroz con frijoles que chiles en nogada. Pero más allá de esto, la mayor atención estará puesta en el poder de convocatoria que pueda tener el legislador aspirino, en cantidad y calidad. Para el acto oficial y la comida el número de invitados asciende a 2,000, ¿cuántos irán en verdad? ¿Estarán presentes los jerarcas nacionales, estatales y locales del partido? ¿Los gobernadores que se esperan? ¿Los Zermeño y los García Villa? Pero tal vez lo más intrigante es saber si acudirá Guillermo Anaya, otrora padrino del senador y hoy rival del mismo en la carrera por la candidatura. Y, en caso de asistir, qué tan cercano se mostrará con el “Hooligan”, que ha agarrado vuelo en los últimos meses y, dicen, ya se siente el ungido de su partido. Por otro lado, el reclamo de usuarios de telefonía ha comenzado a crecer con respecto a las llamadas cada vez más frecuentes que está haciendo el senador suspirante para dar a conocer a través de una grabación su trabajo en la cámara alta. Esos gastos de gestoría rinden bastante por lo visto.
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A propósito de la competencia al interior del PAN entre don Memo y don Luis, el primero no quiso quedarse atrás en eso de poner su rostro sonriente en las calles de Torreón. Y es que, en respuesta a los espectaculares del senador Salazar que con motivo de su informe ha colocado en puntos estratégicos (habrá que ver a qué costo y de dónde), Anaya ha colocado los suyos muy cerca de donde están los de su contrincante interno. Pero como el también exalcalde torreonense no cuenta hoy con cargo público alguno, por lo que carece de pretexto para publicitar su imagen, se sacó de la manga una revista llamada sugerentemente “Panorama”, que nadie sabe en dónde se vende o circula, y puso su foto en la portada de la misma para poder a su vez promocionar ésta en los anuncios espectaculares. Menuda forma de burlar la legislación electoral que prohíbe -en teoría- los actos anticipados de campaña, ya que don Memo podrá argumentar que él no se está haciendo promoción sino la revista, aunque en los anuncios aparezcan verdadero lemas de campaña, recordemos a Manuel Velasco gobernador de Chiapas, promocionándose en una revista del corazón de la Capirucha del Esmog. Lo que son las cosas, aquellos que han trabajado por construir -en teoría- mejores leyes electorales, Anaya fue diputado federal y senador, son los primeros en encontrar la manera de darle la vuelta.
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Otro que ha agarrado vuelo con toda la revoltura que hay en el río de la vida política estatal y sus múltiples suspirantes, es el Profe Humberto Moreira. En estos días de convites y destapes han cobrado fuerza nuevamente una imagen y un video publicados hace varias semanas ya. La primera es una fotografía del “Improcesable” con su familia publicada en Facebook en donde se le ve lavando los trastes con una nota al pie que pondera la “humildad” del personaje que, en vez de la ostentación tan de moda ahora, prefiere la “sencillez” de la reunión familiar. Claro que en esa misma sencillez no se aclara el destino de la megadeuda, sólo por decir algo. El video es una especie de spot de muy humilde -para estar a tono- factura en el que aparece Édgar Puente, dirigente del Partido Joven, “el partido de la gente” -que de joven no tiene mucho, ni mucha gente tiene-, describiendo todas las “cualidades” de un político que, sin mencionarlo, se sabe que es don Humberto por las obras que aparecen de fondo que fueron hechas en su sexenio. El mensaje está construido a manera de promocional preventivo, tipo “próximamente, no te lo pierdas”, pero aplicado a alguien que piensan lanzar como candidato en las elecciones de 2017. Lo que no se sabe es si ese “alguien”, que todos saben que es el Profe, va para diputado local o alcalde de la Urbe de Adobe. Lo cierto es que, después de la megadeuda, cualquier cosa pueda pasar en este hermoso estado.
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Conforme pasan los días comienza a quedar claro por qué los recursos no alcanzaban en la pasada administración de Gómez Palacio que encabezaba José Miguel Campillo. Y es que hasta ahora, el ayuntamiento presidido por Leticia Herrera ha dado a conocer que más de 150 personas trabajaban -es un decir- como “comisionados” que es una manera de llamarle a los aviadores. Con semejante fuerza aérea que su único esfuerzo era acudir a cobrar, se entiende que las anteriores autoridades no tuvieran para atender las necesidades de la ciudadanía, que son bastantes. A lo anterior, hay que sumar que el gobierno estatal, entonces encabezado por Jorge Herrera Caldera, acaparó la recaudación de muchos de los recursos que antes se quedaban en el municipio sin que las autoridades locales dijeran ni pío. Pero ahora doña Leticia ha comenzado a subir la voz con el nuevo gobernador, José Rosas Aispuro, para que restituya dichos recursos. Habrá que ver si el “Güero” Aispuro aguanta que le hablen golpeado.
